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Mejor... en Occidente

En la vida de una mujer, la cuestión geográfica y religiosa marcará su vida más que cualquier otro factor.

Las mujeres en Occidente han alcanzado y superado (aunque siempre habrá excepciones, más relacionadas a la pobreza que al género) las cuotas de libertad personal y desarrollo por las que sus predecesoras lucharon. Falta, por supuesto, terminar con la violencia, esa rémora del machismo que quizá empiece a controlarse cuando la sociedad trate a los maltratadores como lo que son: delincuentes. Menos "cuestión de celos y conciliación de pareja" y más sentencias por agresión.

Pero si una mujer tiene la desgracia de nacer en un país gobernado por religiosos, probablemente será una víctima toda la vida. Peor si es en un país de islamistas reaccionarios. Estará condenada a casarse siendo casi una niña, no podrá educarse, correrá el riesgo de sufrir la mutilación del clítoris, dependerá por siempre y para todo de un padre, de un marido, de un hermano. Será condenada... ¡si es violada!

Aquí, los sociólogos deberían empezar a preguntarse dónde están los hombres, qué ha sido de ellos. Qué va a pasar con ellos. Las mujeres son mayoría en las universidades, y más pronto que tarde serán mayoría en los puestos de dirección. Y son mayoría en las actividades culturales, en las oficinas, en los bancos y en el cine. Y en los gimnasios, y en las juntas de vecinos y en los bancos de las iglesias...

Es el mejor momento de la Historia para ser mujer. En Occidente.

IAizpun@dairiolibre.com