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Las FARC podrían morir a los 50 años

Una paz para la que las FARC ponen como condición que esté mapuntalada con "justicia social"

BOGOTA. La guerrilla de las FARC, que cumplirá el 27 de mayo 50 años de lucha armada, podrían morir a lo largo de los próximos doce meses de prosperar el proceso de paz que adelanta en Cuba con el Gobierno de Colombia, el intento más realista de acabar con un conflicto armado de medio siglo.

Una paz para la que las FARC ponen como condición que esté mapuntalada con "justicia social", lo que de conseguirse daría paso a una nueva era tras 50 años de guerra que han marcado la vida de varias generaciones de colombianos.

Razones objetivas no faltan, ya que desde que comenzaron las negociaciones, en noviembre de 2012, se han logrado tres acuerdos sobre el problema de la tierra, la causa del nacimiento de las FARC; participación política de los desmovilizados; y drogas, las que han

financiado en parte el conflicto durante los últimos 20 años.

Esa es la dinámica que siguen los líderes ideólogos desde hace año y medio, cuando se cristalizó el deseo conciliador y al que el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, dio luz verde justo dos
años después de tomar posesión, en agosto de 2012.

 


Para ese momento, las partes llevaban negociando en secreto varios meses, habían pactado una agenda concreta para negociar los temas de fondo, una metodología de ciclos de trabajo de once días

seguidos en Cuba y un clima de confidencialidad bajo una condición inamovible del Gobierno: negociar en medio del conflicto.

Eso ha provocado que las FARC, con 7.200 combatientes según la inteligencia militar y 11.000 según estudios independientes, sigan luchando en selvas y montes contra una fuerza pública superior en

número y armamento porque, por orden presidencial, no se debe ceder "ni un milímetro".

Los negociadores de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) insisten en la necesidad de un alto el fuego bilateral, pero el Gobierno se opone con el fin de evitar que, como

en el pasado, la tregua fortalezca a la guerrilla.

Y es que Colombia ha apostado hasta una docena de veces a la paz con éxitos relativos para otras guerrillas menores y fracasos

rotundos en el caso de las FARC.

Los intentos más recientes se llevaron a cabo durante los gobiernos de Belisario Betancur (1982-1986) y Andrés Pastrana (1998-2002), en ambos casos sin resultados.

El de Betancur dio lugar a un acuerdo con las FARC por el que se creó el partido de la Unión Patriótica, que terminó siendo víctima de un genocidio con el asesinato de más de 4.000 de sus integrantes

por paramilitares y agentes del Estado.

Y en el caso de Pastrana, la guerrilla contó con una zona de despeje en el Caguán, un territorio similar en tamaño a Suiza, en el que consolidó su poder sin lograr la paz.

Ahora, la confrontación en el campo de batalla no se detiene, siguen las ofensivas militares y los atentados de las FARC, aunque con mucha menos intensidad que antes de iniciar el diálogo.

Y en paralelo discurre el proceso en Cuba, literalmente en una isla, donde se prefiere no ver ni mirar lo que ocurre al interior de Colombia para evitar otro fracaso.

El resultado es que en La Habana se ha llegado más lejos que nunca. En un año y medio han logrado consensuar sobre tres puntos y el presidente Santos confía en que el acuerdo final se alcance antes de fin de año.

Ya con 50 años cumplidos, las FARC retomarán el ciclo 26 el próximo 2 de junio para tratar los temas restantes, relativos a las víctimas y fin del conflicto, que incluye desmovilización y dejación de las armas, para, por último, afrontar el último punto referido a la ratificación e implementación del acuerdo final.

Si lo negociado era espinoso, lo que viene no es una tarea fácil, pues se trata de definir las responsabilidades del conflicto, los compromisos con las víctimas de las partes y la forma en que las FARC desintegren su estructura guerrillera.

En un artículo publicado recientemente en su página de internet titulado "Los guerrilleros de las FARC queremos la paz con justicia social", la insurgencia deja clara su visión.

"Para el establecimiento (poder) la paz es la entrega de armas, la traición y la desmovilización; sin cambios, sin equilibrio político, económico y social para las inmensas mayorías pobres de este país. Para las FARC el concepto de paz tiene otro significado, y es la paz con justicia social", expone el artículo.

Si se logra esa anhelada paz, Colombia habrá pasado para siempre de página, independientemente de que no haya garantías para detener toda la violencia en el país, donde operan otros grupos armados, especialmente los herederos de las paramilitares Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) que se desmovilizaron en 2006.

Muchos de los integrantes de las AUC se pasaron a las filas de mafias del crimen organizado y el narcotráfico y no se descarta que guerrilleros en desacuerdo con los resultados obtenidos en Cuba sigan los mismos pasos.

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