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Uno no sabe para quién trabaja

La historia dominicana está llena de episodios en el que el cálculo de uno salió mal, y fue beneficiado el otro. De ahí la popularidad de la frase "uno no sabe para quién trabaja". Un ejemplo: el intento de reelección de Hipólito sólo sirvió para abrirle la puerta a Leonel Fernández, y enviar fuera del poder por doce años, hasta ahora, al partido blanco.

La frase puede aplicarse perfectamente a la situación con la Ley de Partidos y las modificaciones a la Ley Electoral.

Partidos que entienden que con la actual normativa llevan ventaja, pueden recibir una sorpresa al final de la jornada, pero donde el caso es peor es en las primarias internas.

Muchos candidatos a todas las posiciones electivas corren el peligro de quedarse fuera de competencia por cualquier albur del destino electoral, si no hay reglas claras que nivelen el terreno para todos.

Al ex presidente Leonel Fernández le pueden aplicar la misma medicina que le aplicó a Danilo Medina, al igual que a diputados, senadores, alcaldes y regidores que no gocen del afecto de los inquilinos del Palacio.

La falta de reglas claras ahora no le conviene a un determinado sector del partido morado. Esa es una coyuntura nueva en esa agrupación.

Por tanto, la Ley de Partidos que regule los aspectos primordiales de la competencia política es del mayor interés de todos, porque cuando llegue la hora del reparto, va a ser tarde para saber para quién trabajó cada cual.

atejada@diariolibre.com