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Transporte

El Metro nació con el pecado original de la falta de transparencia en su presupuesto y ejecución y, para algunos técnicos, ni siquiera el trazado de las líneas era el más adecuado ni rentable. Pero ahora hay que seguir.

Lo que no va a ser solución para nadie es seguir invirtiendo cantidades importantes de dinero en líneas de metro, mientras no se deshace el nudo de las empresas transportistas, de carga y pasajeros, que controlan monopólicamente y con amenazas el sistema de transporte.

No ha habido gobierno capaz de que el estado de derecho, la libre competencia, los derechos del consumidor, etc... se respeten en el sector. Así, afectan a la productividad del país con su mal servicio de pasajeros, distorsionan el mercado cuando inciden en el sector turístico, entorpecen la competitividad del sector industrial con sus imposiciones en el transporte de carga. Afectan hasta la educación superior, puesto que su mal funcionamiento obliga a pensar en un carro para cada estudiante.

Más líneas de metro, sí. Pero si no solucionan lo otro, no hacemos nada.