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Inundaciones en lucerna

Residentes acusan la ausencia de drenaje pluvial como la causa del estancamiento del agua. Por Omar Santana 

"En la última tormenta, mi nevera flotó por la casa", asegura Danilda Díaz, residente en la casa No. 34 de la calle Paralela Siete en los Prados del Cachón de Lucerna. Si la historia la contaran los moradores de la ribera del río Ozama, la historia pasara como el drama de las familias más vulnerables que habitan en el Gran Santo Domingo. Sin embargo, esto ocurre dentro de un sector residencial, donde centenares de familias han hecho sus inversiones de vida, la mayoría de ellas millonarias, porque exceden o excederán el millón de pesos. Se trata del sacrificio de familias de clase media.

La inversión se pone en riesgo cuando el agua de lluvia no encuentra por donde fluir. Se estanca en la intersección de las calles La Felicidad y Paralela Siete y crea un charco que se extiende por las calles que circundan a la vía La Felicidad, llamada sarcásticamente por la otrora presidenta de la Junta de Vecinos, como "La Amargura", por su tendencia a anegarse con cualquier aguacero.

Durante la tormenta "Sandy" decenas de residentes de Lucerna, específicamente las calles del entorno del entorno La Felicidad, La Arboleda, Los Alpes, Los Laureles y Guayubín Olivo, además de la Paralela 7 tuvieron que ser sacados de sus viviendas ayudados por los vecinos, lo que sobrepasó las experiencias de aguaceros anteriores, cuando el agua en circunstancias normales, aislaba las casas impidiendo la salida.

Deterioro calidad de vida

El problema afecta también a los comerciantes. El negocio de envíos Oligil Shipping, en la intersección de las calles Los Alamos, esquina La Felicidad, se ha visto impedido de trabajar con la ocurrencia de aguaceros de poca magnitud. Al llover, los cinco escalones de la entrada quedan anegados de agua y la entrada y salida de camiones es imposible.

Maité Rodríguez contó que con los pasados aguaceros su casa quedó inundada totalmente. "Todo, todo se perdió. Pero eso es de siempre, a nosotros no se nos quedó nada sin mojar", dijo. La casa No. 44 en la calle La Felicidad, en buen estado y que aparenta nueva, está puesta en alquiler. Según los vecinos, se debe a las inundaciones que arrasan la zona. Francisco Santiago Peralta explicó a DL que no sólo su casa está riesgo por los enormes charcos. También la inversión con la que se gana el sustento, la que no puede mojar y que almacena en la vivienda. A la inestabilidad de la calidad de vida de los residentes, se suman los problemas de salud que acompañan las inundaciones. En la última tormenta, todas las cisternas del barrio resultaron afectadas con agua contaminada proveniente de la calle inundada, lo que obligó a los moradores a botar el agua acumulada por miedo a una enfermedad.

Lo mismo pasó con los vehículos de muchos residentes, los que quedaron defectuosos, sus interiores dañados al resultar inundados.

Problema histórico

Este drama es viejo. Se debe a la ausencia de drenaje pluvial en las calles del sector. Un problema que se hereda desde la creación del cabildo Santo Domingo Este, cuando se les prometió la construcción de un drenaje que devolvería las aguas hasta la ribera del río Ozama, pero que nunca se hizo. Como tampoco se terminaron de excavar los sistemas de pozo filtrante que se han prometido desde entonces y a los que parte de la población estaría dispuesta a aceptar si esto supone una solución inmediata.

Por toda esta situación esperan la respuesta del Ayuntamiento de Santo Domingo Este, mientras sus inversiones de vida se devalúan, junto a la calidad del servicio que reciben.