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El problema de fondo del paramilitarismo sigue sin resolverse en Colombia

María Teresa Ronderos advirtió que se debe "vigilar" a las actuales bandas criminales que proliferan

BOGOTÁ. El problema de fondo que motivó la aparición de los grupos paramilitares que sembraron el terror con sangrientas masacres en Colombia en los años ochenta y a finales de los noventa sigue sin resolverse, aseguró a Efe la periodista colombiana María Teresa Ronderos.

Especializada en el conflicto armado, Ronderos ha dedicado años a rastrear las conexiones entre grupos paramilitares y narcotráfico, así como las condiciones que alumbraron su nacimiento y que aún hoy, ocho años después de la desmovilización de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), persisten.

"Los principios básicos de su modo de operar eran ese matrimonio con el narcotráfico y digamos un vacío inoperante, unos intereses políticos y económicos pero también unas políticas nacionales o una visión nacional del país muy precaria, y en ese sentido el problema de fondo sigue sin resolverse", dijo en entrevista con Efe.

Por eso, Ronderos deja entrever en su último libro, "Guerras recicladas. Una historia del paramilitarismo en Colombia", trazos de lo que podría hacerlos resurgir de nuevo.

Los paramilitares, nacidos originalmente como "autodefensas unidas campesinas", se presentaron como grupos de resistencia a la guerrilla, pero pronto su lucha se enfocó contra la población civil bajo el amparo de decenas de personalidades políticas y funcionarios de toda índole, que la Justicia ha juzgado ya en más de 65 casos.

Se vivieron dos etapas de terror, la primera en los años ochenta y, tras una momentánea desaparición, volvieron a finales de los noventa.

"En parte eran movimientos distintos porque eran momentos distintos del país, pero hay un modelo que sí se cuajó en los ochenta que se parece mucho, y que tiene que ver con el narcotráfico", afirmó Ronderos, que considera que el movimiento se "recicla".

En este sentido, advirtió que se debe "vigilar" a las actuales bandas criminales que proliferan en Colombia.

"No me atrevo a afirmar que las bandas criminales son neoparamilitares, lo que sí me parece es que hay que mirarlas con cuidado", apunta.

En común con los paramilitares, indicó, presentan la característica de ser jóvenes que "normalizan la muerte como manera de resolver los problemas", así como los ingentes ingresos que reciben por minería ilegal, narcotráfico o contrabando.

"Además, muchos de sus jefes eran paramilitares antes. Han asesinado a yo no sé cuantos lideres sociales. Si fueran bandas puramente criminales pues solo matarían policías o gente que se les atraviesa en el negocio pero en realidad están haciendo asesinatos políticos", añade.

Ronderos habla con la seguridad que le otorgan los centenares de relatos recogidos en el portal Verdad Abierta, que creó en 2008 para desgranar los miles de testimonios que en ese momento exponían los desmovilizados en los tribunales del país.

Aseguró que este libro, aunque ha bebido mucho de ese trabajo colectivo, ganador de tres premios Simón Bolívar de periodismo, incluye testimonios y documentos nuevos con los que hila una historia que recoge "un contexto de qué pasó y por qué pasó".

En el trabajo de dos años previo a su redacción, Ronderos aún tuvo capacidad de sorprenderse ante los datos que conectan a paramilitares y al narcotraficante Pablo Escobar.

"Fue sorprendente la conexión entre la persecución a Escobar por parte de los "Pepes" (acrónimo del grupo "Perseguidos por Pablo Escobar", formado por sus enemigos del Cártel de Cali y estructuras paramilitares), y los paras, cómo lo uno lleva a lo otro", afirma.

También, las conversaciones que los paramilitares mantuvieron antes de su desmovilización, donde "decían cosas impresionantes, se sienten como los representantes del Estado".

Ronderos reconoce que su libro aparece en "una coyuntura rara", pues el debate sobre "paras" ha vuelto a encenderse en Colombia con la llegada de víctimas de este actor armado a los diálogos de paz en La Habana y el debate sobre los presuntos nexos del expresidente Álvaro Uribe con ellos que abordó el Senado recientemente.

Con su historia del paramilitarismo, Ronderos confía en que muchos colombianos "entiendan el nivel de dolor y barbarie" que causaron estos grupos, y que a su juicio ha quedado distorsionado por la "gran propaganda del Estado para mostrar que la guerrilla es la que más daño está haciendo".
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