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Un país con demasiados vertederos

Un estudio de Medio Ambiente georeferenció con GPS 237 vertederos, de un total de 354, que se estima hay en el país. En la mayoría de estos espacios, la basura se deposita a cielo abierto sin ningún tratamiento ni control, provocando la contaminación del aire, las aguas y el subsuelo. Por Yvonny Alcántara/Redactora Senior

En el vertedero de Nigua, en la provincia San Cristóbal, la basura se descompone al aire libre. Dos vacas mastican desperdicios, ajenas a un fuego que se expande lento y que eleva un humo blanquecino hacia la atmósfera. Está situado en los terrenos de una grancera abandonada en las afueras de la localidad, sin verja perimetral, lo que da libre acceso a los animales realengos y a desaprensivos que de vez en cuando incineran la basura.

Lo que se ve aquí es un retrato de lo que ocurre en la mayoría de los vertederos del país: cero tratamiento de la basura y los lixiviados, y por tanto, contaminación del suelo y de las aguas, presencia de buzos y animales domésticos, vertido de camiones sin control, y como colofón, casi todos operan en la ilegalidad.

Un diagnóstico realizado en noviembre pasado por el Ministerio de Medio Ambiente con el apoyo de la Federación Dominicana de Municipios, el Consejo Nacional de la Reforma del Estado (Conare), y la Agencia Alemana de Cooperación (GIZ), localizó con sistema GPS a 237 vertederos, de unos 354 que se calcula hay en todo el país. Si se divide la superficie del país, 48,442 kilómetros cuadrados, entre los 354 vertederos, el resultado es uno cada 136 kilómetros cuadrados, una cantidad muy elevada para un país insular y de superficie reducida.

En el levantamiento se destaca que hay vertederos que se ubican a apenas 200 metros de las poblaciones, y a 20 metros de cuerpos de agua, como ríos, arroyos y cañadas. Esto viola la Ley 64-00 sobre Medio Ambiente y Recursos Naturales y la Norma para la Gestión Ambiental de los Residuos Sólidos no Peligrosos, que establece que los rellenos sanitarios deberán estar alejados de los asentamientos humanos que sirven, a una distancia mínima de 1,500 metros. Y que en caso de "no cumplirse con esta restricción, se debe demostrar que no existirá afectación alguna a dichos centros de población". Para el caso de los acuíferos, indica que los basureros deben estar a una distancia mínima de 1,000 metros.

El año pasado, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) mostró parte de la realidad de los vertederos dominicanos en un estudio en el que señala que de las 7,200 toneladas de basura que se producen al día en el país, el 81% (5,832 toneladas) es depositada en vertederos al aire libre, mientras sólo 18% (1,368 toneladas) va a espacios controlados, donde se cubre con tierra. El estudio de Medio Ambiente contabilizó 212 vertederos con depósito a cielo abierto.

En todos estos espacios, los desperdicios se manipulan de forma manual, y se determinó la presencia de animales en 140 de ellos, principalmente vacas, cerdos, perros, chivos, ovejos y aves. Mientras que en 130 de los depósitos se notificó la presencia de personas (buzos). Ninguno tenía permiso ambiental.

El ingeniero sanitario Roberto Castillo Tió, explica que el gran peligro de los vertederos a cielo abierto no es sólo que contaminen, sean feos y huelan mal, sino que sirven como criadero de vectores de enfermedades como moscas, cucarachas y roedores. "Ese es el punto medular, y el otro es el lixiviado (los líquidos) porque te contamina los suelos y las aguas", afirma.

Malas prácticas

Otra realidad que sobresalió en el diagnóstico es que la quema constituye el método más socorrido de las municipalidades para deshacerse de la basura. Beatriz Alcántara, encargada de Ordenamiento Territorial y Gestión Ambiental de Fedomu, agrega que otra práctica muy frecuente para despejar los vertederos es empujar la basura hasta el primer cuerpo de agua que encuentren. Estas prácticas inadecuadas de disposición final, según el BID, "generan un factor de riesgo muy serio para el ambiente".

Según el "Inventario, Caracterización y de Sitios Contaminados con Contaminantes Orgánicos Persistentes (COP's)", publicado por el Ministerio de Medio Ambiente y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en 2007, debido a la quema intensiva, "los vertederos son los mayores generadores de dioxinas y furanos en el país", químicos que según estudios, pueden causar daños neurológicos, endometriosis y algunos tipos de cánceres.

El inventario establecía que la situación encontrada era crítica, "no sólo por la cantidad de contaminantes que liberaban al ambiente, sino también por la cantidad de personas (adultos y sobre todo niños) que acuden al área sin ningún tipo de control y protección".

Este mismo estudio determinó que el "cien por cien de los vertederos del país descansaba sobre formaciones geológicas, hidrológicas y suelos productivos incompatibles con su ubicación", y que "aún conociéndose las características medioambientales donde se ubican y el daño que ocasionan, no se cumple con el ordenamiento territorial sobre el uso de suelo, el aire y de agua".

La Norma para la Gestión Ambiental de Residuos Sólidos no Peligrosos de Medio Ambiente establece que la "gestión de los residuos sólidos será objeto del control sanitario para evitar afectaciones al ambiente". Asigna esta tarea a los ayuntamientos, pero hasta el momento ninguno la cumple. Evidencia de esto es que en el país no hay rellenos sanitarios acreditados, que es el modelo más idóneo para tratar la basura.

Esta norma deja claro que la disposición final de residuos sólidos mediante relleno sanitario, no se realizará en aquellos terrenos donde los estudios hidrogeológicos y topográficos determinen la existencia de riesgo de contaminación para las aguas subterráneas o superficiales, a menos que se ejecuten las obras complementarias que eviten esta situación.

Los que están mejor

De los vertederos existentes, el que más se aproxima a esta categoría es el de Rafey, en Santiago, reveló Flores Chan. Luego le sigue Duquesa, en Santo Domingo, aunque el funcionario reconoce que tiene muchas dificultades. Los dos están en la categoría de vertederos controlados. Otros espacios que se manejan relativamente bien son Bonao, La Vega, Jarabacoa, Samaná, y entre los bien manejados figuran Las Placetas, San José de las Matas y Juan de Herrera.


acciones para el cambio

A ojos de Francisco Flores Chan, director de Protección Ambiental del Ministerio de Ambiente, la mayoría de los depósitos de basura no llegan a la categoría de vertederos. "Aquí lo que hay son botaderos de residuos o de basura", sostiene el funcionario, a quien la gran cantidad de basureros que tiene el país le causa "cierto asombro y temor". "Eso es algo imposible en un país donde lo que hay son nueve millones de habitantes, y además, un país pequeño", manifiesta.

Durante muchos años se ha amagado con la regeneración de los vertederos sin resultados halagüeños. Es ahora con estos datos a mano, que se han emprendido los mayores esfuerzos desde el oficialismo. Medio Ambiente y sus aliados, comenzaron a finales del año pasado un proyecto piloto de saneamiento en 32 vertederos., que incluyó la instrucción de técnicos en el manejo de los desechos sólidos, y la limpieza de los depósitos con el método de la trinchera.

Yalcantara@diariolibre.com