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El país no soporta cuatro años más sin que se aplique una política sobre la basura

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El país no soporta cuatro años más sin que se aplique una política sobre la basura
Cúmulo de basura en uno de los sectores de Santo Domingo Este. (DIARIO LIBRE/ JUSTO FÉLIZ )

SANTO DOMINGO. En 2012 la República Dominicana contaba con 354 “vertederos”. Ninguna política de disposición final de desechos sólidos. Una población con cero educación ambiental y un sistema de recogida de basura costoso e ineficiente, en el mejor de los casos.

La cantidad de vertederos solo es parte del problema. 354 lugares para tirar basura significan al menos 300 lugares donde se pudo construir un cementerio, una escuela, un parque, un centro comunitario, una zona franca, un área verde o un palacio municipal.

Pero también son más de 300 lugares que generan contaminación del aire, porque la basura se quema, los lixiviados van al suelo, dañando las tierras y el agua subterránea, y los desechos golpean la vida silvestre, dejando espacio solo para plagas y alimañas.

Dos vertederos

De hecho, se puede argumentar que hay dos vertederos por municipio en un país insular donde hay más de estos que los necesarios (155). Coincidencialmente, en estos días se ha suspendido la construcción de un relleno sanitario en Haina. Lo que llama la atención es que ninguna autoridad municipal ha salido a defender el relleno sanitario, tampoco las del Gobierno Central.

Que el Ministerio de Medio Ambiente decida suspender temporalmente la licencia de construcción del relleno sanitario, indica que el permiso se otorgó deportivamente o que las políticas públicas no coinciden con una estrategia de la comunidad.

La disposición final, pese a que debe ser el colofón de un proceso que comienza en viviendas, comercios, industrias y plazas, es solo parte del problema.

Los dominicanos no tienen el más mínimo conocimiento de cómo disponer de la basura eficazmente o de diferenciar la basura orgánica de la inorgánica. Con la excepción del Ayuntamiento de San José de las Matas, donde se ha reducido la cantidad de basura que llega a un vertedero, se ha separado desde la fuente y se le ha encontrado un uso de abono a la basura orgánica.

En el resto de los cabildos del país, la recogida de basura no se ha hecho con un criterio de eficiencia. Los cabildos salen a levantar los desperdicios que los ciudadanos tiran y no le han enseñado que debe ser al revés. Los desperdicios deben ser colocados dónde y cuándo los busca el servicio de recogida. Cualquier otro proceso es costoso, porque significa que los ayuntamientos invertirán en equipos, recursos y combustibles adicionales, por lo que se generan vertederos informales creados por los moradores y vertederos formales, creados por los cabildos.

Ley de Medio Ambiente

No obstante, la ley de Medio Ambiente emite las normas generales bajo las cuales los cabildos deben implementar la recolección y disposición final de los desechos.

El Ministerio de Medio Ambiente, puede intervenir. El artículo 107 de la Ley 64-00 prohíbe la colocación, lanzamiento y disposición final de desechos sólidos o líquidos tóxicos, en lugares no establecidos para ello por la autoridad competente.

El párrafo I del mismo artículo indica que “bajo ninguna circunstancia se permitirá la operatividad de vertederos municipales en cercanía de lechos, fuentes, cuerpos de agua, ni en aquellos lugares donde la escorrentía y la infiltración pueda contaminarla”. El párrafo 2 hace “indispensable” el estudio de evaluación ambiental pertinente para la colocación de un vertedero.

Sin embargo, la República Dominicana descarga diez mil toneladas diarias de basura, según la Red Nacional de Apoyo Empresarial a la Protección Ambiental (2015). Esto es el peso en basura de la Torre Eiffel 350 veces al año, el que se entierra de mala manera, se quema o se convierte en lixiviados.

Ante estas circunstancias, el país no puede superar cuatro años más sin una política pública clara sobre desechos sólidos y con un Ministerio de Medio Ambiente, dispuesto a hacer pagar a los ayuntamientos por no encontrar las soluciones que más convienen al país.

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