Compartir
Secciones
Podcasts
Última Hora
Encuestas
Servicios
Plaza Libre
Efemérides
Cumpleaños
RSS
Horóscopos
Crucigrama
Más
Contáctanos
Sobre Diario Libre
Aviso Legal
Versión Impresa
versión impresa
Redes Sociales
Actualidad

La vulnerable “coraza” de las agentes de AMET

SANTO DOMINGO. A las 5:45 de la madrugada, Isabel Martínez sale de su casa a buscar el sustento de su familia. Tras 20 minutos caminando por la carretera Los Casabes, se detiene en la avenida Jacobo Majluta y con el dedo pulgar hace una señal a los conductores de camiones de basura que retornan de Duquesa, implorando "una bola" para llegar a su trabajo.

Por esos lados no existe transporte público y el gasto que ahorra con el noble gesto de los camioneros, hace que Isabel reste importancia a la fetidez característica de los furgones recolectores y suba ataviada con su uniforme verde claro y oscuro de policía de tránsito. El sueldo de la cabo Martínez es de RD$8, 636. 
 

Antes de las 7:00 de la mañana, Isabel debe estar preparada para dirigir, de pie, por siete horas, el flujo vehicular, y también para enfrentarse a los insultos de los ciudadanos. 

¡Esa AMET si jode! ¡Dejen el semáforo trabajar! ¡Qué ustedes buscan en el medio, sálganse de ahí!, son sólo algunas de las expresiones que recibe cada día de los choferes malhumorados. 

Aunque maniobrando el tránsito lleva alrededor de ocho años, a Isabel aún le resulta difícil comprender la manera en que los conductores se ensañan contra los que realizan esta labor, en especial con las mujeres. 

-Ellos no nos dan la misma importancia que al hombre AMET, por la rectitud del hombre ellos se frenan un poquito más, pero a nosotras nos faltan el respeto en su gran mayoría- relata la joven de 29 años, quien con amabilidad y dulzura se detuvo unos minutos a conversar. 
 
A sólo una cuadra de Martínez, Estela Samboy Lora, de 27 años, dirige junto a tres compañeros una de las intersecciones más complicadas del Distrito Nacional: la avenida Máximo Gómez con John F. Kennedy. 
 
 

En el ejercicio de su función, Lora cuenta que ha recibido hasta amenazas de agresiones físicas de parte de los conductores.

"Te tiran el carro encima para tratar de atropellarte, te pisan los pies.`¡Quítate de ahí para no tirarte el vehículo, ¿o quieres que yo le dé una galleta?!`, nos dicen. A veces hemos tenido que solicitar la ayuda de nuestros compañeros para que pongan a raya a esos  infractores", narra la joven madre de un niño de un año y seis meses.

Son momentos que se tornan tan embarazosos y pueden marcar la vida de la mujer AMET.

"Al principio era muy difícil, muy difícil", reitera mientras asiente despacio con la cabeza. 

Refiere que la agresión verbal, en su caso por parte de los hombres conductores, era tan fuerte que cuando llegaba a su casa se sentaba a pensar. 

"Me sentía triste, hasta lloré en varias ocasiones porque no tenía la manera de sobrecargar tanto, pero uno va aprendiendo a tener como una coraza para que eso no te afecte tu vida personal", expresa. 

¿Entonces ya no te atormentas?, se le pregunta. "Sí, afecta, afecta porque hay cosas que ofenden mucho", resalta la raso, quien además es estudiante de sicología industrial.

Varias agentes de AMET consultadas manifestaron a DL que aunque los insultos los reciben de personas de ambos sexos, los de guagüeros y choferes de carros públicos suelen ser más fuertes. 

"Los guagüeros son indecentes, son indeseables", afirma una agente de AMET.

"Los de carros públicos nos dicen que no servimos para nada, que lo que vivimos es haciendo tapones en las calles, nos gritan gordas", destaca otra.

"Ellos nos vocean cuando van corriendo. Si le digo, mira tú vas mal, vas por la vía que no es, me dicen: `¡Cállese la boca AMET del diablo!`, pero cuando uno los para, ahí están pidiendo cacao", manifiesta. 
 

Pero a veces la situación se complica. El incidente más reciente de este bullying laboral, ocurrió en abril de este año. 

En un día normal de trabajo, Yumeira Sierra Enerio, agente de la AMET, ordenó a un chofer de carro público movilizarse porque estaba obstruyendo el tránsito. Tras requerirle los documentos, que se negó a facilitar, el conductor prendió el automóvil y emprendió la marcha, llevándose enganchada a la oficial en la puerta izquierda. 

Mientras era arrastrada, Yumeira haló su arma de reglamento y disparó, en un intento de detener la agresión. Al término del incidente, tanto la agente como el chofer recibieron asistencia médica, pero este último falleció. 

Quince días más tarde, Sierra Enerio, de 26 años, ya cumplía tres meses de prisión preventiva en la cárcel Najayo Modelo. Nunca quiso hablar con la prensa y en las imágenes se le veía con el rostro cubierto. Su vida había cambiado. 

A ocho horas de vuelo, con camisetas azul celeste y banda amarilla, los oficiales que organizan los parqueos también viven esta realidad. En Madrid, España este trabajo es calificado de máximo riesgo pues además de insultos, el Servicio de Estacionamiento Regulado (SER), ya cuenta con el caso de una empleada a quien, a patadas, un conductor enfadado la hizo abortar. 

Como una alternativa para enfrentar esta situación, las oficiales criollas han tenido que adoptar una figura imponente.

-Algunos dicen que las mujeres AMET somos más rudas, pero es que tenemos que serlo para ganarnos el respeto de los conductores, porque algunos creo que nos ven vulnerables- afirma Samboy Lora.
 
Una ley que violenta la igualdad 

Pero la desigualdad en este oficio no sólo está presente en las calles. En la actualidad, República Dominicana cuenta con 2, 900 miembros en la AMET, de los cuales 750 son mujeres, conforme al desigual 25 % que establece la Ley 96-04 en su Art. 39, párrafo III.

Una diferencia de género muy marcada, si tomamos en cuenta que para la época en que se aprobó el estatuto, los hombres representaban el 49 % de la población y las mujeres el 51 % restante. A la fecha, la Ley se mantiene sin variar, aunque hasta 2010-según IX Censo Nacional de Población y Vivienda-la cantidad poblacional de ambos sexos alcanzó la ecuanimidad.

Son jóvenes que sin importar el sol y los infortunios que soportarán siendo policías, esperan ansiosas contar con la oportunidad de ingresar a la entidad por la facilidad que le brinda para estudiar. 

"Tengo amigas que han visto mi progreso aquí y les interesa entrar. Son muchachas que no tienen la facilidad de estudiar y ven el amparo que nos tienen aquí", comentó una oficial.
 
"La Ley debe ser modificada"  
 
Para las activistas en favor de los derechos de la mujer, esta Ley debe ser modificada para que cumpla con el llamado de igualdad que establece la Constitución.

"Todo eso es una expresión más de la discriminación y la desigualdad contra las mujeres y además violenta la Constitución dominicana del 2010, violenta además todos los compromisos del Estado dominicano en materia de derechos humanos, porque ya a nivel internacional se está planteando la paridad. Un 25 por ciento es discriminatorio", manifiesta Sergia Galván.

En tanto que Magaly Pineda considera que esa Ley es una violación a la libertad de participación que deben tener los ciudadanos.
 
"Eso es discriminatorio y violatorio por parte del Estado, esa Ley debe adecuarse ". 
 

Inequidad salarial
 
Esta discrepancia de género en la AMET se refleja además en los beneficios económicos que reciben ambos sexos. Para finales de 2013-según la nómina de la entidad-existían alrededor de 766 mujeres en AMET. De esa cantidad, unas 735 dirigían el tránsito con sueldos desde RD$3, 317 hasta RD$12 mil. 

En ese período, unos 42 hombres percibían entre RD$30 y RD$45 mil, 13 mujeres recibían esa remuneración; 24 hombres tenían sueldos de RD$50 y RD$60 mil, 4 mujeres llegaban a esta suma; 19 hombres devengaban entre RD$70 y RD$75 mil, sólo dos féminas alcanzaron esta cantidad. 

Es una situación que al parecer se mantiene igual, pues según informes, esa entidad no ha realizado aumento salarial desde hace dos años.

Mientras, las oficiales de tránsito continúan intentando "estirar por un mes" el salario que combinan con el "incentivo" de la AMET y el sueldo de la Policía, que para su infortunio no llega a cubrir la canasta básica familiar. 

A pesar de ello, las mujeres AMET acuden militarmente a su trabajo, varias para cubrir sus necesidades, otras con la ilusión de terminar sus estudios y ser tomadas en cuenta para ocupar cargos más altos y mejor remunerados.
 
Quince minutos de una agente dirigiendo el tránsito