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Crisis griega
Crisis griega

Finalmente, la capitulación

“Es importante recordar que los prestamistas en este caso no son un paquete de oligarcas o ricos banqueros privados, sino los gobiernos de los otros países de la eurozona, que democráticamente deben rendir cuentas a sus propios electores (Si ellos no hicieron lo correcto en 2012 al prestarle a Grecia para que sus propios banqueros pudiesen ser repagados es una legítima, pero diferente cuestión). Este no es un conflicto entre la demos de Grecia -su gente- y los banqueros, sino que es un conflicto entre las democracias europeas.”

Dani Rodrik, Harvard University

Mientras Alexis Tsipras, primer ministro de Grecia, realizaba esfuerzos de última hora para sofocar el movimiento disidente dentro de su propio partido y que amenazaba con rechazar el plan de rescate, en las afueras del parlamento griego miles de manifestantes pedían que no se aprobaran las fuertes medidas de austeridad que la troika imponía sobre un país que llevaba cinco años sufriendo los fuertes rigores de una crisis que aún hoy parece no tener un fin cercano. A pesar de las protestas y de que alrededor de tres docenas de legisladores del partido gobernante votaron en contra, en las primeras horas de la madrugada de ayer jueves, el parlamento griego oficializó la capitulación de una lucha que, en nombre de la anti austeridad, llevó a Syriza a entronizarse en el poder a principios del presente año. Enfrentados con el dilema del tercer rescate versus la catástrofe, los griegos han elegido el camino de la austeridad. Una decisión que sin dudas traerá en lo inmediato más sacrificios antes de que se puedan apreciar sus efectos positivos sobre la maltrecha economía griega.

Ha sido obvio que el Primer Ministro griego ha llevado la inexperiencia política hasta su máximo nivel de improvisación, planteando una lucha en unos términos que sin mucha dificultad podía ser anticipado su desenlace. Como si esto fuera poco, convocó a un referendo que radicalizó a sus constituyentes, los mismos que hoy piden su cabeza y que hacen dudar que pueda concluir el período de gobierno para el que fue electo. Su gravísimo problema es ahora cómo conciliar un discurso populista con una realidad que le ha trastornado su cuadro político. En el proceso, tres ministros han salido del gobierno, incluyendo a su estratega principal, el anterior Ministro de Finanzas.

Para los griegos, apenas se inicia un proceso lleno de incertidumbre y agravado por la desconfianza que los gobernantes griegos despiertan en sus pares de la zona del euro. Por eso, no es sorprendente que el primer punto en el memorando de la cumbre europea recién celebrada en Bruselas es reconstruir -si alguna vez la hubo- la confianza en un gobierno que no tuvo reparos en ofender torpemente a quienes estaban en capacidad de tenderle un puente hacia la recuperación económica. En ese contexto se inscriben las medidas que el parlamento griego acaba de aprobar y que forman parte de los requisitos previos para viabilizar un paquete de ayuda financiera. Entre esas medidas están la aceptación de la supervisión del Fondo Monetario Internacional a partir de marzo de 2016, como una forma de evitar nuevos engaños con las cifras económicas, así como dotar a su oficina de estadísticas con una completa independencia legal. Además, deben fortalecer la capacidad recaudatoria, ampliando la base del impuesto al valor agregado, a pesar de que Grecia -con toda su evasión- tiene una presión tributaria del 34%, aunque por debajo de la media de sus contrapartes europeas. Asimismo, deben incluirse en la legislación mecanismos automáticos de recortes del gasto púbico cuando los objetivos de superávit primario se consideren en peligro de no alcanzarse; concomitantemente, deben fortalecer la sostenibilidad financiera de su sistema de pensiones.

Las reformas planteadas como obligatorias incluyen la aplicación de las mejores prácticas internacionales y europeas en el ámbito del mercado laboral y que se evite caer en viejas políticas que son incompatibles con los objetivos de un crecimiento sostenible e inclusivo. Esto se haría en el marco de una revisión profunda del proceso de negociación laboral. Igualmente, el gobierno de Syriza se ha comprometido con un programa de privatización de su sector eléctrico, algo que parecía altamente improbable dadas las características ideológicas de ese partido. Todas estas reformas deben implementarse en base a un brevísimo cronograma. Como enfatiza el memorando de la Cumbre de la Eurozona, la rapidez con la que se pueda concluir las negociaciones es enteramente una responsabilidad de Grecia.

Dos lecciones importantes -entre muchas- parecen derivarse de esta rendición incondicional de los griegos: la primera, que la soberanía unilateral es incompatible con un esquema de integración internacional; y la segunda, que el endeudamiento público es de exclusiva responsabilidad de los gobiernos. No es razonable endeudarse imprudentemente con la esperanza de que al final los prestamistas tendrán que compartir inevitablemente esa imprudencia. Quizás con razón, el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, ha dicho que “Grecia ya ha recibido más financiamiento internacional que el recibido por toda Europa a través del plan Marshall de Estados Unidos luego de la Segunda Guerra Mundial”. Una hazaña que habla muy mal de la prudencia griega a la hora de coger prestado.

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