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Dr. Angel Pellicer

"El futuro depara terapias efectivas para cada tipo de cáncer, más que una que lo cure todo"

¿Puede hacernos un breve resumen de su trayectoria profesional? Me gradué en Medicina por la Universidad de Valencia para seguir con el doctorado en Madrid, en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, y de allí me trasladé a EEUU para realizar un doctorado en la Universidad de Columbia, por cuatro años.

Llevo los siguientes 24 años en la New York University, que es la facultad de medicina más antigua de Nueva York, primero como profesor y ahora como "full professor".

Mi trabajo se fundamenta en la oncología molecular, es decir el estudio de las bases moleculares del cáncer. Y en el transcurso del tiempo ya soy el director del programa de entrenamiento de oncología molecular para toda la universidad, además de director asociado del Cancer Center, en la parte de investigación.

¿En qué ha consistido el curso que ha impartido?

El curso ha sido sobre biología molecular en cáncer, que yo llamaría oncología molecular.

Me invitaron a dar un curso de oncología molecular, patrocinado por el Instituto Oncológico Heriberto Pieter y Novartis Oncología. Y encuentro muy apropiado que haya sido Novartis Oncología quien patrocine este curso porque ellos han puesto en la clínica una medicina llamada Glivec, que es justamente el paradigma de lo que buscamos.

En la actualidad, y antes del Glivec, se curaban cerca del 50% de los cánceres, sobre todo si se detectaban temprano, lo que quiere decir que las terapéuticas tradicionales –la cirugía, la quimioterapia y la radioterapia- ya son capaces de curar el 50%, pero desgraciadamente todavía hay un 50% de enfermos que no podemos curar. Las terapéuticas moleculares -el conocimiento derivado de esta rama en que trabajo- es justamente diseñar estrategias terapéuticas para curar ese otro 50% y diseñarlas de manera racional, conociendo las alteraciones genéticas que los cánceres han adquirido específicas para cada alteración.

El Glivec es una molécula diseñada para inhibir una alteración genética que existe en algunos tipos de cáncer, siendo el más conocido el de la leucemia mieloide crónica, que responde muy bien con este medicamento y obtiene unas supervivencias muy elevadas que no se conseguían antes de que el medicamento existiera. Esto encaja perfectamente en el espíritu de todo esto, porque no es exactamente una terapéutica tradicional, son muy específicas y mucho más efectivas porque van directamente al origen del cáncer, desde el punto de vista patogénico.

¿Por que se decidió por el área de la investigación y cuáles han sido sus aportes?

Siempre quise ser médico, como otros miembros de mi familia. Y siempre pensé que iba a ejercer la medicina, pero en los últimos años de carrera, y como alumno interno en un servicio de endocrinología y nutrición en el hospital clínico de Valencia, veía que los pacientes que llegaban a la consulta, eran mayormente señoras con problemas de obesidad, en un 85%; el 15% de los enfermos eran diabéticos, y un 5% de las enfermedades eran las más interesantes, desde el punto de vista médico…

Esto me preocupó un poco, porque si iba a dedicar mi vida a la endocrinología, que era lo que quería en un principio, me pareció un poco aburrido, y eso en conjunto, con el hecho de que en aquella epoca, los años 70, me daba la impresión de que la mayoría de los enfermos que no eran quirúrgicos o infecciosos se curaban solos o se morían, porque los conocimientos que se tenían sobre las enfermedades eran muy reducidos, me incitó a que creer que mi aportación podía ser mejor si me dedicaba a aclarar las causas de las enfermedades. Por eso me fui a Madrid a hacer el doctorado, todavía con la intención de volver después a la medicina.

Cuando llegué a EEUU lo hice a un laboratorio de genética molecular, y fue a resultas del trabajo hecho en ese laboratorio, en que pusimos a punto las técnicas de transfección, es decir utilizar DNA de una célula e introducirlo en otra para ver su efecto, que vimos que esa técnica se podía utilizar para identificar y caracterizar oncogenes alterados en el cancer, que me interesé por la investigación.

A partir de ahí, desde que me independicé en el año 80, he trabajado en oncología molecular en diferentes aspectos, y lo que más he trabajado ha sido en un grupo de oncogenes especiales, que se llaman RAS, muy importantes en el cáncer humano, porque se supone que alrecededor del 30% de los cánceres humanos tienen activación de este oncogen. A esto he dedicado la mayor parte de mi carrera professional, no tanto trabajando directamente en el cáncer humano sino utilizando modelos animales para estudiarlo de un manera más sistemática, siempre con la mira de que se aplique finalmente algun día al bloqueo de estos genes y del cáncer.

¿Entonces este ha sido su mayor aporte en el tratamiento del cáncer?

Sí, el estudio del conocimiento de los genes RAS. Hicimos unos trabajos de colaboración con la compañía farmacéutica Merc, en la que ellos tenían una molécula que inhibía RAS. Eran trabajos en animales en los que habíamos inducido los tumores introduciendo el gen RAS en su línea germinal, desapareciendo tumores mamarios y linfomas; tratándolos con esa molécula vimos que, una vez se empezaba el tratamiento, el tumor dejaba de crecer y se mantenía el animal vivo durante todo el tratamiento, mientras que los animales controles a los que se había dado un vehículo morían rápidamente. Yo no he estado implicado después en los ensayos clínicos que se están haciendo en muchos hospitales clínicos, no sólo con esta molécula sino con otras de segunda y tercera generación de este tipo, y todavía, desgraciadamente, los resultados a nivel humano no han sido todo lo esperanzadores que hubiéramos querido, pero se sigue trabajando.

¿A qué nivel se encuentra la utilización de todas estas técnicas en América Latina?

Bueno, deberíamos empezar primero por el mundo. Siempre comento que la oncología molecular, como tal, empezó a desarrollarse más o menos cuando yo empecé mi propio laboratorio, sobre el año 80, pero una cosa es el conocimiento molecular del cáncer, que empezó hace unos 25 años, y otra es la aplicación de estos conocimientos en la clínica, que tiene una vida mucho más corta y ha empezado en los últimos 10 años, pero todavía no ha alcanzado el desarrollo que todos esperamos y propugnamos.

Ya existen algunos medicamentos basados en este tipo de cosas, como es el Glivec, y otros más como los inhibidores de factores de crecimiento; los anticuerpos contra receptores alterados en un tipo de cáncer, como el de mama; el diseño de vacunas contra antígenos, que se expresan bastante específicamente en las células tumorales; o el abordaje es la terapia génica, que consiste en la introducción dentro de las células tumorales de genes que van a bloquear los genes alterados en el cáncer; o, por terapia génica, la introducción de otros genes que matan las celulas tumorales pero no las normales. Y todo esto que se está desarrollando ya tiene algunas aplicaciones en la clínica, aprobadas por la FDA, y se están utilizando hoy día, pero pensamos que esto es todavía la punta del iceberg, y conforme los conocimientos se vayan haciendo mayores, y se produzca la traducción de ese conocimiento a la aplicación clínica, tendrá una evolución y un aprovechamiento muy importante para los pacientes.

Mi conocimiento profesional de República Dominicana ha sido a través de este curso, pero no es ningún secreto suponer que las técnicas más avanzadas están presentes en los países más desarrollados, aunque existen sus excepciones, como por ejemplo el Glivec, accesible en este país y en toda Latinoamérica. Pero hay otras cosas más complejas, como los protocolos de terapia génica o de vacunas, que están en un nivel más experimental e incluso en EEUU sólo se hacen en algunos centros especializados porque existe una gran complejidad en el desarrollo de la técnica.