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El Diario Vivir de Yaqui

Corrían los meses finales del 1986. El doctor Joaquín Balaguer había retornado a su residencia de poder en la Colina de San Carlos, en la que se había acomodado por 12 años continuos, ocupando antes escritorio señero al lado del Jefe, como secretario de la Presidencia, Vicepresidente y último Presidente de su Era. Lugar que le era familiar desde 1930, cuando fue sacado de una habitación en el Hotel Presidente e instalado en la Mansión Presidencial que ocupaban T y la consorte Bienvenida Ricardo, su pariente, para que ayudase en los discursos que el incipiente dictador pronunciaba en sus recorridos provinciales. Ya apoltronado otra vez en “la silla de alfileres”, JB se hizo rodear de un gabinete estrella en el que figuraban destacados antiguos adversarios -Antonio Imbert, Elías Wessin, Donald Reid, Julio César Castaños, Mario Read Vittini- y talentosos jóvenes profesionales como Carlos Morales, Ney Arias Lora, Fernando Rainieri, Norberto Quezada, Pedro Pichardo... La ofensiva hacia el legado de Jorge Blanco y el PRD no se haría esperar y fue inclemente, asegurando su estancia en Palacio por 10 años más.

La TV dominicana había entrado en una etapa dominada por lo que se llamó en la prensa farandulera, “la guerra de las papeletas”. Desatada en cierto modo por el empresario emergente Leonel Almonte, al adquirir medios como Rahintel con sus canales 7 y 11, propiedad de Pepe Bonilla, y atraerse a figuras estelares asociadas a otros espacios, como el libretista y productor Milton Peláez, el comediante Cuquín Victoria, la presentadora Julie Carlo y la polifacética Cecilia García. Quienes desarrollarían sus respectivos programas: Sabroshow, Con Cuquín, Estudio 7 y Cecilia en Facetas. Así como la psicóloga Nancy Álvarez con Sólo para Adultos. El liderazgo de audiencia lo tenía entonces Color Visión y su asociación con la productora Televisa y la poderosa publicitaria Retho. Desde la planta de la avenida San Martín se producían programas premium como los cotidianos El Show del Mediodía y De Noche, el sabatino Otra Vez con Yaqui y el dominical Gordo de la Semana, que reunieron a un tándem encabezado por Freddy Beras Goico y Yaqui Núñez. Y a los estelares ahora atraídos por Rahintel.

En la propia planta estatal RTVD, bajo la administración del empresario Adriano Rodríguez y el locutor Georgie Rodríguez -un querido compañero de colegio en el Evangélico Central-, se hacía una reprogramación para ponerla en pelea comercial. Con el veterano Mac Cordero a la cabeza -mi compañero de barrio y colegio- se lanzaba el meridiano Tapón de las 12. En Tele Cable Nacional el incansable Freddy Ginebra sacaba al aire En Primera Fila, con entrevistas y variedades. Nuestra Milagros Ortiz Bosch anunciaba su excelente serie Los Dirigentes, acompañando a Peña Gómez por el mundo para realizar entrevistas a personalidades de la política, entre ellos prominentes jefes de Estado.

En el mundo del espectáculo, del cual se alimentaban los shows de TV, Johnny Ventura mantenía su preferencia, compartida con Cuco Valoy, Félix del Rosario y una amplia gama de nuevas agrupaciones, entre las que destacaban Wilfrido Vargas, Bonny Cepeda, Conjunto Quisqueya, Los Hijos del Rey, Las Chicas del Can, junto a solistas como Fernandito Villalona, Sergio Vargas, Alex Bueno, Miriam Cruz, en el territorio del merengue. Solano se hallaba en París como embajador ante la UNESCO y Lope enrumbaba hacia Taiwán. Rhina, Maridalia, Sonia, Jacquelyn Estévez, Anthony Ríos brillaban en la balada y el bolero. Sonaban los discos de Charytin y Ángela Carrasco. 4-40 representaba un aire refrescante en la música popular, que apenas empezaba a levantar su portentoso vuelo con Juan Luis pilotando.

Ese era el panorama grosso modo cuando el empresario Pepín Corripio decidió adquirir en 1986 Tele Antillas. Fundada en 1979 como una empresa de televisión asociada a la editora del diario El Caribe, propiedad de Germán Ornes, en su momento representó un novedoso impulso modernizador con excelentes servicios informativos, reportajes especiales con libreto de Carlos Curie; programas de entrevistas como Postdata, a cargo de Antonio Emilio Ornes. Telenovelas, series de películas y shows pregrabados como Fiesta, que aprovecharon la veteranía exquisita de un Fernando Casado y facilitaron el lanzamiento de nuevas figuras como las juveniles Olga Lara y Vickiana, dos verdaderos fenómenos de popularidad.

Cuando Corripio adquirió Tele Antillas ya había incursionado en los medios de comunicación, al comprar en los inicios de los 80 Telesistema, una planta fundada por Waldo Pons y un grupo de origen puertorriqueño a mediados de los 70. Igualmente, ya su grupo empresarial operaba el vespertino El Nacional y la revista ¡Ahora! , cuyo dueño inicial fuera Rafael Molina Morillo. Y había fundado el matutino Hoy , un proyecto al cual me vinculé en su gestación, dirigido por mi fraterno Virgilio Alcántara. Fue en ese contexto que Pepín -un visionario dotado de especial sabiduría y perspicacia en el desarrollo de los negocios- decidió ofrecer a Yaqui Núñez del Risco hacerse cargo de un bloque de programación en Tele Antillas. Para lo cual -me consta- realizó una significativa inversión multimillonaria en equipamiento, escenografía, vehículos para unidades móviles y en cobertura de nómina para reclutar el personal ideal, conforme al criterio profesional de un veterano de la TV como Yaqui.

La propuesta de Yaqui apuntaba a hacer una televisión distinta. Más variada y ágil, que conjugara información, entretenimiento, consejos para el hogar, debate temático, entrevistas. Que educara con contenidos formativos bajo formatos innovadores y más ligeros. Que involucrara en la pantalla chica una diversidad de segmentos y rostros, muchos nuevos, para llegar a un público que cubriera varias generaciones e intereses. Y aprovechara asimismo las tecnologías al alcance de la comunicación, como el satélite, enfatizando además en la importancia de la imagen con tiros de cámara más audaces y en la calidad del sonido. En sus comentarios, Yaqui solía decir que aquí se “hacía radio en la televisión” y su idea era, fruto de su propia experiencia de aciertos y errores haciendo televisión positiva y rentable, sacar provecho máximo al medio con una producción colectiva. Aspiraba a trascender, no sólo como el sujeto canoso dotado de facilidad de expresión, sino como alguien que abrió puertas para que entraran ideas y gente que tenían mucho que aportar a la TV.

Su proyecto consistía en un súper bloque matinal, Diario Vivir –un optimista Joan Manuel Serrat ponía el tema despertador: “Hoy puede ser un gran día/ plantéatelo así…”. Que arrancaba bien temprano con el hermoso y vivaz rostro de Jatnna Tavárez en la pantalla, la calva ingeniosa de Ramón Emilio Colombo y el aplomo de Luis Eduardo Tonos. Una combinación que integraba a una joven doctora en leyes procedente de Rahintel, al ya curtido periodista formado en México y a un economista especializado en Chile con experiencia de Estado. Y continuaba con secciones diversas en las que intervenían Huchi Lora -que junto a Ángela Peña formaba parte del equipo de la producción general- Nexcy de León, Alex Jiménez, Euri Cabral, Chico Arias, la psicóloga y orientadora familiar Martha Beato, y la bella actriz cubana Aurora Collazo.

Bloque que culminaba con un almuerzo servido por el Restaurante Vesuvio, a cargo de la periodista de Hoy Marcia Facundo y del sociólogo José del Castillo, una mutual que contrastaba enfoques y que debía entrevistar al invitado del día, una personalidad del momento. Por allí desfilaron el buenazo de Luis Julián Pérez, gobernador del Banco Central; el canciller Donald Reid Cabral, el procurador general Castaños Espaillat, el arzobispo metropolitano López Rodríguez, el secretario de Salud Pública, Dr. Ney Arias Lora; los líderes empresariales del Consejo de Hombres de Empresa y la AIRD, los queridos José del Carmen Ariza y George Arzeno Brugal. El ingeniero Conrado Asencio, director del INVI. El fraterno Manolito García Arévalo, empresario y arqueólogo. El ingeniero Diego de Moya Canaán, de la Cámara de la Construcción. Y las figuras políticas que se disputaban entonces la escena pública.

En las tardes nuestro amigo presentaba El Show de Yaqui, en el cual participaban como conductores Martha Beato y el publicista Freddy Ortiz, quien luego pasaría a animar el Show del Mediodía. Los sábados otra súper producción vespertina de 4 horas con 8 secciones, Viva la Vida, reunía mucho talento joven que desplegaba sus iniciativas de comunicación y recreación. Bernardita García, Iván Ruíz, el historiador José Guerrero, el cineasta Juan Basanta, el actor César Olmos, entre otros. Luis Concepción, Alfonso Rodríguez, egresado de la Universidad de California en Los Ángeles, y Tommy García, jugaban roles claves en la producción técnica. Hoy jefe de comunicación y relaciones públicas de Brugal, cineasta consagrado y viceministro de Cultura, respectivamente. Onix Báez, Martha Checo, Patricia Nadal, Luis Gallardo y el Gordo Oviedo también desempeñaban roles en el entramado de Yaqui en Tele Antillas.

Esta experiencia televisiva duró poco tiempo, entre los meses finales del 86 y los iniciales del 87. Su suerte se vio afectada por los altos costos de producción y la baja rentabilidad en cuanto a la facturación publicitaria. Entre el artista de la comunicación que era Yaqui, que realizaba un sueño de vida, como me lo expresara con verdadero entusiasmo, y la dura realidad de los numeritos, se impuso esta última, pese al extraordinario respaldo financiero que supuso la inversión realizada por Pepín Corripio para relanzar a Tele Antillas y apuntalar las iniciativas de Yaqui. Un nuevo concepto, enfocado en hacer del canal un medio esencialmente informativo, complementado con excelentes telenovelas brasileiras y ahora las taquilleras narco modélicas colombianas, se impuso en reemplazo.

Así es la vida. Así el diario vivir. “Hoy puede ser un gran día/ duro con él”.