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Ema Wolf

"La memoria de lo escrito es la memoria de lo pensado"

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Ema Wolf
El poder de la literatura se recrea en plumas que tienen verdaderas historias que contar. Graciela Montes y Ema Wolf cuentan historias y lo hacen con un gran estilismo. En su última novela, "El turno del escriba", lo hicieron juntas y juntas ganaron el Premio Alfaguara de novela. Ema estuvo en el país para compartir parte de su memoria que, para ella, es inseparable de su literatura.

¿Cómo es posible escribir a cuatro manos?

No redactamos a cuatro manos, primero tomamos decisiones básicas como qué íbamos a contar, no queríamos hablar de los viajes de Marco Polo, sino de la escritura de un libro entre las cuatro paredes de una prisión.

Inventamos una escritura en clandestinidad, un lugar donde coincidieron dos personas, uno dictó y el otro escribió, entonces en los huecos que nos dejaba libre la historia construimos la ficción.

Los dos primeros capítulos fueron muy elaborados porque fueron los párrafos de prueba hasta poder ajustar la voz de un narrador. Eso no se consigue con acuerdos, la materialidad de la escritura, juntar una palabra al lado de la otra, la descripción de las frases y la información que brindan al lector, eso es la voz del que narra. Una vez logrado cada una asumía esa voz cuando le tocaba escribir su capítulo.

Los últimos salieron mas fáciles porque nos habíamos apropiado recíprocamente de ciertos recursos que la otra usaba. Nos ajustábamos a ese narrador que lo hacía siempre desde la mirada del pájaro, veía todo, lo que pasaba dentro de la celda y lo que pasaba dentro de la cabeza de un personaje, el punto de vista del narrador que es el punto de vista de Rustichello.

¿Cómo define la relación del escritor con la historia que está contando?, ¿es el escritor la voz de ese narrador?

No, no lo es, y en caso de la escritura compartida se ve más claro. Esto es una artesanía que sale de tu alma, te da placer y dificultades, por lo tanto es tuyo también. Pero la voz del narrador es una figura literaria, no una figura civil, es una construcción. Es como pensar en la narrativa de la fragmentación como puede ser el "Ulises" de James Joyce o "Rayuela" de Julio Cortázar, donde aparecen distintas voces, unos discursos sofisticados y otros brutales. Eso son decisiones que toma el autor vistiéndose con distintas voces.

En nuestro caso teníamos que amueblar una historia que transcurría en nueve meses, tenía que ser un narrador minucioso. Era una historia muy restringida en el espacio físico y temporal, el narrador tenía que ver muy de cerca todos los detalles y el extramuros, la ciudad que estaba fuera, tenía que ser muy vívida para compensar el espacio oscuro de la cárcel. Todo esto son cosas que el autor piensa y las logra poniendo a funcionar a este narrador.

¿El verdadero protagonista es el que escribe, el que lee o el que actúa (narrador)?

Son distintas formas de protagonismo, el que está más despegado es el que actúa, mientras que hay una complicidad extendida entre el que escribe y el que lee.

Umberto Eco describía la lectura como un movimiento cooperativo, donde el lector cierra los agujeros de significación que el escritor deja deliberadamente en blanco. Yo me imagino el relato como un queso gruyere que está lleno de espacios, enigmas, sugerencias, cosas no dichas y ambigüedades… Del otro lado hay un individuo que con su carga de información, cultura, psiquis, carácter y estado de ánimo hace su aporte y desentraña la propuesta. Es un mecanismo de comunicación de ida que circula a través de la obra.

Lo que propones es el texto, pero esperas encontrar un semejante que te entienda en el sentido más amplio de la palabra, que sea tu cómplice.

Luego está el protagonista de la historia, puede haber una identificación, en nuestro caso es con el escriba que es nuestro oficio y era lo que queríamos mostrar, la escritura de un libro en estado puro de alguien que quería convertirse en escritor.

Se dice que quien escribe para niños debe tener una sensibilidad especial, en su caso ha usado mucho la parodia y el humor. ¿Cómo se llega realmente a los niños?

No me lo planteo así, a veces me parece que eso de la sensibilidad lo crearon los propios mediadores de libros para jóvenes, es decir, bibliotecarios, docentes, padres, críticos… Han inventado esta dificultad para compensar el poco prestigio que tienen estas obras. Es como un mecanismo espontáneo de compensación. Me pone loca eso de "es gente que lleva un niño adentro", como si estuviera habitada por un enano que sale a actuar cuando escribo para niños y tengo que replegarlo cuando escribo para adultos, algo que he hecho simultáneamente toda mi vida. No soy tan esquizofrénica. Soy la misma persona contando cosas diferentes, con mis recursos, mi historia personal y mi infancia incorporada.

Lo que hay son diferentes historias, si tienes preferencia por las sencillas las escribes y tienes en cuenta que hay jóvenes personas que van a poder disfrutarlas. Pero el hecho de escribir una historia sencilla no quiere decir que lo hagas para gente tonta, un niño es una persona que nació hace poco tiempo, le faltan experiencias de vida para abordar 400 páginas, aunque Harry Potter está demostrando otra cosa.

Pero es una persona completa, inteligente, sensible y cuando escribes para ellos les estás mostrando un modo de escribir y de narrar. No puedes descuidarte porque los tienes que convertir en lectores exigentes, estás educando a través de tu trabajo.

¿Qué opina precisamente de fenómenos como Harry Potter o El Código da Vinci, más promoción que literatura?

El Código no lo he leído, pero Harry Potter me parece un fenómeno muy interesante, entiendo perfectamente que guste a tantos niños, en parte porque viene de una editorial del centro del imperio, si hubiera nacido en alguna localidad de Latinoamérica seguramente no hubiera llegado.

Es una suma de recursos conocidos y probados de la narrativa para niños. Harry Potter es Cenicienta y se transforma y cambia de estado a través de la magia, tiene mitología, buenos y malos. Funciona para los chicos y para los grandes.

¿La literatura es una forma de memoria?

Es directamente memoria. Es donde el hombre vuelca sus deseos, miedos, alegrías, es el modo en que manifiesta su relación con el mundo. Es historia para el que escribe y para el que lee, la memoria de lo escrito es memoria de lo pensado.

A veces creo que en las escuelas se ha cortado con la tradición de la escritura. A los nuevos chicos se les da la literatura contemporánea pero se han olvidado que en la primera mitad del siglo XX había gente que escribía cosas bellísimas. Se ha perdido la continuidad, y cuando se pierde la literatura se pierde la memoria, y es básico conservarla porque es parte de tu identidad, si no es como si el sujeto estuviera en un aeropuerto, un no lugar, una zona sin raíces.

EL TURNO DEL ESCRIBA

Ema y Graciela fueron capaces de reconstruir la ciudad de Génova sin haber estado en ella. Fueron cinco años de investigación, donde se nutrieron de libros, guías e internet.

"El turno del escriba" se sitúa en 1298, un viejo escribano, Rustichello de Pisa, lleva 14 años en una prisión de Génova. Su destino cambia cuando llega un nuevo compañero de celda: Marco Polo.

El escriba hará un libro que le atraerá de nuevo el favor de los príncipes cristianos y logrará su liberación.

Las autoras

Ema Wolf nació en 1948, en Carapachay, provincia de Buenos Aires. Es licenciada en Lengua y Literatura Moderna por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Es escritora y periodista. En los años ochenta comenzó a publicar sus primeros libros para niños, que le valieron importantes galardones.

Graciela Montes nació en Buenos Aires en 1947. Profesora en Letras por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, es escritora, editora y traductora. Ha publicado libros para niños y jóvenes, novelas para adultos y ensayos.