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La esperada vuelta de Milan Kundera a la narrativa

El escritor checo, nacido en Brno en 1929, y afincado en Francia desde 1975, vuelve con una novela en la que utiliza la palabra como un cuchillo entrando en mantequilla: suave, pero rotundo, para hablar de la existencia, la soledad, la relación con la madre, la sexualidad, el poder, el cáncer, el perdón, la decadencia de la belleza o la falta de individualidad en la sociedad de hoy con un toque surrealista.

Publicada por la editorial Tusquets y traducida por Beatriz de Moura, "La fiesta de la insignificancia", toca todos los temas transcendentes y serios de una forma distante, metafórica, irónica y plaga de sentido del humor.

Aclamada por crítica y público en Francia e Italia

"La fiesta de la insignificancia" es la cuarta novela de Kundera escrita en francés y llega al mundo hispano tras haber sido publicada en Italia y Francia, donde ha sido elogiada por la crítica y los lectores colocándola en la lista de los libros más vendidos.

Los críticos internacionales como los de el diario "Le Monde", por ejemplo, ha dicho de la nueva novela de Kundera que era "Una fiesta de la inteligencia", o "Le Figaro" ha exclamado:"¡Qué libro! ¡Qué prosa llena de dobles sentidos, capaz de provocar que al lector se le haga un nudo en la garganta, al tiempo que estalla en carcajadas!".

Lo cierto es que "La fiesta de la insignificancia" deja claro, una vez más, el profundo conocimiento que tiene el autor de "La lentitud", "Los amores ridículos" o "La inmortalidad", del alma humana, y todo ello en un libro que no supera las 150 páginas. Unas páginas llenas de música y filosofía con una estructura muy trabajada.

Critica la "sociedad del ombligo"

"Paseando lentamente hacia su casa, Alain observaba a las jovencitas que, sin excepción, iban enseñando el ombligo entre el borde del pantalón de cintura baja y la camiseta muy corta. Como si el poder de seducción de las jovencitas ya no se concentrara en sus muslos, ni en sus nalgas, ni en sus pechos, sino en ese hoyito redondo situado en mitad de su cuerpo...". 

Este párrafo de la novela, protagonizado por uno de los cuatro personajes, Alain, le sirve al autor para hablar de manera irónica y surrealista de la importancia simbólica del ombligo en la sociedad de hoy. Un ombligo como metáfora del egocentrismo reinante.

Pero, además de Alain, por las páginas de "La fiesta de la insignificancia" pasean Ramón, un viejo profesor que ama el arte y desea ver una exposición de Chagall pero que renuncia a ello por las largas colas que tiene que hacer para verla. Ramón también padece (o no) cáncer, otro de los temas que el autor toca y deja en el aire como una plaga.

 

Critica a la indiferencia de los jóvenes por la belleza

Los otros personajes son Charles, que relata anécdotas del dictador Stalin y las bromas que contaba y de las que nadie se reía, y Caliban, que contrata camareros para organizar un cóctel y quien se ha inventado un falso idioma.

Todos ellos pasean por los jardines de Luxemburgo en París, la capital francesa, otro símbolo de la novela y una metáfora de la indiferencia de los jóvenes por la belleza y la historia.

Irónica, metafórica, surrealista, "la fiesta de la insignificancia" pone otra vez en las librerías a uno de los escritores de la literatura europea, a un clásico vivo.