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Túneles y presencia de milicianos hacen de Rafah un asiduo blanco de Israel

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Túneles y presencia de milicianos hacen de Rafah un asiduo blanco de Israel

RAFAH.- La frontera con Egipto de Rafah, principal punto de abastecimiento de Hamás y baluarte del grupo islamista, ha sido, junto con el norte de la franja, uno de los objetivos más bombardeados por la aviación israelí en los últimos días de ofensiva.

En las calles de Rafah, engalanadas con banderas verdes de Hamás, negras de la Yihad Islámica y carteles con fotos de mártires y líderes islámicos y de las milicias palestinas, han muerto 16 personas por fuego israelí desde que se inició la operación "Pilar Defensivo" el pasado miércoles.

"Nos traen cada día una veintena de heridos y uno o dos mártires (muertos). La mayoría son civiles y muchos han perdido un brazo o una pierna", afirma a Efe un empleado del hospital Yusef Il Nayar, que explica que aquí los heridos reciben la primera atención y los casos más graves son trasladados al hospital Naser o al Europeo.

Tendido en una de las habitaciones yace Awadala Mohamed Edwan, con una pierna vendada y cara de dolor.

"Estaba caminando por la calle cuando cayó una bomba. Israel miente, disparan contra civiles, contra niños y mujeres, son inhumanos", dice.

En una habitación cercana yace otro herido, trabajador de la construcción de 32 años, con el brazo derecho fracturado y heridas en la espalda.

Según narra, estaba cerca de su casa, caminando hacia su coche, cuando la aviación israelí lanzó un misil contra un hombre que circulaba en moto.

"Me llegó la metralla, caí al suelo y no pude levantarme, tardaron mucho en ayudarme porque no había gente en la zona", recuerda.

Otra de las heridas, Faisa Ab Dilal, de 70 años, estaba en casa con su hijo, nuera, y nueve nietos cuando un proyectil destruyó media vivienda, le dañó un pié y le hizo perder mucha sangre, explica.

"¿Por qué disparan a mi casa?. Estábamos allí sentados... todos los niños salieron corriendo y gritando", dice.

Al contrario de lo que pudiera parecer, la frontera entre Gaza y Egipto se cruza estos días más de entrada hacia la franja que de salida.

La mayoría son palestinos que estaban de vacaciones o trabajando en Egipto u otro país y vuelven para estar con los suyos en estos momentos de angustia.

También entran trabajadores humanitarios y activistas, en su mayoría egipcios, que quieren mostrar su apoyo a Gaza.

El gazatí Faraj Abu Ali cruzó a Gaza a pie esta mañana cargado con dos bidones llenos de aceite de oliva.

"Estaba de viaje en El Arish (Sinaí), pero vuelvo para estar con mi familia", explica y asegura que "Israel hace la guerra contra Gaza, contra gente que no tiene nada".

"¿Qué se piensan?, ¿acaso creen que tenemos aviones?", se pregunta.

Los funcionarios de la frontera y los taxistas que trasladan a los viajeros confirman que no deja de entrar gente a Gaza.

"¿Por qué iba a irse la gente?. La guerra no es algo nuevo para nosotros. Los palestinos no vamos a abandonar nuestra tierra, aunque tengamos que morir todos aquí", asegura otro viajero, Marwan Abu Jali, que viaja a su casa en Jan Yunis y que confía "en la resistencia" para defender su territorio de los ataques de Israel.

Espera que los israelíes no ataquen su coche por el camino y prevé que, una vez en casa con los suyos, no saldrá de ella hasta que haya acabado esto.

El taxista Ibrahim, dice que "los palestinos no huyen desesperados", pero explica también que, al estar cerradas todas las instituciones oficiales, no pueden pedir al Ministerio del Interior los permisos que les hacen falta para salir de Gaza.

Pero algunos sí se van. Una familia ucraniano-palestina, con tres niñas y dos niños, atravesó hoy la frontera rumbo a Egipto.

"Nos vamos por miedo. Los israelíes nos vuelven locos con las bombas, no podemos aguantar más", dice la madre.

Su marido se queda en Gaza. Es médico en el Hospital de Shifa y, en este momento, con más de 750 heridos y 100 muertos en seis días, en los centros médicos no sobran manos.

Otras de las que salen son las ambulancias, que trasladan a los casos de heridos más graves a hospitales mejor preparados que los de la franja.

El joven de 36 años Abu Yusef, herido ayer en un bombardeo sobre el campo de refugiados de Al Burej, cruzó en una ambulancia hacia un hospital de El Arish en Egipto.

Le habían amputado una pierna y tenía la cara llena de heridas de metralla.

La carretera entre Rafah y Gaza capital, al contrario de lo habitual, apenas tenía hoy tráfico y la zona parecía tranquila. A pocos kilómetros al oeste de la frontera, sin embargo, se podían observar bombardeos, en el área agujereada por los túneles de contrabando a través de los que entran a la franja productos de consumo de todo tipo y, también, armas para las milicias.

Los subterráneos han sido uno de los objetivos más atacados desde el comienzo de la ofensiva israelí.

Solo anoche, las Fuerzas de Defensa de Israel aseguraron haber bombardeado 40 túneles de la zona, a la que Hamás ha cerrado el acceso.

Aunque la ofensiva militar haya hecho disminuir la actividad en los túneles, muchos siguen funcionando y a la franja todavía entran muchos productos a través de ellos, sobre todo gasolina egipcia, que se puede ver viajando rumbo al norte en tanques cisterna.