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La madre de un niño con discapacidad pide ayuda para construir su casa

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La madre de un niño con discapacidad pide ayuda para construir su casa
Natalia muestra una foto de Luis Alberto a los dos años. | Fotógrafo: Nehemías Alvino

SANTO DOMINGO. Esa mañana de un martes caluroso en su natal Santiago, Luis Alberto dejó de jugar y de sonreír; amaneció con diarreas y vómitos y mucha sed. Su madre, Natalia, lo llevó al hospital, mientras dejó a sus vecinos el cuidado de sus otros dos hijos, de 11 y 9 años.

Era un niño alegre, grande para sus dos años de edad, obeso, pero para su madre, como piensan muchos dominicanos, la gordura era sinónimo de buena salud. En el hospital infantil Arturo Grullón, los médicos de emergencia lo refirieron a cuidados intensivos. Horas después, el diagnóstico fue fatal: diabetes, enfermedad que le causó ceguera, y lo ha hecho dependiente de la insulina.

Lo peor, es que no llegó a superar el shock diabético, cuando la meningitis atacó su cerebro, y lo lesionó de tal forma que lo mantiene postrado.

Han pasado cinco años y Natalia, de 29 años de edad, recuerda con tristeza cuando escuchó por primera vez la palabra parálisis, la condición que detuvo el incipiente vocabulario, la sonrisa, la alegría y la preferencia por los juegos propia en un niño de dos años.

Ahora a Luis lo alimentan sólo con líquido y su cuerpo está atrofiado. Es lo que los médicos llaman “un gran dependiente”.

Natalia dice que su vida es incierta, porque no puede trabajar, para brindarle mejores condiciones educativas y económicas, ni un hogar propio para criar a Luis Alberto y a sus hermanos Luis Miguel y Grismely.

El niño tiene el seguro médico subsidiado, pero sólo le cubre los medicamentos cuando está interno, asegura la madre, quien dijo que la insulina se la inyecta, porque el hospital se la regala, pero no puede comprarle los que le indica el neurólogo por falta de dinero.

Si en el país hubiera una real protección para los enfermos dependientes, Luis Alberto debería estar en ese grupo. Mientras, Natalia y sus hijos sobreviven con ayuda de sus familiares y vecinos, quienes les dan de comer y para vestir.

La mujer vive en una casa de menos de 30 metros en la parte trasera de un callejón que da a la calle respaldo Ricardo Carty número 43, en Los Guandules, un barrio que suena a pobreza, donde abundan las iglesias protestantes, lo que confirma que la fe es la esperanza de los pobres.

La vivienda es prestada, y está dividida en dos habitaciones, una sala donde acomoda dos sillas plásticas, y el dormitorio, en el que acomodó dos camas, una de 39 pulgadas, donde siempre está Luis Alberto, y otra de 54 pulgadas que comparte con los demás niños, y un recipiente plástico para echar las ropas sucias.

Solidaridad

Su hermana Salvadora y su vecina Susana la motivaron a pedir ayuda y hasta le buscaron RD$500 para que sacara una libreta de ahorros en el Banco de Reservas, para quien no pueda llevarle el block a la casa, le deposite su valor en pesos a la cuenta número 015064780-03.