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Día de las Madres
Día de las Madres

“Ser madre inmigrante es trabajar el doble”

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“Ser madre inmigrante es trabajar el doble”
Luci Alves, junto a sus hijos João y María Antonia, y su esposo Daniel Infante. | Fotografo: David Masalles

Inmigrante • Luci Alves

Domingo 3 de mayo de 2015. República Dominicana. Daniel Infante y su hija María Antonia preparan un desayuno especial para sorprender a Luci, mientras ella aún descansa en los brazos de Morfeo. Es el Día de las Madres... pero en Brasil, país en donde hace 35 años nació esa mujer a la que su esposo e hija mayor quieren halagar, y quien el 31 de mayo volverá a celebrar el hecho de ser mamá.

Sí, Luci celebra dos veces el Día de las Madres. No por los regalos, sino para que sus hijos, nacidos en Quisqueya La Bella, vivan y conozcan la cultura, tanto de Brasil como de República Dominicana.

Ella entiende que los padres inmigrantes deben hacer el esfuerzo para que sus hijos aprendan su cultura e idioma: “Si soy brasileña, es automático que mis niños lo sean. Yo no puedo negar mi identidad, y no puedo privar (a mis hijos) de eso. Es algo que da mucho trabajo, pero que vale mucho la pena, porque la verdad es que cuando ellos crezcan eso le va aportar muchísimo. Ya lo veo con María Antonia, ella es diferente a los demás niños. Y creo que es por su doble nacionalidad”.

Luci, quien imparte docencia en el Centro Cultural de Brasil, está realizando un postgrado en idiomas, y sale a correr todas las mañanas, aunque se acueste a la una de la madrugada estudiando, afirma que ser madre inmigrante es trabajar el doble, sobre todo por el tema de la educación.

“Ya estoy enseñando a João (de diez meses) a leer, y con mi niña (de siete años) pasó lo mismo. Ella habla tres idiomas, pero el primero que aprendió fue el portugués”, dice entusiasmada, al tiempo de recordar que guardó el primer libro que ésta leyó.

La desventaja que ve esta maestra al hecho de ser madre en un país que no es el suyo es la distancia que separa a la familia materna y paterna de los hijos.

“La última vez que volvimos de Brasil, María Antonia lloraba muchísimo, pero era un llanto de dolor. Eso es muy malo, porque uno sabe que los está sacando de su familia. Si un día nos vamos, a ella le hará falta su familia dominicana. Y aquí le hace falta su familia brasileña. Eso a mí me duele muchísimo, mucho más que a ella”, dice muy emocionada.

En sus palabras, lo que amortigua un poco la situación es el internet, pues conversa todos los días con su familia: “Yo quiero transmitirle que eso no es nada, que ellos están lejos, pero que a la vez estamos juntos. Así busco manejarlo, pero me hace falta y, de verdad, que me duele, pero eso es lo que tenemos”.

Al cuestionarle qué es ser madre, ella muy escueta concluye: “Para mí es mi éxito... eso vale más que cualquier título, más que cualquier cargo”.

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