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Reportaje de Diario Libre aún motiva solidaridad con familias de Juan Santiago

En junio pasado publicamos la historia "Juan Santiago, el pueblo del olvido"

SANTO DOMINGO. La casa de Elupina Soler Vicente no era más que dos cuartos de palos, hojelata y algunas tablas de madera, con techo de zinc desvencijado y piso de tierra... de polvo. La anciana de 85 años tenía un promedio de ingresos de 40 pesos al día para sobrevivir con sus dos nietos y dormían los tres en un "camastro viejo".

Luego de que DIARIO LIBRE narrara su historia en el reportaje "Juan Santiago, el pueblo del olvido", la solidaridad de varias personas ha hecho que sus condiciones de vida cambien. Hoy habita una casa azul de blocks y madera, con dos habitaciones, piso de cemento y estufa.

Poco después de la publicación, a la redacción de este diario llegaron fotografías de Elupina -que recibía los 1,225 pesos de la tarjeta Progresando con Solidaridad cada mes- recibiendo tres camas tipo "sándwich", una compra y ropa para los tres, enviadas por una señora y su hermano.

Aproximadamente a los tres meses volvieron a enviarle ayudas y esta semana fueron por tercera vez al municipio más pobre del país a llevarle sonrisas a la anciana de arrugas marcadas. Aparte de la compra y ropa para Navidad y Año Nuevo, la señora envió una fotografía suya a Elupina para que la conociera.

[img src="//recursos.diariolibre.com/contenidodl/fotos/gifs/casita-elupina.gif" height="360"/]

Enterado por el reportaje, un señor visitó a Elupina Soler Vicente, le hizo la casa y se la amuebló con tres camas, comedor, estufa y lavadora.

Un profesor que se enteró de la vida de Elupina por la publicación llevó útiles a sus nietos-Claudio y Miguel- a inicios del año escolar y ha ido en la última semana a Juan Santiago a llevarle alimentos a la familia.

Esteban Montero, otro de los protagonistas de la historia, también ha recibido ayudas de unas señoras dominicanas que viven en el exterior.

Juan Santiago apenas cuenta con un Centro de Atención Primaria para vacunas, suturas y consultas de médico general: la construcción del hospital está abandonada y por ella se pasean los cerdos.

El agua que llega al poblado sale de un canal de agricultores donde beben los animales, sin pasar por una planta de tratamiento, porque esta nunca se terminó de hacer. La cárcel del cuartel policial es un cuarto vacío de tablas de palma que se vendría abajo con un golpe no demasiado fuerte. Por las tumbas de uno de los cementerios asoman vértebras, cráneos, piezas dentales... los techos de muchos nichos se han caído y los restos de los muertos se corroen a la intemperie.

Aunque ninguna autoridad oficial ha acudido al municipio más pobre del país, donde el 92.5 % de los hogares caen en esta categoría y el 61 % vive en la pobreza extrema, varias personas sensibilizadas por el reportaje han hecho que la existencia de algunos de los habitantes de Juan Santiago sea más digna.

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