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No le haga caso a la vecina

Me encantó conocer las recomendaciones que hizo la alergóloga, Dra. Patricia Latour, sobre las alergias. Yo, desde que volvía a Denver, desde República Dominicana, hace tres meses, al llegar, se me desató una tos tremenda, problemas respiratorios, mocos asquerosos que me salían junto con la tos, en especial en la madrugada y todo parecía una enorme gripe ¿tres meses con catarro? Me pareció que sería emprendiendo el camino hacia la otra vida. Fui al médico y los análisis descubrieron una alergia acompañada de asma que me venía produciendo una inflamación en la vía respiratoria. Lo que me estaba pasando en las primeras semanas era clasificada por varias amigas dominicanas y familiares tan solo como una gripe y me “recetaban” té de una cosa, pastillas de otro lado, unturas, etc. Por eso, como dice la Dra. Latour, “no se lleven de las vecinas” y consulte a un especialista clasificado antes de tratar sus alergias. Nada de los “purgantes” que les recomiendan sus vecinas, digo yo.

Es una realidad que el té de jengibre, de manzanilla y algunas otras cosas de la Madre Naturaleza, ayudan a eliminar ciertos dolores. Y no olvide, digo yo, que todas las medicinas están hechas con hojas, flores, raíces, semillas, de la Naturaleza. Yo tomo y me unto sábila porque me quita las manchas de la piel, me cicatriza las heridas y me sana las quemaduras. Eso lo tengo como un monumento sagrado, hasta rejuvenece las arrugas. Como “vecina”, le receté al Presidente Medina, para borrar esas manchas que le vienen de su propio gobierno, que se untara, antes de acostarse y de que su esposa lo besara, una buena porción de sábila. Ojalá haya seguido mi vecindad.

Pero bueno, con lo que me recetó mi especialista, estoy, día a día, mejorando. Porque es como dice la Dra. Latour, cuando una siente un dolorcito en cualquier parte del cuerpo, una tosecita que se repite a cada hora, no debe llevarse de lo que dice la vecina, sino consultar a su médico, pues todo aunque parezca igual en cada uno, cada quien tiene su cuerpo diferente, aunque parezca igual a lo que padeció esa vecina. Yo, tengo una tía, la única que me queda, que siempre te dice que lo que tienes es esto o lo otro y que debes tomar esto o aquello. Si le dicen que no, que lo que tienes es otra cosa, te mira con ojos calientes y te da la espalda. La quiero mucho, pero no sigo con sus opiniones médicas, ni sus recetas.

“Ay Siña Juanica, de por Dios, Siña Juanica, se me muere el niño y no tengo cuartos para la medicina, tengo el gallo bolo y la puerca bolanchina, por cuatro clavaos se los doy Siña Juanica. Se me muere el niño, tiene tosferina, me hace falta cuarto pa’ la medicina. Una curandera que hay en el batey dice que lo frote con rompe-saraguey, para terminar con el infeliz, vamos a bañarlo con ajitití.

Este es un merengue hermoso, con su compromiso con los que no tienen ni con qué comprar una aspirina, con los cañeros a los que no se les ha dado el dinerito de la jubilación y con otros que se toman lo que les dice la “vecina”.

Denver, Colorado