El escritor Cees Nooteboom considera a los libreros sus héroes

MEXICO.- El escritor holandés Cees Nooteboom, que está presentando en México su nuevo libro, "Cartas a Poseidón", con historias sobre anécdotas, recuerdos propios y mitologías, declaró
hoy que sus héroes son los libreros.

Candidato el año pasado al Nobel de Literatura, este novelista, poeta, traductor y viajero, habló en una entrevista con Efe de la inmortalidad de los dioses, la escritura, los nuevos tiempos, la política española y el mundo.

Nacido en La Haya hace casi 80 años, presenta su último libro "Cartas a Poseidón", en el que establece un diálogo con el dios griego para hablarle de las historias que imagina y contarle
"noticias del mundo".

Preguntado por los dioses o héroes de la vida real, Nooteboom recordó un cuestionario del también escritor Marcel Proust en el que se preguntaba por las heroínas de la vida diaria, y en el que la
mayoría mencionaba a las enfermeras.

"Yo diría a los libreros, la gente que trabaja en las librerías", explicó, antes de dar por hecho que la gente se inclinaría por "los astronautas o algo así".

Este premiado escritor que nunca acabó el bachillerato habló también de la inmortalidad de los dioses, con la que el ser humano, si la tuviera, perdería "la idea del final(...). Todo cambiaría"
porque tampoco morirían los familiares.

"Tendrías que visitar a tus bisabuelos en sus cumpleaños", bromeó después. "Sería un destino terrible (...). Por eso le pregunto a Poseidón cómo es ser inmortal", agregó.

"¿Nos desprecian (los dioses)?", se cuestionó. "O nos envidian porque se nos permite morir, y ellos tienen que vivir para siempre", añadió el autor, que dijo ser uno de los pocos que sigue acordándose
de ellos, como demuestra con su libro.

En la misma obra explica que la idea surgió en la terraza de un restaurante de Múnich, donde la servilleta llevaba el nombre e imagen de Poseidón: "Puede que eso sea una señal, que alguien quiera
comunicarme algo, y yo he aprendido a atender a ese tipo de señales".

Traductor de poesía española, catalana, francesa y alemana, su carácter políglota quedó demostrado al pasar con naturalidad en la entrevista del español al inglés, debido al cansancio que le producía un dolor en la espalda "por viajar tanto", medio bromeó.

Cees Nooteboom, viajero por los cinco continentes, descartó que ya conozca este mundo "sin fin" y que es "mucho más grande de lo que la gente cree", y puso como ejemplo el infinito desierto chileno de
Atacama: "Es como el paisaje de la luna, pero es fascinante".

Autor de libros como su primera novela "Philip and the Others" (1955, Premio Ana Frank), "El desvío a Santiago" (1992, en la que refleja su pasión por España) u "Hotel Nómada", dijo que los habitantes de este mundo comparten el temor a la muerte, el hambre en el caso de algunos y el deseo de amor y trabajo.

"Se cambia todo con las cosas electrónicas, Facebook (...) pero esencialmente a nosotros no nos cambia nada", comentó, a la vez que criticó algunos aspectos de las nuevas tecnologías, como la
"pérdida" que supone la progresiva desaparición de cartas como las que él dirige a Poseidón, o las redes sociales.

"Nadie puede ir con 4.000 amigos. Eres muy afortunado si tienes los o tres muy buenos amigos. Amigos reales", aclaró sobre unas redes sociales que no le impresionan.

El ganador de los premios Pegasus de Literatura, el Aristeion de la Literatura Europea y la Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes de Madrid, entre otros, negó tener miedo a la página en blanco
o la sequía creativa: "He escrito demasiados libros (como) para ener este problema. Algún día la página se llenará de tinta".

Con una casa en Menorca que visita cada verano, Nooteboom dijo leer la prensa española y lamentó la falta de consenso entre los políticos, necesario según él en una crisis: "Tienes que solucionar
las cosas con políticos trabajando juntos, y no unos contra otros".

Sin ideas aún de cómo será su próximo libro, Cees Nooteboom solo tiene planeado recuperarse de su dolor de espalda, volver a casa y regresar inmediatamente después a Menorca, para pensar y estar
tranquilo.

Diario Libre