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El policía y su difícil vida en barrios de RD

Siempre con el temor por su seguridad y la de su familia

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El policía y su difícil vida en barrios de RD
En el sector La Ciénaga viven varios policías.

Santo Domingo. Para un policía honrado convivir en un barrio con delincuentes se le hace muy cuesta arriba. No se atreve a denunciar lo que hace su vecino, por temor a que éste, junto a compañeros de fechorías, tomen partido en contra de su familia, o lo "acechen" por ahí cuando llega a su casa y lo maten.

César es un sargento que reside en Capotillo, y en su entorno hay varios delincuentes "peligrosos", según dice, por lo que "vivo pidiéndole a Dios que los cuide, porque ellos saben que soy policía, y a veces me ven con ojos amenazantes y temo por mi familia".

Este sargento dice que en varias ocasiones les ha regalado "par de cien pesos" para que compren comida o cena, con el fin de que lo vean como un amigo y no como policía.

El teniente Roberto reside en Guachupita, y aunque alega que es amigo de todos los "tigueres", siente temor cuando a altas horas de la noche regresa a su casa.

Cuenta que hace un mes una patrulla policial mató de dos balazos a uno de los "tigueres", y, al principio, la esposa me acusaba de haberlo delatado, "pero la gente me apoyó, y los demás integrantes de la banda a la que pertenecía el joven que mató la policía se tranquilizaron, además que yo logré que un coronel amigo mío me soltara a uno de ellos que cayó preso".

En algunos casos, los agentes que residen en los barrios marginados de la capital, tienen que enfrentarse a la realidad de ver a delincuentes vecinos suyos que no trabajan, vestir mejor y comer mejor que ellos.

A esto se añade, que los hijos de los policías no se atreven a salir a jugar, porque sus padres se lo tienen prohibido, "sólo por evitar problemas", dijo Elpidio, un agente del orden público que reside en el sector La Ciénaga.

"Conozco muchos puntos de drogas que operan aquí y le pido a Dios que sigan operando sin contratiempos, porque si se desmantelan, sus dueños se atreven a pensar que yo los denuncié", dijo.

El mayor temor que tiene Elpidio es que un día llegue a su casa, y se encuentre que su familia fue agredida.

Estos policías tienen que vivir en sórdidos callejones, debido a que no pueden pagar una casa en un lugar decente y es que el bajo salario no se lo permite, y no vislumbran una mejoría de su paga, al menos por ahora.

Todos coincidieron en que deben mejorar las condiciones de los policías porque entienden que no se puede combatir el delito ganando bajos salarios.

Más quejas

Una de las quejas de los policías es que nadie se atreve a denunciar sus penurias por temor a ser sancionado por sus superiores. El caso de César es difícil: gana ocho mil pesos, y está pagando una ropa de policía que tomó fiada, porque la que tenía la rompió persiguiendo unos delincuentes en el sector de las 800, cerca de Arroyo Hondo, y cuando le comunicó la situación a sus superiores, éstos no le hicieron caso y le dijeron que tenía que comprarla.

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