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Enredados en las redes

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Enredados en las redes

Las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TICs) nos han traído una nueva generación, donde los ciudadanos descubren nuevas aventuras, utopías y deseos de cambiar las cosas. Internet es el soporte de todo este salto que experimenta la humanidad en los últimos 50 años.

El Internet no solo ha sido capaz de transformar la comunicación radicalmente, sino que implantó novedosas formas de gestión de las empresas, de hacer comercio y de modelos organizacionales basados en sistemas de redes, a los fines de hacer más eficiente, competitiva y generar mayor productividad.

Es un nuevo modelo de sociedad en el que estamos inmersos, el de la Sociedad de la Información, que se soporta en procesos de innovación en ese campo.

La velocidad vertiginosa con la que se producen esos cambios nos ha dejado boquiabiertos. Tengo una experiencia personal, cuando a principios de los noventa el periódico se embarcó en la automatización de la redacción.

Uno que otro colega se resistió a soltar la vieja máquina de escribir, pero el tiempo fue venciendo hasta a los más testarudos, quienes finalmente sucumbieron ante la computadora. Para esa misma fecha, tuve que tomar un curso sobre Internet y los motores de búsquedas. Alta Vista era el más famoso. De esa fecha para acá, es mucho lo que hemos visto llover en términos de innovación tecnológica en el campo de la comunicación. El nuevo fenómeno del Internet son las redes sociales. Desde hace unos siete años, estas aplicaciones han venido a revolucionar el mundo de la comunicación a niveles insospechados. Twitter, Facebook, Linkedln, Hi5, Flickr, Youtube y Xing son algunas de las redes sociales de las que se valen miles de millones de seres humanos en el planeta, no para estar a la moda, como pudieran creer algunos, sino con el fin de emplearlas provechosamente en sus actividades profesionales, políticas, religiosas, sociales, empresariales y comerciales.

Como ocurre siempre, las innovaciones tecnológicas acarrean grandes ventajas para la humanidad, pero también traen consigo imprevistos desafíos, que debemos sortear con la inteligencia y el conocimiento como armas para salir airosos.

Las redes sociales son utilizadas por empresas privadas, individuos, instituciones públicas, organizaciones religiosas, deportivas, culturales, sindicales y étnicas. Desde hace siete años permearon todo el tejido de las sociedades modernas o en vías de serlo.

Sin embargo, las redes sociales deben verse como aplicaciones que contribuyen a la Comunicación Estratégica, no importa el tipo de organización, como también sirven, como ya he señalado, para las ciencias, el comercio, la labor empresarial y religiosa. Su gestión eficiente en el ámbito institucional, o personal, parte del hecho de saber el nuevo rol que juegan las redes sociales. El pensamiento estratégico no tiene a las redes sociales como un lujo o espacio para el ocio, sino como una herramienta para la comunicación personal o institucional, campos que deben estar delimitados para evitar ruidos mediáticos o problemas de mayores consecuencias.

Hay que delimitar los campos y los usos. Las redes sociales como Twitter, Facebook, Youtube, Linkedln, Xing, friendfeed, Google, Instagran, MySpace, Badoo y los blogs son de una gran utilidad personal e institucional. Si tenemos como premisa que la Comunicación Estratégica es el arma fundamental para ganar los espacios en la batalla de opinión pública, las redes sociales son herramientas fundamentales para mejorar el posicionamiento.

Cuando la batalla se lleva a cabo desde una institución, toda la estrategia de comunicación tiene que estar concebida desde el único prisma corporativo, no personal. Las instituciones en todo el mundo, especialmente aquellas que están obligadas a tener un perfil de cara a la sociedad, obligan a sus principales ejecutivos a que sus perfiles en las redes estén ligados al de la empresa. Y si esos ejecutivos o empleados desean emitir opiniones personales sobre el tema de su interés, deben asumirlo en una cuenta personal.

En el país, vemos a ejecutivos de empresas, empleados o funcionarios públicos con cuentas de Twitter o Facebook asumiendo posiciones sobre temas que tienen que ver con aspectos delicados de sus funciones, con lo cual arrastran a la entidad que representan a fijar juicios a priori.

Para evitar deslices, las cadenas internacionales de comunicación y empresas organizadas, hacen que sus presentadores de noticias y altos cargos, tengan que crear su cuenta institucional, con la opción de tener una personal. En la primera es la empresa o institución que toma la palabra, la opinión no es personal, lo que explica que los periodistas de los medios tradicionales toman ciertas opiniones y las convierten en noticias.

Resulta que las redes sociales, las más utilizadas en República Dominicana son Facebook y Twitter, no se limitan a dar información, sino que sus usuarios opinan primero sobre los acontecimientos. Cuando se produjo el terremoto que generó la fuga nuclear en Japón, la gente dio su opinión respecto de ese acontecimiento, es decir en la comunicación horizontal, la gente opina primero sobre los hechos.

Esto puede traer ciertas complicaciones para funcionarios, figuras públicas y gerentes de empresas, si no hay una definición y separación de roles. Hay figuras públicas que toman las redes sociales como un pasatiempo para estar en la moda, sin tomar en cuenta que es su opinión que hace de conocimiento público. Una vez que el periodista de los medios convencionales la publica adquiere otra dimensión.

Aún hoy, la prensa escrita, la radio y la televisión marcan la pauta en la opinión pública, no así las redes sociales, que tienen menor alcance, independientemente de su auge.

Las figuras públicas, antes de entrar en lo que pudieran creer es el juego de las redes sociales, tienen que asesorarse con expertos en Comunicación Estratégica acerca del uso adecuado de estos nuevos medios, que determinan una audiencia segmentada y diferenciada que, aunque masiva en cuanto a su número, ya no es de masas en cuanto a la simultaneidad y uniformidad del mensaje que recibe. De no hacerlo así, estarán permanentemente enredados en las redes.