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El presidente de Orange, Stéphane Richard, detenido por el escándalo Tapie

Junto a Richard, ha sido arrestado Jean-François Rocchi,

PARIS.- Stéphane Richard, presidente director general de la teleoperadora Orange y exjefe de gabinete de Christine Lagarde en su etapa de ministra de Economía de Francia, fue detenido hoy en el marco de la investigación sobre el caso de indemnización al empresario Bernard Tapie.

Richard dirigía el gabinete de la entonces ministra de Economía, Christine Lagarde, cuando se produjo el arbitraje al que se recurrió para sellar el litigio abierto por la venta de Adidas y que acabó
concediendo en 2008 a Tapie, expropietario de la marca deportiva, una indemnización de 403 millones de euros.

El directivo deberá responder sobre el papel y la responsabilidad del Ministerio de Economía en la decisión de recurrir a ese proceso en vez de acudir a los tribunales ordinarios para resolver el
contencioso que desde hacía una docena de años enfrentaba al Estado francés con el empresario.

Los árbitros estimaron entonces que el hombre de negocios no había recibido un trato leal del entonces banco nacionalizado Crédit Lyonnais, tras despojarle de la empresa Adidas a mediados de los
años 1990.

Junto a Richard, ha sido arrestado Jean-François Rocchi, expresidente del Consorcio de Realización (CDR), la estructura pública que gestionó el pasivo de ese banco.

Estas dos detenciones se producen diez días después de que uno de los tres árbitros que decidió conceder al empresario esa cantidad, Pierre Estoup, fuera imputado por fraude en banda organizada.
Lagarde, actual directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), había comparecido una semana antes ante la Corte de Justicia Republicana (CJR), el órgano competente para juzgar a los ministros.

En su caso, no obstante, se le adjudicó la consideración de "testigo asistido", un estatuto legal que refleja que los jueces no encontraron suficientes pruebas contra ella por los delitos de
malversación y complicidad en falsificación, pero que deja abierta la puerta a una acusación posterior si aparecieran nuevos indicios.

Lagarde siempre ha sostenido que no recibió presiones de la Presidencia francesa para decantarse por el arbitraje, sino que le parecía el mejor mecanismo para resolver el caso, y Richard mantiene
igualmente que en esa época "todo el mundo estuvo de acuerdo".