Max Puig rechaza Ley de Partidos aprobada en primera lectura
También Nueva Democracia se pronunció en contra
Diario Libre
SANTO DOMINGO.- El presidente de Alianza por la Democracia, Max Puig, definió el aprobado proyecto de Ley de Partidos como un abuso de poder de la Cámara de Diputados, la que, asegura, en una sesión "vergonzosa" impuso una normativa hecha como traje a la medida del partido de Gobierno.
Puig afirma que después de 16 años de resistencia a la aprobación de una ley que regule y adecente las actividades partidarias, el Partido de la Liberación Dominicana se dio cuenta que dicha aprobación era inevitable como resultado de la presión que realizaron los diferentes sectores de la sociedad , y que como respuesta los diputados aprobaron un proyecto "retrógrado".
En una comunicación de prensa, Puig explica que la sanción de la Ley de Partidos el martes en primera lectura mutilaba en sus puntos nodales el de consenso aprobado por la comisión bicameral designada para tal efecto y que concluyó sus trabajos en enero de 2014. "Este proyecto de consenso, elaborado a partir del anteproyecto presentado por la Junta Central Electoral, incorporó los puntos de vista y sugerencias presentados por los partidos políticos y sectores organizados de la sociedad", indicó.
El presidente de Alianza por la Democracia afirma que la mayor parte de esos propósitos fueron desconocidos en el proyecto de ley presentado a última hora por el PLD con la intención de impedir la regulación de las actividades políticas, con la intención de seguir utilizando sin control ni sanción los recursos del Estado.
Nueva Democracia se pronuncia en contra
También para el movimiento Nueva Democracia lo que ha sucedido con la aprobación "al vapor de la Ley de Partidos", confirma que la República Dominicana y sus instituciones están secuestradas por el partido de Gobierno.
En una comunicación de prensa dice que el PLD se ha creído con el derecho de diseñar y dirigir los destinos de la nación como un traje a su medida y pretende que el pueblo dominicano le crea que lo representa en el Congreso Nacional.
Sostiene, asimismo, que la clase política sensata no puede darse el lujo de quedarse con los brazos cruzados ante el "secuestro de la democracia" gestado por el grupo de poder que se ha asumido como dueño absoluto del Estado.
Puig afirma que después de 16 años de resistencia a la aprobación de una ley que regule y adecente las actividades partidarias, el Partido de la Liberación Dominicana se dio cuenta que dicha aprobación era inevitable como resultado de la presión que realizaron los diferentes sectores de la sociedad , y que como respuesta los diputados aprobaron un proyecto "retrógrado".
En una comunicación de prensa, Puig explica que la sanción de la Ley de Partidos el martes en primera lectura mutilaba en sus puntos nodales el de consenso aprobado por la comisión bicameral designada para tal efecto y que concluyó sus trabajos en enero de 2014. "Este proyecto de consenso, elaborado a partir del anteproyecto presentado por la Junta Central Electoral, incorporó los puntos de vista y sugerencias presentados por los partidos políticos y sectores organizados de la sociedad", indicó.
El presidente de Alianza por la Democracia afirma que la mayor parte de esos propósitos fueron desconocidos en el proyecto de ley presentado a última hora por el PLD con la intención de impedir la regulación de las actividades políticas, con la intención de seguir utilizando sin control ni sanción los recursos del Estado.
Nueva Democracia se pronuncia en contra
También para el movimiento Nueva Democracia lo que ha sucedido con la aprobación "al vapor de la Ley de Partidos", confirma que la República Dominicana y sus instituciones están secuestradas por el partido de Gobierno.
En una comunicación de prensa dice que el PLD se ha creído con el derecho de diseñar y dirigir los destinos de la nación como un traje a su medida y pretende que el pueblo dominicano le crea que lo representa en el Congreso Nacional.
Sostiene, asimismo, que la clase política sensata no puede darse el lujo de quedarse con los brazos cruzados ante el "secuestro de la democracia" gestado por el grupo de poder que se ha asumido como dueño absoluto del Estado.
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