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El Espía

Los que vieron a Hipólito Mejía cuando llegó "artillao" a la cercanía del local del PRD luego de más de una hora de balacera, coinciden en que su plan era penetrar al lugar, pero que vaciló más de una vez. Finalmente optó por marcharse. Fue una movida arriesgada, que no tiene sentido ni explicación lógica, y sólo se entiende como parte de un esquema, cuya meta era ocupar la instalación con su "comandante" al frente y exhibirla como un trofeo de guerra. Pero si la presencia de Hipólito en un escenario de tiros, bombas y golpes no tenía sentido, menos la de Abinader y de viejos "robles" y "roblas" que llegaron cuando todo había pasado, y para colmo le dieron un espaldarazo a esa brutalidad armada.