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opinion

Un cambio raro de pitcher...

Lo de la Policía como que está misterioso...

El anuncio con bombos y platillos de una nueva política de seguridad ciudadana fue alentador, y más después que se pasó de las palabras a los hechos y se envió un proyecto de ley a las cámaras.

La derivación parecía lógica. El problema de la delincuencia incluye a los policías y no se puede solucionar sin cambios profundos en la institución del orden.

La filosofía estaba tan adelantada que empezó a hablarse de barrio tranquilo y no de barrio seguro, sin que fuera clara la diferencia.

Ahora, sin embargo, se está hablando otra cosa, o por lo menos lo que era inminente ya no lo será. Tomará más tiempo, y entre tanto, se retira la pieza y se deja todo en manos del Presidente.

Intriga la ocurrencia, y en un país de sospechosos, inquieta que hagan a un lado al ministro de Interior y al jefe de la Policía y que suceda en enero, un mes tan cerca de febrero.

En ese sentido, no se considera casual que el Procurador ande por Herrera, hablando con los moradores, en momentos en que esa zona es referente del auge de la delincuencia y de la ineficiencia de las autoridades.

Cualquiera se encomienda a San Judas Tadeo...