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Cuando las pupilas se cierran a la luz

SANTO DOMINGO. Era la hora de receso de una de las tantas noches que Antonio Rodríguez amaneció trabajando en la fábrica de sacos. Como era habitual se acomodó en una mesa para descansar, pero cuando despertó descubrió que había perdido la visión.

“Fui al baño me lavé la cara, pero mi vista no regresaba, me llevaron a la casa y desde que amaneció visité al médico donde recibí la noticia de que tenía glaucoma severa y que ya no tenía posibilidad de ver”, relató el hombre de 69 años a Diario Libre.

A partir de ese momento que describe como el más “aterrador” de su vida, han pasado doce años. Previo a este, Rodríguez comenta que nunca sintió más que un pequeño ardor en los ojos. Su visión era normal.

“Desde entonces mi vida ha sido una dificultad. Ya no trabajo, sólo puedo escuchar la radio y tengo una familia de mantener”, manifestó el ciudadano quien reside en Las Caobas, Santo Domingo Oeste.

El glaucoma, la catarata y la retinopatía diabética, son las principales enfermedades que han llevado a la discapacidad visual, pero en los países de ingresos medios y bajos las cataratas siguen siendo la principal causa de ceguera. Lo preocupante es que las sintomatologías de estas enfermedades son muy vagas por lo que las personas tienen pocas opciones para identificar si están siendo afectados.

“La catarata es una enfermedad progresiva y lenta. La gente se va acostumbrado fácilmente a la mala visión y cree que está viendo bien, para cuando se evalúan se dan cuenta de que la visión está desmejorada”, explicó Carlos Gómez, presidente de la Sociedad Dominicana de Oftalmología.

Con el glaucoma la visión se va perdiendo desde la periferia hacia el centro del ojo, lo que impide que el paciente se dé cuenta temprano de que está sufriendo un problema visual.

Según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el mundo hay aproximadamente 285 millones de personas con discapacidad visual, de las cuales 39 millones son ciegas y 246 millones presentan baja visión.

En República Dominicana de la población estimada de 10 millones de personas, unas 708,597 padecen al menos una discapacidad, según la Encuesta Nacional de Hogares de Propósitos Múltiples, ENHOGAR-2013. De esa cantidad, el 37.9%, sufre algún problema visual, siendo esta la principal afección entre los discapacitados.

De acuerdo a este informe, de las 268, 558 personas que enfrentan alguna dificultad visual en el país, 38.9% reside en la zona urbana y el 35.1% en la rural.

Conforme a los operativos realizados por la Sociedad Dominicana de Oftalmología, el sur del país es la parte donde más casos de pérdida de la visión se presentan y los expertos de la oftalmología estiman que es debido a su orografía.

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“En el sur el sol y el calor es más fuerte por eso en los operativos que hemos hecho a nivel nacional en esta parte hemos encontrado más personas afectadas de cataratas por la influencia de los rayos ultravioletas”, precisó Gómez.

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Antonio Rodríguez (NEHEMÍAS ALVINO)

Discriminación

De la cifra total de discapacitados que hay en el territorio nacional un 66%, es decir, más de la mitad, no posee un empleo, conforme al informe de Enhogar.

“Tenemos más de cuatro mil personas con discapacidad visual capacitadas para trabajar pero sólo trescientos han conseguido empleo, que es muy poco”, precisó Miguel González, coordinador de capacitación y empleo de la Fundación Dominicana de Ciegos.

A su juicio la discriminación es el principal factor por la que un no vidente no consigue espacio en el mercado laboral dominicano.

La exclusión se extiende hacia los diferentes ámbitos de la vida nacional conforme a varios no videntes consultados por este diario.

“¡Cuando hablamos no nos prestan atención!”, manifestó un paciente enfermo de catarata. Mientras otro que padece glaucoma destacó que se le hace difícil trasladarse porque las guaguas no lo quieren montar ¡desde que ven el bastón no quieren pararse!, apuntó.

Ambos ciudadanos coinciden con Antonio Rodríguez quien además de enfrentarse a estas situaciones también se queja del mal estado de las calles y de los obstáculos que hay en las aceras.

“¡En este país hay demasiadas dificultades para los no videntes, un hoyo donde quiera, un vehículo parqueado en la acera!”, criticó Rodríguez.

Quién está en riesgo

Aproximadamente un 90% de la carga mundial de discapacidad visual se concentra en los países de ingresos bajos, donde alrededor de un 65% de las personas con discapacidad visual son mayores de 50 años.

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Los niños también pueden ser afectados. En ellos la enfermedad más común es la catarata congénita, seguida por el glaucoma congénito y la retinopatía prematura. Es por esa razón que el doctor Gómez recomienda que a partir de los dos años y hasta los doce, los padres lleven a sus hijos al oftalmólogo cada seis meses. Y a partir de la adultez se debe visitar una vez al año.

Según los expertos, los pacientes diabéticos es el segmento poblacional que está llamado a tener mayor cuidado con la visión.

“Tenemos más de cien mil pacientes diabéticos en el país diagnosticados, de esos el cincuenta por ciento se estima va a tener algún cambio de retinopatía diabética”, resaltó Jaqueline Piña, especialista en retina clínica con pacientes diabéticos del Instituto Espaillat Cabral, quien además advirtió que es difícil recuperar la visión en un paciente que presenta daños en el fondo del ojo.

Influye en la pérdida de la visión

La distribución mundial de las principales causas de discapacidad visual son errores de refracción (miopía, hipermetropía o astigmatismo) no corregidos: cataratas no operadas y presencia de glaucoma.

Algunos de los factores que influyen además en el deterioro de la visión tienen que ver con la alimentación y el sedentarismo; la exposición a los rayos ultravioletas y la no utilización de gafas oscuras.

El factor económico también es determinante debido a que muchas personas cuando le detectan un problema de visión, no cuentan con los recursos para operarse y llevar un tratamiento adecuado.

“La persona puede quedarse ciego muy fácilmente porque no puede llegar al oftalmólogo, y eso lo vemos en nuestro país todavía. Aquí no hemos podido controlar las cifras de ciegos y una de las razones es que la cantidad de personas que no pueden llevar un tratamiento es muy alta”, alertó Gómez.

Otro componente importante que contribuye a la pérdida de la visión son los diagnósticos erróneos.

“Muchas personas a veces van a un médico que no le toma la presión, que no está pendiente de ver su nervio óptico, de ver el fondo del ojo y el paciente sigue su vida normal porque no sienten ningún dolor y esto es delicado, es trabajo del oftalmólogo cuando llega un paciente al consultorio, examinarlo completo y ver si tiene alguna enfermedad”, sugirió Gómez.

Algunas señales

La organización Previniendo la Ceguera, llama a estar atentos a cualquier pérdida de la calidad visual; visión borrosa; ardor o dolor ocular; a la dificultad para enfocar objetos; ajustar la visión al entrar a una habitación oscura; parpados inflamados; cambios en el color del iris; visión doble; exceso de lagrimeo y otros cambios.

La Sociedad de Oftalmología recuerda que cuando los padecimientos visuales se detectan a tiempo con tratamientos y cirugías pueden tener solución. Tanto en las cirugías de catarata y de glaucoma no hay que internar al paciente. El doctor Gómez indica que con la técnica quirúrgica moderna la recuperación es de un día para otro y el costo aproximado oscila entre 300 y 400 dólares.

Según la OMS, el 80% del total mundial de casos de discapacidad visual se pueden evitar o curar, es por ello que los especialistas de esta área recomiendan no descuidarse con un órgano que cuando se pierde afecta drásticamente la calidad de vida del paciente.

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