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Estrategia nacional. Nueva carretera Cibao-Sur

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Estrategia nacional. Nueva carretera Cibao-Sur

Para hacer más eficiente su logística operativa, la invasión estadounidense promovió hasta 1921 la construcción de carreteras en las sendas recueras que la explotación colonial se apropió de los nativos.

Con el impulso de la estrategia impresa, en mayo del 22 se inauguraba la carretera Duarte y se iniciaba ese año el tramo Bani-San Cristóbal. Puerto Plata y San Francisco de Macorís empalmarían en el 23 con la carretera Duarte.

El tramo de la carretera Sánchez entre Baní y Azua se inauguró en febrero del 24. En el 25 se inauguró la carretera Azua-San Juan y se trabajaba activamente en la carretera Mella. En el 27 iniciaría la vía Azua-Barahona.

Imbuido en esa capacidad constructora, en octubre de 1927, el presidente Horacio Vásquez planteó por primera vez la idea de unir San Juan y Santiago, proyecto del cual la carretera Santiago-San José de las Matas fue la parte consumada.

Entre sus numerosas obras públicas, Trujillo cruzó desde Piedra Blanca a Rancho Arriba, atravesando el hoy Parque La Humeadora. Contrario a sus asesores, atravesó también Valle Nuevo. Estas dos obras se unieron en Ocoa para descender al litoral sur, cumpliendo a su manera la idea de Vásquez.

El constructor Balaguer descartó, por su impacto ambiental adverso, unir los principales valles nacionales por la ruta hoy nuevamente sugerida. Guzmán retomó la idea de su coterráneo sin ir más allá de la salida de Santiago. Sus sucesores, por razones diversas, no volvieron a mencionar la carretera Cibao-Sur atravesando sierra y cordillera desde Santiago, sólo mejoraron las vías ya existentes.

Casi un siglo después, durante la campaña electoral, el actual presidente Danilo Medina promete en su provincia natal de San Juan de la Maguana y a Santiago la realización del proyecto de Vásquez, asumiendo por descontado sus bondades, viéndolas todavía como panacea preñada de soluciones. Pero ¿soluciones a qué?

¿Existe un plan nacional que requiera otra carretera para promover el comercio entre estas provincias o regiones? ¿Se ha determinado que la explotación de los recursos mineros de esta zona son más importantes para el país que el agua que ella nos aporta? ¿Se han detenido a observar que la actividad humana ha deforestado una franja de seis kilómetros de bosques a cada lado de los caminos abiertos en las áreas montañosas colindantes a los parques que atravesará este proyecto? Si de ideas se trata, ¿un ferrocarril subterráneo llenaría el propósito buscado? ¿Se exploraron ya todas las alternativas posibles?

Importaría saber primero cómo encaja este proyecto en la estrategia nacional de desarrollo, si es que para algún fin útil se convirtió en ley. Definir justificadamente qué se quiere, para determinar cómo, con qué recursos y cuándo se haría, es una etapa previa mandatoria.

Por su importancia estratégica e impacto, debe darse cabida a la población en la planeación de tan delicada obra, que no ha de ser producto de una decisión unipersonal, ni regional, sino nacional.

Deliberaciones públicas que culminen con una decisión plebiscitaria no sería una utopía, sería democracia real. Como nunca se ha hecho.

eurelio@claro.net.do