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Fallece Tom Sharpe, el británico del güisqui y el puro de la playa de Llafranc

BARCELONA, España.- El escritor británico Tom Sharpe, uno de los grandes maestros de la narrativa humorística, falleció hoy a los 85 años en Llafranc, en la Costa Brava (noreste de España), donde residía desde hace 24 años, informó a Efe un portavoz de la editorial Anagrama.

Tomp Sharpe, que residía solo en una casa de Llafranc, en el municipio de Palafrugell (provincia de Gerona, en Cataluña), falleció hacia la una de la madrugada de hoy (23.00 GMT del miércoles) como consecuencia de unas complicaciones de la diabetes que padecía y que en los últimos días le habían dejado en estado de postración.

Tom Sharpe, conocido en buena parte del mundo como el autor de "Wilt", la obra que le catapultó a la fama, era conocido en la playa de Llafranc, en la Costa Brava de Gerona (noreste de España) donde vivía, como el británico del güisqui y el puro.

Como buen inglés, Sharpe era aficionado a este licor y también a los habanos, que gustaba de acompañar de una charla sin importarle demasiado quién era el interlocutor, ya fuera un vecino o un cliente del bar que frecuentaba.

Uno de esos vecinos Epifanio Castillo destacó hoy de Sharpe tanto su calidad humana como su aprecio por la "buena vida", sin obviar que se trataba de una persona "siempre dispuesta a hacerle favores a todo el mundo".

Sharpe compartía a menudo con Castillo güisqui y puros, gracias a que hablaba algo de inglés, porque el británico se negaba a utilizar el castellano o el catalán. "Disfrutaba a su manera sin hacerle daño a nadie", aseguraba este vecino de Llafranc, que recordaba las visitas de la familia del escritor -mujer, hijas y nietos-, que residía en Inglaterra a excepción de una de las hijas, que vive en Estados Unidos.

Tom Sharpe tenía un carácter "tozudo", hasta el punto de que, pese a sus achaques, como la diabetes que ha acabado con su vida o la peritonitis que sufrió en 2006, nunca renunció ni a puros ni a alcohol.

También le recuerdan así en el hotel Llevant, donde residió cuatro inviernos antes de comprar una casa, y en cuyo bar tenía incluso un vaso especial para tomar su güisqui, ya que no le gustaban los de tipo largo ni las copas de balón.

Actualmente, Sharpe se decantaba por el güisqui escocés "Famous grouse", aunque antes había consumido otros. La directora del hotel Carme Farrarons, recuerda cuando a principios de los años noventa del siglo pasado Sharpe llegó a Llafranc y decidió instalarse a diez metros de la playa para residir en invierno.

La familia permanecía en Inglaterra, adonde él regresaba en la época estival para evitar la masificación de turistas que buscan el sol de la Costa Brava. Farrarons recuerda a Tom Sharpe, durante esos años en los que estuvo instalado en su hotel, como una persona "muy metódica" en su trabajo, siempre con música de jazz de fondo.

Al acabar la jornada, se lanzaba a conversar con cualquiera de los clientes británicos que a menudo frecuentaban el establecimiento y explicaba pasajes de su vida, especialmente de su etapa en Sudáfrica.

"Siempre fue amable con todo el mundo", es la opinión compartida por todos los que trataron a Tom Sharpe en su etapa en España, en la que ejerció de fiel defensor de la sanidad pública y de crítico feroz con los ajustes que sufre el sector debido a la crisis económica.

Pese al declive físico de los últimos días, la doctora y amiga personal de Sharpe, Montserrat Verdaguer, ha desvelado que nunca le faltó al británico el vaso de güisqui con el que acabar la jornada ni el puro que lo acompañaba. Una declaración de principios digna del autor de "Wilt".