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“La revolución educativa requiere de maestros comprometidos”

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“La revolución educativa requiere de maestros comprometidos”
Vanessa Calvas explica el sistema de categorización de docentes que implementa Ecuador. (NEHEMÍAS ALVINO.)

Santo Domingo. El gobierno de Ecuador impulsa un proceso de transformación educativa desde el 2007, que ha motivado que sea tomado como referencia de países como Brasil, Chile, e incluso República Dominicana. Por eso, el gobierno dominicano ha pedido su colaboración, a través del Ministerio de Educación ecuatoriano, para tomar en cuenta sus experiencias en ese proceso. Con eso fin visitó el país recientemente la subsecretaria de Desarrollo Profesional Educativo de Ecuador, Vanessa Calvas, quien concedió una entrevista a DL.

P. ¿Cuáles son los avances del sistema educativo del Ecuador?

R. Desde el gobierno de Rafael Correa, a partir de pactos sociales por la calidad educativa, hemos trabajado en mejoras integrales al sistema educativo, que han influido, por ejemplo, en el mejoramiento de la infraestructura, de la inversión, en la dotación de textos escolares, de uniformes, alimentación escolar en los barrios o en los lugares más marginados. Trabajamos también con procesos rigurosos de selección y capacitación de los docentes. Como muestra de ese proceso, evaluaciones recientes de la UNESCO determinan que el Ecuador ha mejorado su calidad educativa en los últimos años.

P. ¿La transformación educativa del Ecuador involucra también alimentación a los escolares?

R. No podríamos hablar de calidad educativa, si tenemos a niños desnutridos en las aulas, que se desmayan en las aulas. La intervención de política pública en el Ecuador es integral.

P. ¿Podríamos hablar de algunos indicadores?

R. No manejo las cifras, pero te puedo decir que tenemos estándares educativos que cada vez más se están cumpliendo. Son nuestra meta. Por ejemplo, para los niños de educación inicial, de 3 a 6 años, deben tener un docente por cada 25 niños. En los de educación básica es un docente por cada 30 niños; en la educación básica superior, un docente por cada 35 niños; y para bachillerato, un docente por cada 40 a 45 estudiantes. Contamos con un sistema educativo fiscal y fiscomicional (escuelas de la iglesia subvencionadas) con 161,000 docentes a nivel nacional.

P. ¿Cuál es el nivel de preparación de esos maestros y salarios?

R. Desde el año 2007 se empezó con una homologación de salarios de los docentes. Un docente antes empezaba con un salario de 260 dólares mensuales. Después de esta reforma un docente ingresa al magisterio con un título profesional, con un salario de 816 dólares. La misma ley determina que si un docente viene de otras facultades debe ganar 600 dólares, y si es un bachiller, menos. Eso se está reformando, porque queremos tener más profesionales expertos en diferentes áreas. Ahora, todos los profesionales, no importa de qué facultad, entrarían ganando 816 dólares.

La Asamblea (el Congreso) está discutiendo la ley orgánica de Educación Intercultural, y esperamos que pronto se apruebe. Contribuirá a obtener mejores resultados.

Además, trabajamos en procesos de capacitación ambiciosos para nuestros docentes. Empezamos el año pasado con la capacitación de más de 14 mil maestros del magisterio fiscal con cursos de actualización profesional. Hemos empezado un programa financiado por el Ministerio de Educación y por el Gobierno, a través del cual podrán obtener especializaciones y maestrías que les permitan ascender.

P. Ese proceso tiene varios años, ¿usted cree que para lograr esa revolución se necesite varios años? ¿No han cancelado maestros? ¿Invertir en los existentes está funcionando?.

R. Antes, la profesión docente estaba muy precaria. Los docentes trabajaban años en una institución educativa, y sus contratos se renovaban año a año, sin que ellos tuvieran posibilidad de hacer una carrera profesional. Hoy, desde el año 2013, al ingresar al magisterio, se les permite tener un nombramiento, hacer una carrera profesional.

Existe una política estatal de categorización por escalafones docentes, dividido en 10 categorías a la que ellos pueden ascender cumpliendo una serie de requisitos. El año pasado. 200 mil docentes fueron recategorizados o ascendidos.

P. ¿No conciben revolución educativa sin calidad educativa?

R. No. No es posible. Aunque hemos hecho importantes inversiones en obras y equipos, no podemos hablar de mejoramiento a la calidad educativa, si simplemente nos dedicamos a mejorar la fachada y la infraestructura de nuestras instituciones, y no tenemos maestros de calidad que puedan llevar el conocimiento a las aulas.

P. Según su experiencia, ¿cuáles serían sus recomendaciones a la República Dominicana?

R. Creo que es una situación que se repite en muchos países de América Latina, que los profesionales, principalmente maestros, tienen miedo a la evaluación, y ese es un aspecto que si bien es duro manejar estos temas con los gremios de profesionales es importante que ellos asuman esa dinámica y que las autoridades educativas trabajen en pro de los procesos de evaluación. Se necesita un compromiso. Ese es un aspecto difícil de implementar en cada uno de los países, pero hay que empezar.

P. ¿Por el componente político? ¿Cómo se puede lograr un equilibro?

R. Claro. Yo creo que es plantear desde un inicio de manera clara los objetivos. ¿El objetivo de la evaluación debería ser que los maestros que no aprueben la evaluación salgan de las aulas?, ¿o que los maestros tengan oportunidad de saber cuáles son sus debilidades, y en ese sentido hacer una política integral, por ejemplo, de procesos de capacitación donde el maestro también se va a sentir atendido, y que estamos trabajando por él y por todo el sistema educativo del cual él es parte?

P. ¿Por qué fue complejo?

R. Porque tuvimos protestas del gremio, que en principio no querían ser evaluados. Decían que las evaluaciones lo único que iban a hacer era dejar sin trabajo a los maestros, cuando la política realmente fue orientada hacia la implementación de los procesos de capacitación importante, del cual ellos fueron parte, y ahora, por ejemplo, el haber participado en todo el proceso de capacitación les permite categorizarse, porque están integrados estos temas.

P. ¿Cómo lograron cambiar esa cultura?

R. Esto ha durado. O sea, los procesos de evaluación empezaron en el año 2009. Los logramos con acciones, con campañas comunicacionales, propuestas concretas de procesos de formación para ellos. Hay una red de maestros que trabaja de la mano con el Ministerio. Estamos trabajando con ellos en pro de la educación. Hay algo muy importante, que nuestro ministro de Educación, Augusto Espinosa, siempre lo menciona, por muchos años se ha tergiversado que la esencia del sistema educativo público era el bienestar del maestro, y por eso es que ellos todo el tiempo estaban protestando por mayores salarios, pero la clave de la educación son los estudiantes, no son los maestros, los maestros son un puente para llevar el conocimiento. Entonces, cuando nosotros cambiamos de orientación de a quién debemos atender primero, entonces los maestros se han vuelto un ente para atender a ese objetivo que tiene el sistema educativo: que son el bienestar de nuestros niños.

Al mismo tiempo, hemos mejorado su situación salarial, les hemos dado posibilidad de hacer una carrera docente, les hemos devuelto la dignidad a los maestros. Les estamos dando becas para que sigan estudiando.

P. ¿Piensan hacer cancelaciones si el maestro no se compromete?

R. Claro, trabajaremos en eso. Después de todo, ese proceso que te he contado obviamente que en los próximos años deberíamos tomar ese tipo de decisiones.

P. ¿Si el Estado no cuenta con el apoyo de todos los sectores es difícil lograr la transformación educativa?

R. Por supuesto. Un pacto social se construye con la participación de todos los actores; desde las familias que tienen a sus niños en esas escuelas hasta los empresarios y los profesionales que podemos desde nuestro trabajo aportar con los impuestos al Estado para que pueda invertir más en la educación.

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