Las reglas de juego

Si las autoridades, sean municipales o de otra jurisdicción, cambian continuamente las reglas de juego, no solamente la convivencia es difícil. Es que el ciudadano no tiene ni siquiera dónde ir a reclamar. Queda indefenso.

Es lo que está ocurriendo en el tema del ordenamiento urbano. Las reglas sobre uso del suelo y densidades habitacionales cambian arbitrariamente, rompiendo no sólo la estructura social del sector y la convivencia, sino también la inversión inmobiliaria.

Varios casos esta semana han movido a los ciudadanos de diferentes sectores de la capital a la protesta. En Gazcue, en una tranquila calle residencial, se organiza una oficina de documentación para los miles de ciudadanos haitianos que aspiran a regular su residencia en el país. Caos.

En el Malecón, la Procuraduría abre una oficina pública de atención al ciudadano en una torre que se ofertó y vendió como de apartamentos de lujo y con facilidades de servicio. Nadie explicó a los adquirientes que se podría dar el caso de que uno de los pisos se habilitara como oficina pública.

En el cementerio Cristo Redentor, los choferes de motoconcho han abierto una ruta que serpentea entre las tumbas. Ninguna autoridad se ha dado por enterada. En plena Avda. Sarasota, el colegio New Horizons proyecta un centro universitario frente a un nuevo mall y junto a dos hoteles. ¿De verdad cabe todo ese tráfico en una esquina?

¿No tiene el PLD urbanistas, arquitectos interesados mínimamente en organizar una ciudad vivible?

IAizpun@diariolibre.com