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Clinton y Trump ante debate crucial en marcha hacia la Casa Blanca

Tanto Clinton como Trump llegan a este debate acosados por las interminables polémicas de las últimas semanas.

LAS VEGAS. Hillary Clinton y Donald Trump, que se presentan como polos opuestos en la carrera presidencial estadounidense, protagonizan este miércoles el último debate de la campaña, crucial para allanar el camino a la Casa Blanca en los comicios del 8 de noviembre.

Este debate, el tercero entre los dos aspirantes, representa la última oportunidad para presentar sus ideas y propuestas ante millones y millones de telespectadores en la recta final de la liza presidencial.

Los aspirantes deberán polemizar en torno a una agenda que incluye temas de inmigración, economía y el nombramiento de un juez en la Corte Suprema de Justicia.

Pese a que tenían una agenda predeterminada, los dos choques previos se convirtieron en un verdadero festival de golpes bajos, acusaciones cruzadas, discusiones sobre la vida sexual y hasta amenazas de prisión.

Clinton se mantuvo alejada de los actos públicos en los últimos días, concentrada en la preparación del debate, que tendrá lugar en la Universidad de Nevada, en Las Vegas.

En contrapartida, Trump sostuvo una intensa agenda de discursos públicos y reservó apenas algunas horas de cada día para abordar con sus asesores la estrategia a seguir en el debate.

“¡Esta es nuestra oportunidad!”, dijo Trump en la noche del martes en uno de sus actos públicos.

El debate será moderado por Chris Wallace, periodista de la red Fox News, normalmente alineada con el Partido Republicano y fuertemente crítica de la administración del presidente Barack Obama.

Para el analista John Hudak, del Instituto Brookings, Clinton “deberá hacer lo que hizo en los dos últimos debates: tratar de permanecer calma y dejar que Trump siga adelante con su proceso de autodestrucción”.

Polémicas sin fin

Tanto Clinton como Trump llegan a este debate acosados por las interminables polémicas de las últimas semanas.

En el caso de Trump, en los últimos días dedicó parte importante de sus discursos públicos a denunciar que la elección del 8 de noviembre será manipulada para garantizar la victoria de Clinton.

También se ha dedicado a golpear sin piedad a la prensa, a la que considera “deshonesta” por divulgar constantemente “ficciones” sobre él.

La agresiva retórica de Trump sobre la posibilidad de un fraude electoral llevó al presidente Obama a reclamar el martes que el polémico millonario “pare de quejarse”.

Consideró que Trump era “irresponsable” al cuestionar el proceso electoral, pues “no muestra el tipo de liderazgo y firmeza que uno desea ver en un presidente”.

El gobernador de Ohio, el republicano John Kasich, dijo que la posición de Trump era el equivalente a decir que “nunca aterrizamos en la Luna”.

En un acto público en Colorado Springs (Colorado, oeste), Trump suavizó sus denuncias, aunque mantuvo que “el sistema es manipulado por los donantes que dan centenares de millones de dólares a ‘Hillary la Tramposa’. Es un mal sistema”.

En otro momento de su discurso, Trump afirmó que “la prensa ha creado un sistema retorcido que envenena la mente de los electores”.

“O ganamos esta elección o perdemos el país”, comentó.

La seguidilla de escándalos por la controvertida relación de Trump con mujeres conoció este miércoles un capítulo de signo opuesto, cuando una experiodista de televisión denunció que Bill Clinton la había manoseado de forma indecente en tres oportunidades en 1980.

“Estoy convencida de que no soy la única mujer que ha sufrido este tipo de cosas por parte de Bill Clinton”, dijo Leslie Millwee en un video divulgado este miércoles.

¿Bengasi en la agenda?

Por su parte, Clinton volvió a ver esta semana su campaña empañada por la interminable polémica en torno al servidor privado de correo electrónico que usó cuando era secretaria de Estado, un escándalo que parece estar lejos de disiparse.

En el último capítulo de ese escándalo, el FBI divulgó el lunes un mensaje interno de un agente relatando un encuentro en 2015 con un funcionario del Departamento de Estado que presionaba para que la agencia policial bajara el nivel de clasificación de un mensaje confidencial de Clinton que había circulado por su servidor privado.

El mensaje divulgado sugiere que el Departamento de Estado estaba dispuesto a facilitar cargos para agentes del FBI en el exterior en caso que la policía federal aceptara modificar el nivel de clasificación del correo de Clinton.

El Departamento de Estado negó enfáticamente que haya habido un “quid pro quo”, pero el episodio sirvió para reavivar la polémica y las sospechas sobre las presiones que esa dependencia ejerció para librar a Clinton de pesadas sanciones administrativas.

En un adelanto de lo que podrá ser su retórica en el debate, Trump dijo el martes en un acto público que Clinton “es la persona más corrupta que alguna vez ha disputado la presidencia” de Estados Unidos.

por Michael Mathes, con Aldo Gamboa en Washington

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