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Prisiones de Haití bajo la lupa tras fuga masiva

CROIX-DES-BOUQUETS, Haití.- Repentinos disparos sacudieron la modorra una mañana frente a la Prisión Civil Croix-des-Bouquets y poco después reclusos en muchos casos descalzos y descamisados comenzaron a escaparse de la instalación de máxima seguridad ante el asombro de los vendedores callejeros, cuyas mercancías eran tomadas por los fugados, que desparecieron por las calles de tierra que rodean el penal.

Un mes después de la fuga, alrededor de 75 de los 329 reos que se escaparon han sido capturados, algunos del otro lado de la frontera, en territorio de la República Dominicana, y al menos tres en las Bahamas. Unos 255 individuos, muchos de ellos acusados de delitos graves como secuestro y violación, siguen libres, ante la alarma y la frustración de la población.

"Estoy muy asustada cuando camino", expresó Bency Dorvil, de 47 años, mientras pasaba junto a viviendas de bloques de hormigón en Petionville, a unos 16 kilómetros (10 millas) al sudoeste de la prisión. "Esos tipos tienen armas y yo no".

Como tantas otras personas, dijo que salía del trabajo más temprano para no volver a casa de noche.

Si bien la delincuencia es un problema de vieja data en Haití, la fuga del 10 de agosto puso en evidencia graves fallas en el sistema judicial. Escasa seguridad, hacinamiento y corrupción hacen que el sistema de prisiones de Haití sea uno de los peores del hemisferio occidental. Los gobiernos no tienen los recursos ni la voluntad de implementar cambios.

Todavía no se conocen todos los detalles de la fuga.

Según algunas versiones, hombres armados llegaron a la cárcel en dos camionetas y abrieron fuego, eliminando a guardias mal equipados. La versión oficial, no obstante, dice que la balacera comenzó adentro del penal, donde varios reclusos emplearon armas ingresadas a escondidas para capturar a los guardias.

"Salimos corriendo para salvar la vida", relata Mimose Saint Louis, una mujer de 32 años que vende arroz y frijoles en un puesto de madera frente a la cárcel. Cuenta que los reos estaban armados y que le robaron el dinero y la comida.

Al menos un centenar de vendedores buscaron refugio en el jardín de Marlene Renelus, de 35 años, quien dijo que los recibió en su casa, rodeada por un muro, porque "no quería que los matasen".

Hay quienes creen que el ataque fue pensado para liberar a Clifford Brandt, hijo de un prominente empresario que está preso desde el 2012 por el secuestro de dos hijos adultos de un hombre de negocios rival de su padre. Brandt fue capturado dos días después cerca de la frontera con la República Dominicana.

El primer ministro Laurent Lamothe dijo que funcionarios de las Naciones Unidas y de Estados Unidos están ayudando en la búsqueda de los fugados. Haití, un país de más de 10 millones de habitantes, tiene apenas 11.000 policías.

"No descansaremos hasta que estén de vuelta en la cárcel", declaró Lamothe a la Associated Press en una reciente entrevista en su oficina.

Algunos haitianos se preguntan qué puede hacer la policía para protegerlos.

Luckson Jodesty, de 34 años, teme por sus hijos de siete y diez años, que empezaron las clases el lunes.

"Quiero saber si están tomando medidas de seguridad para los chicos", manifestó.

El ministro de Justicia Jean Renel Sanon dijo a la AP que cree que la mayoría de los fugados permanecen en Haití y que la policía encontró a varios deambulando por las calles. Aseguró que la gente no corre peligro.

"Estamos permanentemente detrás de ellos. No tienen tiempo para delinquir", sostuvo.

Ante la insistencia de un periodista de AP, reconoció que al menos un reo estaba armado cuando fue capturado.

La Prisión Civil de Croix-des-Bouquets, construida por Canadá en el 2012, albergaba a 899 reclusos en el momento de la fuga, 130 más que su capacidad.

Fue la fuga masiva más grande desde el 2010, en que más de 4.200 presos se fugaron de la Penitenciaría Nacional del centro de Puerto Príncipe cuando la instalación fue dañada por el terremoto que devastó la capital. Més de tres cuartas partes de los fugados siguen libres, incluidas personas acusadas de delitos graves.

Sanon dijo que planea demoler la Penitenciaría Nacional, que es la más antigua y más grande del país. Tiene capacidad para 1.000 reos, pero en la actualidad alberga a 4.338. Los presos serían enviados a otras cárceles mientras se termina la construcción de tres penitenciarías nuevas.

"Es algo que tenemos que hacer", dijo Sanon. "No es bueno tener la cárcel en la ciudad tan cerca de la gente. Es una cuestión de seguridad".

En Croix-des-Bouquet también se están tomando medidas para mejorar la seguridad. Las autoridades suspendieron a por lo menos 18 personas, incluidos varios guardias, al jefe de la policía del penal y al fiscal principal.

Los técnicos están tendiendo cables para un sistema de cámaras de vigilancia y pronto se colocarán grilletes electrónicos en los reos más peligrosos.

El penal tiene un nuevo director y varios guardias nuevos, y lucía tranquilo la semana pasada, cuando periodistas de AP pudieron visitar la instalación. No se les permitió hablar con los reos ni con los guardias.

El nuevo fiscal de distrito Inel Torchon dijo a la AP que se propone revisar los casos de todos los detenidos para aliviar el hacinamiento.

La corrupción y un sistema de justicia que está desbordado hacen que muchos presos permanezcan detenidos sin cargos. A menudo pasan más tiempo esperando sus juicios que lo que les hubiese correspondido por el delito que se les atribuye.

"Voy a hacer lo que pueda para que cada reo vaya a los tribunales y sepa cuál es el status de su caso", expresó el fiscal Torchon.