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Nunca pasa nada

Aunque en estos momentos (y por razones numéricas y obvias), Leonel Fernández sea el objetivo de todas las críticas, el problema es mayor.

Los partidos políticos nos imponen una manera viciada de vivir la democracia. Para empezar, debemos votar por unos legisladores incapacitados en su mayoría para la labor que se les encomienda. Asumen que su verdadera función es aprobar todo lo que le diga su jefe (líder y guía). Y cobrar por ello.

La vida social y económica ha sido secuestrada por los partidos que han anulado la capacidad del ciudadano de dirigir su vida. Toman decisiones trascendentales que afectan nuestros proyectos vitales sin tener la preparación intelectual, técnica, moral o política necesaria.

Es la clase política la que debe cambiar porque está destruyendo el país.

¿Institucionalidad? No gracias, que estorba. La inseguridad jurídica que ahuyenta inversiones y daña directamente al ciudadano es responsabilidad de los políticos, no sólo por omisión, ignorancia o indiferencia, sino por acción deliberada. La falta de transparencia en las cuentas públicas tiene nombres y apellidos en los tres partidos que han gobernado.

No, la culpa del déficit de hoy no es la crisis mundial. Es responsabilidad directa, directísima, del jefe de gobierno anterior y de su equipo, que le secundó y obedeció. Y lo hicieron... porque se podía. Porque creyeron (y creen) que no habría vías para que alguien les exigiera responsabilidades, porque lo controlaban todo, porque... "aquí nunca pasa nada".

IAizpun@diariolibre.com