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Calendario de entrega de armas, motivo de polémica de FARC con el Gobierno

Según los nuevos planes, el 1 de marzo las FARC comenzará a entregar el 30 % de su armamento, el 1 de mayo otro 30 % y el 1 de junio el 40 % restante.

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Calendario de entrega de armas, motivo de polémica de FARC con el Gobierno
Fotografía del 1 de febrero de 2017 de un grupo de guerrilleros mientras hace fila para consumir bebidas en la población de Pondores (Colombia). (EFE)

BOGOTÁ. La entrega de armas es el elemento más delicado de todo proceso de paz y Colombia no es una excepción pues el calendario establecido con ese fin fue protagonista esta semana de la última polémica de las FARC, que tuvo en medio a la ONU, y que promete no ser la última.

En la polémica subyace la desconfianza que la guerrilla tiene hacia el Gobierno tras más de medio siglo de conflicto armado, que también es recíproca y que les lleva a la lógica de preguntarse qué otros elementos del acuerdo de paz podrían demorarse en cumplir.

Todo comenzó con el retraso en la adecuación -responsabilidad del Gobierno- de las 26 zonas veredales transitorias de normalización (ZVTN), los lugares a los que ya llegaron los guerrilleros para dejar sus armas en manos de una misión de la ONU y comenzar su tránsito hacia la legalidad.

Su llegada formaba parte de un cronograma cuyo “Día D” fue el pasado 1 de diciembre, tras la ratificación del acuerdo de paz en el Congreso de la República.

Como parte del estricto cronograma pactado, las FARC debían empezar cinco días después, es decir el 6 de diciembre, su camino a las ZVTN, sin embargo los retrasos en su adecuación lo impidieron.

De ese modo, se arrastró el calendario previsto de la llegada de los guerrilleros a esas áreas y llegó a ponerse en duda la fecha más importante de todo el proceso, el día D+180, el 1 de junio, fecha en la que concluyen las zonas veredales y en el que las FARC deben salir camino a la reintegración y en ruta a transformarse en movimiento político sin armas.

El interrogante fue creciendo y tomó forma cuando el jefe de la Misión de la ONU en Colombia, Jean Arnault, envió una carta a las partes preguntando si estarían dispuestos a replantear el calendario.

Esa misiva no supuso más que poner en un texto algo que, por el atraso en las llegadas a las zonas, no era más que cuestión de tiempo que alguna de las partes plantease.

Sin embargo, la crítica implícita que llevaba al Gobierno debido al retraso en la preparación de las ZVTN, de su responsabilidad, hizo que saltaran chispas.

Primero fue el propio Ejecutivo el que devolvió la propuesta al expresar su sorpresa a Arnault y al asegurar que durante semanas

insistieron en hacer una reunión “para revisar el cumplimiento de los compromisos que se derivan del Acuerdo Final en materia de cese al fuego y dejación de armas”.

El encuentro se produjo y de él salió un nuevo calendario de entrega de armas, que serán recogidas por los observadores de Naciones Unidas.

Según los nuevos planes, el 1 de marzo las FARC comenzará a entregar el 30 % de su armamento, el 1 de mayo otro 30 % y el 1 de junio el 40 % restante.

El tema parecía zanjado, sin embargo la guerrilla, a través de su Estado Mayor (mando) echó más leña al fuego cuando aseguró a través de un comunicado posterior que era necesario que se replanteara el calendario.

La carta de Arnault en la que sugería ese cambio fue convertida en un reproche por las FARC, que llevan meses reclamando por la supuesta falta de compromiso con el Gobierno.

Aprovechando la coyuntura, sumaron a las críticas la necesidad de que el Gobierno comience ya a liberar a los guerrilleros que siguen presos y que deben beneficiarse de la Ley de Amnistía incluida en el acuerdo de paz.

Además, denunciaron que, ya en las ZVTN deben dormir con “plásticos y palos” al mismo tiempo que trabajan para construir las zonas comunes, tal y como se comprometieron con el Gobierno, que debe aportar los materiales.

Una vez se cumplan los plazos establecidos, llegará otro punto fundamental, ya que la reintegración de las FARC comenzará con un paso delicado que todavía falta por definir: qué pasará el 1 de junio, cuando unos 7.000 guerrilleros hayan dejado las armas tras décadas de guerra y se reintegren a la sociedad.

Primero, el Gobierno debe decidir a dónde los llevará, una cuestión espinosa ya que la mayoría vienen de zonas rurales y devolverlos a sus lugares de origen no será fácil, pero concentrarles en recintos urbanos es también complejo.

Para todo ello, es necesario que haya confianza mutua y que las partes cumplan con lo acordado, que parte en gran medida de su buena voluntad.

La confianza entre las partes parece que está mellada, pero hay tiempo hasta el 1 de junio para recomponerla.

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