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Dudas sobre migración, en el corazón de elecciones inglesas

El crecimiento migratorio ha generado un inconformismo en toda Gran Bretaña

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Dudas sobre migración, en el corazón de elecciones inglesas
En esta fotografía del sábado 21 de marzo de 2015 se ve un local de European Market en Boston, Lincolnshire, Inglaterra. AP
BOSTON, GRAN BRETAÑA. Boston es el típico pueblo inglés: tiene una iglesia antigua, tiendas tradicionales, supermercados polacos y panaderías bálticas. El día de mercado, la gente sale a las calles en busca de apetitosas ofertas y es común escuchar tanto las lenguas de los habitantes recién llegados de Europa del Este, como el acento inglés de la localidad.

El fenómeno migratorio ha transformado a este pequeño poblado inglés en la última década. Al menos uno de cada ocho residentes proviene de Europa del Este y su población ahora está creciendo al doble de la tasa nacional.

El cambio que está viviendo esta ciudad no es un fenómeno aislado; se vive en todo Inglaterra y ha generado un inconformismo en toda Gran Bretaña que está transformando el panorama político nacional en momentos en que los votantes se preparan para elegir a un nuevo gobierno, lo que hizo crecer el apoyo a los políticos que no pertenecen a los partidos tradicionales que centraron sus campañas en el tema migratorio.

Como ningún partido tiene una ventaja clara, es muy probable que la batalla electoral que culmina con las votaciones del siete de mayo divida aún más al Parlamento en un país ya políticamente fragmentado.

"Creo que hay demasiados extranjeros aquí en este momento", dijo Nigel Lote, un carnicero cuyos clientes, en su mayoría, pertenecen a la comunidad largamente asentada en Boston, que tienen unos 65.000 habitantes y que le dio el nombre a la capital del estado de Massachusetts en Estados Unidos.

"En estos momentos es ellos y nosotros", dijo. "No nos mezclamos con ellos".

A pocos pasos de esa carnicería se encuentra la calle West Street, un corredor comercial que ahora está en declive, pero dónde ahora pululan de tiendas de abarrotes, delicatessen y centros de información para la comunidad de Europa del este. Los estantes están abarrotados de comida popular del lugar como verduras encurtidas o pescado enlatados, y hay avisos de arriendo de habitaciones, de venta de coches de segunda mano y ofertas para trabajar en los campos que rodean a Boston.

Karolina Mediancevaite, que atiende a los clientes de una panadería lituana, hizo una pausa cuando se le preguntó si la gente era amable.

"Algunos", respondió. "Sería mejor si hablaban de tú y no te miraran como diciendo 'tú no eres de este país'''.

Robin Hunter-Clarke, candidato local por el Independent Party del Reino Unido, dice que Boston tiene "enormes problemas sociales".

"Hay algunas calles que la población local no quiere recorrer porque se sienten incómodos", dijo. "Y creo que eso es triste. Eso es debido a la gran cantidad de personas que han llegado a una ciudad pequeña".

UKIP, un partido político cuya popularidad ha aumentado rápidamente y cuya imagen ha cambiado pues antes era considerado una pandilla de derechistas y ahora es una fuerza política seria, ha sido el principal beneficiario de las inquietudes que genera la inmigración a Gran Bretaña.

El partido quiere que Inglaterra se salga de la Unión Europea, que cierre las puerta a los inmigrantes de la UE, que actualmente pueden trabajar en el Reino Unido sin problema, y crear un sistema de inmigración más restrictivo orientado a satisfacer las necesidades laborales de la Gran Bretaña.

UKIP niega que sea un partido racista o anti-extranjero, pero el simbolismo que utiliza raramente es sutil. El martes pasado el líder del partido, Nigel Farage, develó un poster de campaña con la promesa de reducir la inmigración. El afiche usaba una imagen de los blancos acantilados de la costa de Dover, con unas escaleras mecánicas pintadas con una leyenda que decía: "no fronteras, no control, la Unión Europea ha abierto nuestras fronteras a 4.000 personas cada semana".