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Homenaje a Gabo

Hay que Vivir para contarla: cuando en Los funerales de la Mamá Grande nos reunimos a recordar La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada, el tío nos interrumpió con Los cuentos de mi abuelo el coronel, y no nos pudimos contener el deseo de reír, al saber que El coronel no tiene quien le escriba y que en La mala hora le ha tocado pasar Cien años de soledad.

Pero eso no fue todo, inspirado como estaba, se puso de pie junto al fuego, pues teníamos encendida una fogata haciendo un grandioso te y El olor de la guayaba inundaba todo el lugar haciéndome recordar El amor en los tiempos del cólera, en fin, como les iba diciendo, se puso de pie junto al fuego y El general en su laberinto, levantó el pecho, inflando los pulmones dijo: Yo no vengo a decir un discurso, solo les quiero informar la Noticia de un secuestro.

El secuestro? Pero ¿a quien secuestraron, será a Erendira? Si es a ella habrá sido por Diatriba de amor.

Del amor y otros demonios, respondió el General, pero que estoy diciendo, no me interrumpa muchacho, yo solo sé que esto ha sido la Crónica de una muerte anunciada y no son Doce cuentos peregrinos, sino Todos los cuentos de El otoño del patriarca.

Kirsis Mota