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A Clase con (o sin) papeles

El próximo curso escolar comenzará con un nuevo equipo de gobierno en los despachos oficiales. Es posible que sus políticas de migración aplicadas a la educación sean diferentes a las que se proponen estos días.

¿Qué gana el país impidiendo el acceso a las escuelas a los hijos de extranjeros en situación irregular? ¡Nada!

En primer lugar, un acta de nacimiento no es una prueba de nacionalidad. Es una certificación de que ese niño nació en determinada fecha y en determinado lugar, de determinados padres. De acuerdo a la Constitución vigente, no se es dominicano por haber nacido en República Dominicana si los padres están en situación irregular, pero ese papel es la constancia que se necesita para matricularse. ¿Se permite que sin papeles vengan a dar a luz (y se queden), trabajen en campos y ciudades (y se queden) pero no que sus niños se alfabeticen?

Nadie puede negar a República Dominicana el derecho a formular sus leyes de migración, pero éstas deben ser respetadas siempre por las instancias oficiales, y eso no sucede. Deben ser estables y eso no sucede y respetar los tratados internacionales de los que el país es signatario. Y deben ser inteligentes. (Si hay que ser prácticos... privar de la educación a niños que vivirán aquí les perjudica tanto a ellos como a todos los demás.)

El fracaso de la política migratoria es responsabilidad única de los gobernantes. Y la historia de la Humanidad es la historia de las migraciones. No las detienen medidas como la que se quiere aplicar.

IAizpun@diariolibre.com