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Gadejos de Gonzalo Vargas LLosa

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Gadejos de Gonzalo Vargas LLosa

Es legítimo que una persona se preocupe y ocupe del dolor ajeno. Es humana la solidaridad con aquellos que son víctimas de atropellos o violaciones a sus derechos. No puede alarmar que un individuo haga suya la causa contra los que sufren las embestidas perpetradas desde el poder.

Es justo salir en defensa de una pequeña nación que está siendo amenazada o atacada por una súper potencia. Nadie puede quedarse con los brazos cruzados cuando vulneran los más elementales derechos de un ciudadano, no importa su raza, religión, etnia, grupo social, económico o credo ideológico.

Partiendo de eso, no se puede criticar que el señor Gonzalo Vargas Llosa, jefe de la misión del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) en el país, haga la defensa de los haitianos que llegan sin papeles y asuma militancia para que el Estado al que han llegado otorgue a esos extranjeros una nacionalidad que no les corresponde, y que ni siquiera su país de origen está en capacidad de documentársela.

Tampoco importa que el señor Vargas Llosa represente a una entidad de la cual no solo forma parte Haití, sino la propia República Dominicana, que se supone son naciones con los mismos derechos ante el concierto de la comunidad internacional.

Para el señor Vargas Llosa es intrascendente que en el diferendo Haití-República Dominicana, él haya adoptado una posición pública a favor de una de las partes, sin considerar que funge como jefe de misión del ACNUR.

Para el señor Vargas Llosa no tiene relevancia ni sentido la posición del Estado dominicano, adoptada por el único organismo que en tema de constitucionalidad tiene la palabra en República Dominicana: el Tribunal Constitucional.

Al señor Vargas Llosa, amparado en el cargo y en su rol adicional de atacar los intereses del país que le da albergue, le importa un ardite hacer causa común con fundaciones privadas estadounidenses que impulsan campañas contra la República Dominicana.

Al señor Vargas Llosa parece importarle un bledo que el mundo sepa que esas fundaciones son las que pagan las actividades de ciertas ONGs que operan tanto en el país como de aquel lado de la frontera.

Y aunque Juliana Deguis no es perseguida política ni refugiada cuya vida esté amenazada en República Dominicana o en su lar nativo, el señor Vargas Llosa la trata como tal y la sigue blandiendo como bandera para dañar la imagen de República Dominicana.

Parece insignificante para el señor Vargas Llosa que República Dominicana haya aprobado una legislación que servirá de marco para regularizar a todos los extranjeros que residen sin documentos en el país.

Carece de valor para el señor Vargas Llosa que el gobierno dominicano, atendiendo a esa legislación aprobada por el Congreso Nacional, diera a conocer un reglamento para su aplicación de manera que los ciudadanos extranjeros normalicen su situación en el territorio libre donde nació Juan Pablo Duarte.

Quiere ignorar el señor Vargas Llosa que los dominicanos enfrentamos un problema migratorio con ciudadanos de un país que ni siquiera está en capacidad de documentar su propia gente.

Trata de desconocer el señor Vargas Llosa que la Dirección General de Migración, el Ministerio de Interior y Policía y la Junta Central Electoral, entre otros organismos, hacen ingentes esfuerzos para cumplir con la Ley N°. 169-14 del 23 de mayo de 2014, la cual establece un régimen especial para personas nacidas en el territorio nacional, inscritas irregularmente en el registro civil dominicano y sobre naturalización.

¿Estaba en el país el señor Vargas Llosa cuando la Junta Central Electoral entregó ante los medios de comunicación la primera cédula de identidad a la haitiana Juliana Deguis, que ha procreado familia en este país, y que próximamente se le entregará su pasaporte?

¿Desconoce el jefe de la misión del ACNUR en el país que la señora Deguis y cualquier otro haitiano o extranjero que entre irregularmente al territorio dominicano no tienen la condición de refugiados ni apátridas?

¿Es en función de los principios y valores del ACNUR, creado hace 64 años que el señor Vargas Llosa actúa en el país? ¿Cómo define la entidad que él representa a los refugiados o desplazados? Veamos cómo dice el artículo 1 de la Convención sobre los Refugiados, enmendado por el Protocolo de 1967: “Una persona que, debido a un miedo fundado de ser perseguido por razones de raza, religión, nacionalidad, membresía de un grupo social o de opinión política en particular, se encuentra fuera de su país de nacimiento y es incapaz, o, debido a tal miedo, no está dispuesto a servirse de la protección de aquel país; o de quien, por no tener nacionalidad y estar fuera del país de su antigua residencia habitual como resultado de tales eventos, es incapaz, debido a tal miedo, de estar dispuesto a volver a éste”.

¿Acaso hay alguna diferencia entre los haitianos que huyen de la situación económica de su país y los dominicanos que zarpan en yola hacia Puerto Rico por las mismas razones? ¿Por qué el señor Vargas Llosa no le exige a Estados Unidos la nacionalidad americana para los dominicanos que llegan a Puerto Rico indocumentados? Ah, porque ahí no hay politiquería.

¿Por qué el señor Vargas Llosa se une a esa campaña de presentar a los haitianos que llegan al país en busca de trabajo como si fuesen refugiados o perseguidos políticos? ¿Es refugiada o apátrida la señora Deguis y los miles de haitianos y extranjeros que viven en este país? No lo son, pero él, no se sabe en condición de qué, anuncia que Juliana Deguis participará el 17 de septiembre en un foro en Holanda sobre la apatridia, a los fines de que ese cónclave sirva para seguir presentándonos como xenófobos.

¿Qué busca el señor Vargas Llosa con eso? La primera palabra del título de este artículo lo define: Gadejos.