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Una clase media con la presión alta

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Una clase media con la presión alta

"Existen algunas ideas tan equivocadas que solo una persona muy inteligente puede creer en ellas." (George Orwell)

Gerónimo Hermida estaba furioso. Acababa de leer que varios organismos internacionales situaban a la República Dominicana, una vez más, dentro de los países latinoamericanos con menor presión tributaria, solo superior a la tributación media de Guatemala. No podía entender que las estadísticas no reflejaran su propia realidad impositiva. Padre de familia con dos niños en edad escolar, logra traer a su hogar un salario mensual de RD$120,000, mientras que la esposa aporta su valioso tiempo coordinando las actividades escolares y deportivas de sus hijos. Se puede decir que se trata de una familia de clase media-media. O quizás media-baja.

Lo que molestaba a Gerónimo era que haciendo los cálculos de sus obligaciones impositivas encontraba que su presión tributaria era extremadamente alta, en comparación con el 13.6% que se afirmaba pagaban los dominicanos. Notó, de entrada, que mensualmente le descontaban RD$21,000 por concepto de impuesto sobre la renta. Sus compras en el supermercado eran aproximadamente de RD$32,000 al mes, y pagaban un ITBIS promedio del 10%, para un monto de RD$3,200. Tenía que llenar, cada semana, el tanque de gasolina de su vehículo, para un gasto mensual de RD$12,500, incluyendo los impuestos equivalentes a RD$4,600. Los servicios de comunicaciones (teléfonos, cable, internet, etc.) les representaban unos RD$11,000 mensuales, de los cuales unos RD$3,300 correspondían a impuestos que gravan a ese sector. Visitaba una vez al mes un restaurant, en donde gastaba cerca de RD$9,000, incluyendo unos RD$2,500 por ITBIS y la propina legal. Vive un apartamento que paga una renta mensual de RD$23,000, y paga RD$12,000 por el servicio domestico, mientras tiene que pagar USD0.25 por cada kwh de electricidad consumida, para una factura mensual de RD9,000. Hasta aquí Gerónimo ha calculado que su presión tributaria es del 26%.

Pero falta algo más. Gerónimo y su esposa tienen dos hijos en edad escolar. Tenían la opción de enviarlos a la escuela pública gratuita, o pagar el alto costo de un colegio privado. Sin embargo, la cuestionable calidad de la educación pública les hizo tomar la decisión de enviar sus hijos a un colegio privado, tal como hace la mayoría de la clase media dominicana. Aunque no se trataba de un colegio relativamente caro, tenía que pagar RD$16,000 mensuales por sus dos hijos. Si el Estado tiene la obligación de proveer una educación gratuita de calidad, y no lo hace, eso obliga a las familias a hacer los sacrificios presupuestarios de lugar para educar a sus hijos en centros privados con mayor calidad. Es decir que a la presión tributaria de Gerónimo habría que agregar los RD$12,000 que tiene que gastar por un fallo en las políticas públicas. De este modo, la presión tributaria de Gerónimo se ha elevado hasta el 36% de sus ingresos. Si usted hace los cálculos verá que Gerónimo opera con un déficit mensual de unos RD$15,000, que son cubiertos con trabajos ocasionales que hace su esposa y, en caso contrario, por los famosos "extra créditos" de su banco.

La situación económica de Gerónimo es muy frecuente en la clase media. Miles de dominicanos en su misma situación se enfrentan con una presión tributaria superior al 30%, y no reciben, como contrapartida, los servicios básicos de calidad que debe ofrecer el Estado. En otras palabras, de las cuarenta horas de trabajo semanal que Gerónimo debe realizar, unas quince horas son dedicadas para cubrir sus obligaciones impositivas (horas trabajadas para el gobierno), lo que, a su vez, nulifica cualquier capacidad de ahorrar. De hecho, se estima que cerca del 90% del PIB se dedica al consumo, una proporción exageradamente alta. Y claro está, esos son resultados de las políticas públicas.

En este contexto, es sumamente peligroso focalizarnos fríamente en el promedio de tributación de los dominicanos, sin detenernos en la distribución social de la carga tributaria. Y no es arriesgado decir que la clase media dominicana ha sido la más afectada por las frecuentes reformas tributarias que se han implementado en los últimos años. Los promedios son, con cierta frecuencia, engañosos, por lo que no es ocioso recordar el viejo decir de que un cuerpo con la mitad dentro del horno y la otra mitad en el congelador, podría tener una temperatura promedio aceptable, mientras se está clínicamente muerto.

Todos reconocemos la necesidad de tener una clase media numerosa y emprendedora, pues eso contribuye a fortalecer la gobernabilidad democrática, y crea mecanismos de mayor movilidad social. Muchos programas están destinados a lograr una mayor cohesión social, pero el entorno tributario va en dirección opuesta, y muchos se sienten amenazados de que pudieran ser desplazados de su condición de clase media. Con razón, en dicha clase hay tantos pacientes con la presión alta.