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Ecologista Mauricio Álvarez: Latinoamérica es donde más ecologistas se matan

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Ecologista Mauricio Álvarez: Latinoamérica es donde más ecologistas se matan
SAN JOSÉ (Costa Rica). Fotografía del 26 de abril de 2016 del presidente de la Federación Ecologista de Costa Rica, Mauricio Álvarez, durante una entrevista. (EFE)

SAN JOSÉ. El presidente de la Federación Ecologista de Costa Rica, Mauricio Álvarez, dijo que América Latina “es la región del mundo donde más ecologistas se matan y más problemas y tensiones existen con los recursos naturales”.

Álvarez señaló en una entrevista que “las guerras de baja intensidad que se producían por los conflictos sociales, se han trasladado a los recursos naturales”.

“Vemos hoy que el control de las cuencas o el establecimiento de proyectos petroleros e hidroeléctricos se convierten en batalla donde asesinan a cinco o seis ecologistas por proyecto en la región”, afirmó.

“Estos ecologistas son asesinados por determinados intereses no formalmente asociados a los proyectos. No estamos acusando a las empresas directamente, pero sí a los intereses asociados a determinados proyectos”, aseveró.

Según Álvarez, “el fantasma de la violencia institucionalizada de los años 70 y 80 sigue vivo en algunos ejércitos que tienen el mismo rol represivo que tuvieron en aquellos años y hoy, en algunos casos, están en asociación ilícita con grupos irregulares vinculados a pandillas y narcotráfico”

El activista lamentó que muchos de los casos de ambientalistas asesinados “se pierden en esa violencia tan estructural que viven estas sociedades”.

Álvarez, que también es profesor universitario, señaló el caso de Honduras, donde en los últimos años se han producido “más de cien activistas asesinados”.

“La gente depende muy directamente de los recursos naturales. Y el desarrollo se homologa en sacar a las comunidades de sus territorios y explotar la Naturaleza sin límites”.

“Es un círculo vicioso -explicó-. Se expulsa a la gente pero no se les integra al mercado porque son muy pobres y siguen dependiendo del agua y de la leña porque no pueden pagar la electricidad. Son comunidades indígenas que tienen otra concepción de los valores de consumo”.

Para Álvarez, generalmente cuando se hace la crítica al ecologismo, se le considera como un movimiento producto de cierta estabilidad de las sociedades burguesas o ricas.

“Sin embargo, en Latinoamérica, si bien tuvo un origen conservacionista ambientalista, cada vez tiene una realidad más social y de control de los recursos naturales en las comunidades”, pero “se piensa en grandes infraestructuras para resolver problemas y no en experiencias micro, que creo que es de lo que la sociedad está más necesitada”, aseguró.

Para el dirigente ecologista costarricense, en América Latina hay muchos partidos que se han aliado con el humanismo y han creado partidos verdes, como el chileno, y experiencias puntuales como en Argentina, pero lamentó las políticas destinadas a la extracción de recursos naturales en países socialistas como Venezuela, Bolivia, Ecuador y Brasil.

“No es casualidad que en todos los países socialistas se han establecido conflictos de criminalización de movimientos ecologistas e indígenas. Todos han tenido conflictos. En Ecuador hay más de cien personas criminalizadas por la protesta contra la Ley de Minería, o en Bolivia por la construcción de una carretera en la selva amazónica”, expresó Álvarez.

“Todas las materias primas se agotarán en algún momento por lo que su extracción será más cara y empobrecerá la región. Cada mina implica un consumo de agua y de electricidad exagerado. En Honduras se están realizando proyectos para dar energía a las mineras pero no se piensa en la calidad de vida de la gente”, advirtió.

Proyectos alternativos

El activista costarricense destacó que hay mucha inteligencia en las comunidades indígenas y campesinas “donde la sociedad podría aprender valores y modelos de sociedades distintas”.

“En Latinoamérica hay que construir proyectos alternativos. Existen movimientos campesinos donde se ve mucho potencial para repensar la sociedad y generar proyectos alternativos”, manifestó el ecologista.

Las redes sociales y la tecnología, dijo Álvarez, tienen su cuota de responsabilidad porque “la gente pierde su ruta: la vida se convierte en un fin y no en un medio para ser feliz. Hay que repensar. Replantearse valores que permitan otro mundo y otras formas de autonomía”.

Sobre la política ambiental de Costa Rica, el activista señaló que “está estancada desde hace 20 años, cuando se dieron políticas de protección que fueron ejemplo mundial, políticas que han quedado congeladas en el tiempo” para dar paso a “más conflictividad ambiental”.

“El agua es clave. La lluvia se ha reducido en casi un 75 % y se han dado conflictos por el acceso al agua. Hay una política contradictoria entre conservación y desarrollo, sobre todo en monocultivos”, afirmó.

“Nos hemos convertido en el primer exportador de piña mundial al tiempo que provoca que seamos los mayores consumidores de agroquímicos del mundo afectando a 12.000 personas con productos de los químicos de las piñeras que están presentes en las fuentes de agua”, aseveró.

“Hay leyes buenas pero no se cumplen. Hay leyes pero falta su aplicación y gestión social para que se cumplan”, finalizó.

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