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Una madre con Alzheimer

Habrá que cuidarla como a una recién nacida. Darle besos, abrazarla, cantarle tiernas canciones, arrullarla con caricias, bañarla, vestirla, caminar con ella de la mano, mirarla con dulzura y arroparla con cuidado. En ella se ha ido apagando la realidad. No recuerda. Sus hijos son extraños, desconocidos. No sabe lo que quiere ni lo que no quiere. Ya no se embellece como antes lo hacía. Aun así, esa madre florece. Esa madre crece en el corazón de quienes la aman. Su hijos, sus hijas, nietos, nietas, amigas y todo a su alrededor tiene que saber de que esa mujer que ayer fue la que repartió cariño, amor sin límites, quiere continuar como un rayo de luz en el cariño de los suyos. Todavía brilla en su cuerpo un sentimiento, que aunque no lo exprese con palabras, reluce en su mente. Una mente ya cansada, pero libre, donde aún crece lo que sintió y lo que vivió, todavía entrega su cariño.

Por eso, en el Día de la Madre Dominicana, mi pensamiento va hacia ella. Esa que hoy sentada en una mecedora, dependiente de la hija que la atiende, de la amiga que todavía la visita, es la mujer de siempre. La que mantiene el honor y la honestidad. La que estuvo desvelada por la fiebre que tenía un hijo. La que lloraba si los veía sufrir. La que fue su maestra, cocinera, lavandera, solidaria en sus proyectos. Esa madre que fue todo, está hoy como recién nacida y necesita que se haga por ella todo lo que ella hizo por los suyos. En ella el invierno de los años se tornó en primavera y sus ideas, ya ocultas, ahora florecen como botoncitos de flores diminutas, de diferentes aromas y colores.

Es una madre que, como todas las que todavía tienen salud y fuerza, continúan amando a los suyos. La que no espera nada en cambio. La que parece no estar en este mundo, pero sí lo está. Y como dice un poema: "Una madre es dulzura y no reproche. / Una madre es dulzura y comprensión. / Por ella nuestras penas se diluyen/ y por ella el dolor se hace canción…". Doloroso es cuando ella muere. Dejar el Alzheimer para pasar a otra vida, puede ser un alivio, pero la separación se convierte en lágrimas y con esas lágrimas se envuelven los recuerdos, las palabras, los gestos, las canciones, los deseos, de lo que fue la vida a su lado.

Quiero lo mejor de lo mejor a todas las madres dominicanas. Para mí este día tiene una esencia especial para aquellas que tienen ya sus ideas junto a las estrellas del cielo, envueltas en los olores de las flores que cultivó, arropadas por un dulce pasado que ya no las cubre. A ti "madrecita del alma querida, en mi pecho yo llevo una flor, no te importe el color que ella tenga, porque al fin tú, eres madre una flor…". Corazón si límite, de amor eterno, junto a todas las demás. Mis mejores deseos junto a muchos besos y abrazos.

Y a las que ya se han ido, como la mía, una oración que les llegue hasta el cielo. Y que sepan que las sentimos cerca, que compartimos con ellas nuestros momentos felices, viendo las estrellas, porque en cada una de ellas está su imagen.

Denver, Colorado

Esa madre que fue todo, está hoy como recién nacida y necesita que se haga por ella todo lo que ella hizo por los suyos.