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Política exterior del segundo mandato de Obama será "sutil", según expertos

Obama dedicó un mínimo espacio a la política exterior para dar paso a otros temas como inmigración

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Política exterior del segundo mandato de Obama será sutil, según expertos

WASHINGTON.- Centrado en una ambiciosa agenda doméstica, el presidente de EE.UU. Barack Obama mantendrá una actitud "sutil" en el plano exterior durante su segundo mandato, sin grandes iniciativas diplomáticas a la vista, según expertos.

En su discurso de investidura el lunes pasado, Obama dedicó un mínimo espacio a la política exterior, para dar protagonismo a asuntos como el cambio climático, la inmigración o los derechos de los homosexuales.

"No hubo nada nuevo, nada particularmente elevado", escribió en su blog Daniel Drezner, profesor de política internacional de la Universidad Tufts, que lo contrastó con el énfasis que puso en ese asunto George W. Bush en su segundo discurso de investidura.

"Creo que fue una señal de lo que él cree que importa", dijo a Efe Gordon Adams, experto en política exterior de la American University. "Quiere centrarse en asuntos domésticos, pero puede que el entorno internacional no le dé ese lujo", añadió.

Tras un primer mandato centrado en la retirada de las guerras de Irak y de Afganistán, Obama está decidido a dejar de "reaccionar a lo que hizo Bush" e "intentar llevar a cabo el tipo de relaciones internacionales que le gustaría haber tenido desde el principio", consideró Adams.

"Si tiene la oportunidad, veremos un cambio de tono y de enfoque, hacia una política exterior más sutil. No aislacionista, pero comprometida a un nivel diferente", indicó.

Esa estrategia es, según asesores de Obama consultados por The New York Times, similar a la que emprendió el expresidente republicano Dwight Eisenhower (1953-1961) para tratar de recomponer el país tras la guerra de Corea.

"El atractivo del enfoque de Eisenhower es que tenía un gran elemento de replegarse, de tratar de construir puntos fuertes en casa, de conservar el poder estadounidense", dijo esta semana al diario un asesor cercano a Obama, que pidió el anonimato.

"Pero también está la realidad de que algunas de las iniciativas que parecían tan esperanzadoras hace cuatro años -como reducir el número de armas nucleares o ayudar a la reconciliación en Agfanistán- parecen mucho más difíciles ahora", reconoció.

En efecto, el ambicioso abanico de propuestas con el que llegó Obama a la Casa Blanca se reveló improbable antes de terminar su primer año en el cargo, y objetivos como el cierre de Guantánamo o el diálogo productivo con antagonistas se han quedado, por el momento, en el tintero.

En su lugar, Obama se ha convertido en un "desenredador", centrado en "sacar a Estados Unidos de guerras y asegurarse de que no se implica en ninguna nueva", escribió Aaron David Miller, analista del Wilson Center, en un artículo en la revista Foreign Policy.

Su elección de John Kerry como secretario de Estado y Chuck Hagel como titular de Defensa "refuerzan esa idea, porque ninguno de ellos es internacionalmente agresivo", recordó a Efe Adams.

Mientras uno de los referentes políticos de Obama, el expresidente Bill Clinton, "se dejó la piel" tratando de negociar un acuerdo de paz entre israelíes y palestinos en su segundo mandato, es poco probable que Obama "lance de pronto una gran iniciativa de paz en Oriente Próximo", pronosticó Adams.

La victoria del primer ministro Benjamin Netanyahu en las elecciones israelíes del martes pasado perpetúa un estatus quo que ha dificultado la mediación de EE.UU. en los últimos años, dada su distante relación con Obama y la división política palestina.

"No parece que haya interlocutores dispuestos a resolver este asunto en ninguna de las partes, así que ¿por qué esforzarse si no hay nada que mediar?", indicó Adams.

Lo más probable es que el mandatario recurra a Kerry, que tiene una relación sólida con Netanyahu, para estabilizar las relaciones con la región y asegurarse un mejor diálogo en relación con la amenaza nuclear que EE.UU. e Israel ven en Irán, según Miller.

"Lo mejor que puede hacer en su segundo mandato, señor presidente, es aceptar que este puede no ser el momento de grandes transformaciones y entender que no hay nada malo con una serie de transacciones fructíferas", apuntó Miller.