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Bosch dubitativo en Venezuela

El 12 de diciembre de 1960, un Juan Bosch dubitativo escribía en inglés impecable desde Caracas -donde residía junto a su familia- a Sacha Volman, un rumano naturalizado norteamericano que fungía como directivo del Instituto Interamericano de Educación Política que operaba en Costa Rica con el auspicio del ex presidente José Figueres. Dedicado a formar jóvenes líderes de los partidos de la izquierda democrática de la región: Liberación Nacional de Costa Rica, Acción Democrática de Venezuela, Popular Democrático de Puerto Rico, Liberal de Honduras, Liberal de Colombia, Aprista Peruano, MNR de Bolivia, Revolucionario Guatemalteco, Revolucionario Cubano, Revolucionario Dominicano. Ganador en las elecciones del 58 tras la caída de Pérez Jiménez, gobernaba Venezuela Rómulo Betancourt, de Acción Democrática y compadre de Bosch, en coalición con los socialcristianos de Caldera y la URD de Jóvito Villalba. Antes, había presidido entre 1945/48, rompiendo relaciones con el régimen de Trujillo y brindando apoyo a la frustrada expedición de Cayo Confites de 1947. La mayor amenaza armada que tuvo el déspota, respaldada por los gobiernos de Cuba, Guatemala y Venezuela.

En un Caribe todavía no balcanizado, los combatientes contra las dictaduras operaban como una red de intercambios solidarios. Así, los venezolanos dieron apoyo a Fidel Castro en Sierra Maestra. Colectas de fondos, respaldo mediático y envío de armas -como el avión con material bélico, a bordo el exiliado dominicano Enrique Jiménez Moya, el mismo que se sumó a la guerrilla cubana y luego comandó la fuerza expedicionaria del 14 de Junio del 59. Una operación facilitada por el vicealmirante Larrazábal, jefe de la junta provisional que reemplazó a Pérez Jiménez, agenciada por exiliados de la Unión Patriótica Dominicana en Venezuela. A resultas, tras su entrada triunfal a La Habana el 1ro de enero del 59, Fidel Castro fue recibido el 23 de enero en Caracas con fervor multitudinario. Exclamando en su discurso: "Desde que vengo a Venezuela -y no sé distinguir a un venezolano de un cubano, de un dominicano-, cuando me ocurre lo que me ocurría hoy, que muchos me decían: '¡Trujillo ahora!, ¡Trujillo ahora!, ¡Trujillo ahora!', y me lo decían con tanto enardecimiento que yo me preguntaba: ¿Serán venezolanos o serán dominicanos? Pero es imposible que haya tantos dominicanos aquí, estos tienen que ser venezolanos y están hablando como dominicanos".

De allí que la próxima tarea de esta red solidaria fuera propiciar el derrocamiento de Trujillo, con el apoyo de Cuba y Venezuela, formándose una fuerza multinacional encabezada por los exiliados agrupados en el Movimiento de Liberación Dominicana. Un frente de grupos de ideologías diversas al que concurrían núcleos establecidos en Venezuela, Cuba, Puerto Rico, Estados Unidos, bajo un programa mínimo revolucionario y el objetivo puntual de liquidar la dictadura. El PRD de Bosch y VRD encabezada por Horacio Julio Ornes se abstuvieron de participar en el proyecto. Al fracasar la expedición, Bosch recibió críticas entre el exilio radicado en Caracas, las más fuertes de los radicales de izquierda. Trujillo endureció la represión fusilando a los expedicionarios, llenó las cárceles de jóvenes, cargó contra la Iglesia, la OEA, Fidel, Betancourt y EEUU. Asesinó a las Mirabal.

El 24 de junio del 60 Betancourt sufrió un atentado con explosivos orquestado por Trujillo, que casi le cuesta la vida, dejándolo con severas quemaduras. La OEA impuso en agosto sanciones diplomáticas y económicas al régimen dominicano, ampliadas en enero del 61. Ruptura de relaciones, boicot a la venta de armas, combustible, vehículos de carga. EEUU congeló el dinero de nuestra cuota azucarera en el mercado preferencial. En el 61 Betancourt enfrentaría levantamientos militares alentados por el Partido Comunista y el MIR, y las guerrillas urbanas de las FALN, apoyadas por Cuba. En ese contexto se produce la misiva de un Bosch visiblemente desencantado ante el enfoque regional blandengue hacia Trujillo. Los ataques izquierdistas y la pasividad de líderes de AD.

"Hace pocos días envié a la dirección del Padre Núñez unas breves palabras para ser leídas a los estudiantes del Instituto al finalizar el curso, que será el 17 de este mes. Ellas expresan mi pensamiento sobre la actitud de América Latina hacia el problema de la tiranía. Todos nosotros soñamos con ser héroes o que algún héroe nos libere. Algún día quizá me siente a escribir un ensayo serio sobre este asunto. Por ahora, tengo muchas dudas de que pueda surgir un héroe en Santo Domingo. El único medio para exterminar el grupo de Trujillo es destruyéndolo con un poderoso y violento golpe, y la única vía para ejecutar ese golpe es agrupando de manera conjunta una fuerza internacional que pueda iniciar una nueva era de responsabilidad común de América en el destino de cada uno de sus pueblos.

Esto fue lo que más o menos dije aquí en una reunión en julio pasado en la cual don Pepe (Figueres) y Aureliano (Sánchez Arango) estuvieron presentes. Admito que mi teoría no está a la moda y en consecuencia me mantengo apartado del camino que están siguiendo aquellos que aspiran a ser héroes. Yo tengo ahora más de cincuentaiún años; he vivido cerca del centro del poder y he tenido que pelear muy intensamente en las luchas políticas de nuestros países; cada día estoy más desilusionado, tanto así que no puedo continuar esperando que estos pueblos -y especialmente el de mi propio país- sean capaces de gobernarse a sí mismos democráticamente en los pocos años que me quedan por vivir.

La situación en Santo Domingo hoy es mucho peor que hace un año. Trujillo no había estado tan fuerte como en los meses finales de este año, mientras que el pueblo dominicano nunca había estado tan inerte e incapaz de luchar contra la tiranía. En mi país la ola de terror es tan grande que si se lanzaran miles de armas desde el aire, no hay quien se atreva a apoderarse de una sola. Por otro lado, el tipo de cosa que tuvo lugar en Sierra Maestra está desacreditado en América y nunca más va a volver ocurrir, incluso en Cuba -un país donde cualquier cosa siempre es posible. De los ciento diez exiliados que salieron de Santo Domingo este año, no hay uno solo que no sea un fidelista o un comunista; la única forma en que se les puede diferenciar es diciendo que éste es menos fidelista que el otro.

Querido amigo Sacha, mi visión de América Latina está cambiando cada día. La tremenda desigualdad económica y social y la desunión en que estos pueblos existen; su falta de educación; la mala preparación de sus líderes en cada aspecto de la actividad colectiva; la sorprendente extensión de ambición personal e intención maliciosa que se encuentra entre estos líderes, todo tiende a hacer que los hombres como yo dediquen su vida a la tarea de enseñar -a ver si esto dará sus frutos algún día- en lugar de gobernar o dirigir hombres.

En cuanto a lo demás, estoy convencido que cualquier acción contra Trujillo resultará infructuosa a menos que se trate de un ataque abierto y completamente demoledor, tan poderoso que él sea derrocado en una hora. Y yo he tenido tantos fracasos en mi propia vida que me resisto a agregar uno más a la lista. Entiendo que en los Estados Unidos hay ciertos grupos importantes que están dispuestos a ayudar al pueblo dominicano en su lucha por la libertad, pero estos grupos sólo están pensando en términos de otra Sierra Maestra, tan poderoso fue el impacto alcanzado por la milagrosa victoria de Fidel Castro en Cuba. E incluso si una Sierra Maestra dominicana alcanzara el éxito, yo declino participar porque creo que podría ser fatal para el futuro de toda América producir otro héroe de montaña en cualquier parte de nuestro hemisferio. Otra victoria barbuda -una sola más- ya sea de derecha o de izquierda, podría enviar millones de jóvenes a las montañas; porque la nueva generación latinoamericana no tiene inclinación al estudio y no tiene la virtud de enfrentar la vida en un mundo lleno de trágicos problemas, bajo la creencia de que el camino hacia la gloria, el poder y la fortuna es por medio de la revolución armada.

Estamos viviendo un período extremadamente confuso en América. Ni en los Estados Unidos ni en nuestros países hay personas lo suficientemente valientes para impugnar la propaganda comunista, la cual ha hecho de la llamada 'no-intervención' una sagrada reliquia de santo. Todo el mundo tiene miedo. Esta es una hora de miedo en el Nuevo Mundo. Y debido al temor del escándalo, aquellos que deberían dar un paso adelante y hacer frente a los problemas abiertamente, buscan soluciones a medias, soluciones de conspiraciones. Sólo aquellos que no tienen miedo, como Trujillo y Fidel, son realmente fuertes, aunque esto nos duela reconocerlo. Combatir amedrentado a Trujillo es actuar estúpidamente. Si Trujillo no puede ser atacado por un bombardeo abierto, déjenlo estar donde él está; porque finalmente los únicos que pagarían con sus vidas serían el pobre pueblo dominicano.

He tenido que escribirte largamente y hablarte abiertamente porque me dices en tu carta del 21 de noviembre que el PRD debe reorganizarse y después yo debería organizar una amplia unidad entre los demócratas dominicanos. El PRD, tú debes saberlo, es perseguido por Trujillo y por los demócratas de América Latina. Las palabras pueden decir lo que quieran, pero son los hechos los que realmente cuentan, y los últimos son tan tristes que prefiero no hablar de ellos ahora. Yo espero tener una oportunidad para hacerlo en una ocasión más auspiciosa. Por el presente es suficiente para ti saber que vivo como un penitente: puse demasiada confianza en la gente y ahora no tengo más fe. Prefiero haber muerto cinco años atrás.

Por todos tus generosos deseos y por tu dedicación a la libertad de nuestros pueblos, yo siempre te estaré agradecido. Te he escrito hoy sólo para decirte estas pocas cosas y desearte felices Pascuas y el mejor Año Nuevo de tu vida."