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La cortesía entre los líderes políticos dominicanos

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La cortesía entre los líderes políticos dominicanos

Una investigación realizada por Reina Rosario Fernández y Manuel Matos Moquete sobre los discursos de juramentación presidencial reveló que hubo más cortesía entre los líderes políticos del país en el período 1963-1978 que en el período 1982-2012.

Juan Bosch ha sido el Presidente de la República más cortés. En su discurso menciona directamente a sus adversarios de manera amigable, señalando que los invitó a formar parte de su gobierno, pero que unos aceptaron y otros rechazaron la oferta. Bosch se encuentra solo en esta posición.

Frente al adversario, Joaquín Balaguer y Antonio Guzmán manejan la cortesía como decencia. Regularmente no hacen referencias directas y personales; más bien proceden por alusiones a veces muy sutiles. Emiten críticas veladas, pero con consideración, tratando de no lesionar la imagen o el su crédito del líder opositor.

Balaguer se destaca a partir del juego de palabras, soplando la acusación velada, con expresiones de este tipo: "Omito adrede reproches al gobierno saliente"; expresión muy parecida a la utilizada por Antonio Guzmán: "sin ánimo de acusar a nadie".

Jorge Blanco ha sido el presidente más descortés. En forma irrespetuosa y sin consideración alguna, en su discurso de juramentación denunció al gobierno de Guzmán, de su propio partido, y quien se había suicidado semanas antes, como un gobierno que había dejado al país en la peor crisis económica y moral,

Leonel Fernández fue muy cortés en el discurso de juramentación de 1996 en relación con los líderes políticos Juan Bosch, Joaquín Balaguer y José Francisco Peña Gómez. Son los líderes fundadores de la democracia dominicana, a quienes, de alguna manera, él debe su liderazgo.

Hipólito Mejía y Leonel Fernández son descorteses recíprocamente. Entre ellos predomina la franca descortesía y el canibalismo político.

En su discurso de juramentación, Hipólito Mejía dejó caer la amenaza de que iba a someter a los tribunales a los corruptos del anterior gobierno. Fue una alusión directa a Leonel Fernández, quien estaba presente en el acto de toma de posesión presidencial.

Leonel Fernández no ha escatimado palabras en todos sus discursos, particularmente en los de juramentación de 2004 y 2008, para denunciar la crisis económica a la que la administración de Hipólito Mejía llevó al país. Fernández ha sido implacable con su adversario político, achacándole a Mejía todos los males del país.

Danilo Medina se ha manejado en la vida política con mucha cortesía, pero fue descortés ante Hipólito Mejía en su discurso de juramentación. Siempre se ha dicho, la peor ofensa es la indiferencia. Eso hizo Medina con Mejía. Ignoró totalmente a un líder que había obtenido más de dos millones de sufragios. También es verdad que Mejía no reconoció el triunfo de Medina ni lo felicitó, como manda la cortesía en la democracia. Ambos de pagaron con la misma moneda de la descortesía.

En fin, la enseñanza principal que se extrae de la investigación es que, cronológicamente, en la política dominicana las relaciones han sido más ríspidas y hostiles en los líderes más recientes que en los más antiguos.

matosmoquete@hotmail.com