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Lucha contra la pobreza

El avance que se ha logrado en la lucha contra la pobreza en todo el mundo ha sido impulsado por la acción de los gobiernos.

Los esfuerzos del sector privado, loables y costosos, no han logrado romper el círculo vicioso de la pobreza.

Es el Estado, con su poderosa fuerza, el único que ha sido capaz de transformar las sociedades, y lo ha hecho cuando sus líderes genuinamente se han ocupado de diseñar políticas públicas incluyentes, y de poner el dinero donde realmente se necesita.

Un programa de lucha contra la pobreza, para ser efectivo, tiene que establecer incentivos para que la gente se esfuerce en mejorar su condición. No basta el donativo, necesario en la primera etapa, sino que es imprescindible que las personas acepten que ellos son los responsables de salir de su estado formándose y formando a sus hijos.

La misión del Estado es dotar de las herramientas educativas, y proveer las condiciones para la creación de empleos que devuelvan la dignidad a los pobres.

La sola filantropía, que es donde se quedan muchos programas, es paternalismo barato que sólo busca comprar votos.

La verdadera lucha por la pobreza comienza por un cambio de mentalidad de los políticos, y un compromiso con las élites económicas para fomentar la producción y el mercado.

El asistencialismo sólo crea parásitos. Son las políticas públicas que convierten a los pobres en verdaderos ciudadanos las que funcionan. El político que no quiera entender eso, tiene que dedicarse a otra cosa.

atejada@diariolibre.com