Uribe y Cepeda, viejos enemigos que afilan armas en el Congreso colombiano
Diario Libre
BOGOTÁ. Los senadores Álvaro Uribe e Iván Cepeda, representantes del derechista Centro Democrático y del izquierdista Polo Democrático Alternativo, respectivamente, son las dos figuras más antagónicas del nuevo Congreso que hoy se instala en Colombia, donde ya comenzaron a mostrar algunas de sus armas políticas.
Las formaciones de ambos políticos, que paradójicamente estarán por primera vez juntos en la oposición, ya dieron un pequeño adelanto de los temas sobre los que rotarán sus debates, situados en las antípodas.
De un lado está el inédito regreso de un expresidente al Senado, encarnado en la figura del popular Álvaro Uribe, quien llega a la Cámara alta como segunda fuerza más votada con 20 senadores, un éxito mayúsculo, puesto que su formación se presentaba por primera vez a unos comicios.
Uribe ratificará sus críticas al desarrollo del proceso de paz y, sobre todo, las consecuencias penales para los implicados, y propondrá para ello dos reformas a la Constitución de 1991 destinadas a proteger a las Fuerzas Militares.
Una de ellas será la revisión de todas las condenas impuestas a miembros de la Fuerza Pública (Fuerzas Militares y Policía Nacional) por "eventuales delitos relacionados con el servicio desde el 1 de enero de 1980".
Para ello propone crear un alto tribunal cuyas sentencias serían inapelables.
"Pensamos que en nuestro Estado Social de Derecho, las soluciones jurídicas a los integrantes de las Fuerzas Armadas no deberían estar condicionadas a acuerdos entre Gobierno y el terrorismo", sostuvieron los uribistas en relación al proceso de paz que el Ejecutivo de Juan Manuel Santos mantiene con las FARC en Cuba.
En el mismo sentido, el Centro Democrático propondrá que se delimite la competencia para juzgar delitos cometidos por integrantes de las Fuerzas Armadas, de manera que siempre tenga exclusiva potestad la Justicia Penal Militar.
Pero si Uribe desea conseguir éstas reformas, deberá superar el pulso legislativo que le ofrece su mayor rival ideológico, Iván Cepeda, un férreo defensor de los derechos humanos e histórico acusador de Uribe, quien está decidido a que se investiguen los presuntos nexos del expresidente con paramilitares y el narcotráfico.
Con este objetivo, el senador del Polo Democrático Alternativo radicará hoy mismo ante la mesa directiva del Senado la proposición para realizar el debate de control político sobre los "eventuales o presuntos nexos" de Uribe con grupos delictivos.
A esta iniciativa se sumará el próximo martes, fecha en la que se celebrará la primera sesión plenaria del Senado, una petición para que se le solicite a la Corte Suprema de Justicia analizar cuáles de los más de 200 procesos contra el senador de Centro Democrático puede juzgar, ahora que el expresidente se convierte en senador.
"Muchos de los episodios que se le imputan al hoy congresista Álvaro Uribe no han tenido ningún avance en materia de investigación. Esta puede ser una oportunidad para que se revise esta situación por parte de la justicia", afirmó Cepeda.
Otra de las ambiciosas propuestas del partido de izquierdas será eliminar el servicio militar obligatorio, en un país que acumula 50 años de conflicto armado, en lo que se constituye otro ejemplo de distanciamiento que aguarda a la oposición colombiana durante los próximos cuatro años.
Las formaciones de ambos políticos, que paradójicamente estarán por primera vez juntos en la oposición, ya dieron un pequeño adelanto de los temas sobre los que rotarán sus debates, situados en las antípodas.
De un lado está el inédito regreso de un expresidente al Senado, encarnado en la figura del popular Álvaro Uribe, quien llega a la Cámara alta como segunda fuerza más votada con 20 senadores, un éxito mayúsculo, puesto que su formación se presentaba por primera vez a unos comicios.
Uribe ratificará sus críticas al desarrollo del proceso de paz y, sobre todo, las consecuencias penales para los implicados, y propondrá para ello dos reformas a la Constitución de 1991 destinadas a proteger a las Fuerzas Militares.
Una de ellas será la revisión de todas las condenas impuestas a miembros de la Fuerza Pública (Fuerzas Militares y Policía Nacional) por "eventuales delitos relacionados con el servicio desde el 1 de enero de 1980".
Para ello propone crear un alto tribunal cuyas sentencias serían inapelables.
"Pensamos que en nuestro Estado Social de Derecho, las soluciones jurídicas a los integrantes de las Fuerzas Armadas no deberían estar condicionadas a acuerdos entre Gobierno y el terrorismo", sostuvieron los uribistas en relación al proceso de paz que el Ejecutivo de Juan Manuel Santos mantiene con las FARC en Cuba.
En el mismo sentido, el Centro Democrático propondrá que se delimite la competencia para juzgar delitos cometidos por integrantes de las Fuerzas Armadas, de manera que siempre tenga exclusiva potestad la Justicia Penal Militar.
Pero si Uribe desea conseguir éstas reformas, deberá superar el pulso legislativo que le ofrece su mayor rival ideológico, Iván Cepeda, un férreo defensor de los derechos humanos e histórico acusador de Uribe, quien está decidido a que se investiguen los presuntos nexos del expresidente con paramilitares y el narcotráfico.
Con este objetivo, el senador del Polo Democrático Alternativo radicará hoy mismo ante la mesa directiva del Senado la proposición para realizar el debate de control político sobre los "eventuales o presuntos nexos" de Uribe con grupos delictivos.
A esta iniciativa se sumará el próximo martes, fecha en la que se celebrará la primera sesión plenaria del Senado, una petición para que se le solicite a la Corte Suprema de Justicia analizar cuáles de los más de 200 procesos contra el senador de Centro Democrático puede juzgar, ahora que el expresidente se convierte en senador.
"Muchos de los episodios que se le imputan al hoy congresista Álvaro Uribe no han tenido ningún avance en materia de investigación. Esta puede ser una oportunidad para que se revise esta situación por parte de la justicia", afirmó Cepeda.
Otra de las ambiciosas propuestas del partido de izquierdas será eliminar el servicio militar obligatorio, en un país que acumula 50 años de conflicto armado, en lo que se constituye otro ejemplo de distanciamiento que aguarda a la oposición colombiana durante los próximos cuatro años.
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