Compartir
Secciones
Podcasts
Última Hora
Encuestas
Servicios
Plaza Libre
Efemérides
Cumpleaños
RSS
Horóscopos
Crucigrama
Más
Contáctanos
Sobre Diario Libre
Aviso Legal
Versión Impresa
Redes Sociales
opinion

Las cuentas nacionales

Expandir imagen
Las cuentas nacionales

El Banco Central acaba de publicar las nuevas cuentas nacionales, con referencia al año 2007 en vez de 1991, incorporando mejoras metodológicas y en la calidad de la información. Hay que reconocer y felicitar el esfuerzo que significa la realización de este trabajo.

De la consideración de estas informaciones surge una visión distinta de la economía dominicana. Es un mundo algo diferente que podría originar hasta suspicacia por la magnitud de las modificaciones acontecidas. Sin embargo, la conformación profesional de los equipos de trabajo y la asesoría externa recibida deben reforzar la confianza en la calidad de las cifras, aunque siempre es posible el surgimiento de errores en las estimaciones, pues se trata de asuntos muy complejos, cuya aproximación a la realidad entre otras cosas depende del grado de veracidad de las informaciones primarias.

Llama la atención comprobar que la economía en los años de la presidencia de Leonel Fernández, no creció en la magnitud que se decía, en particular en 2008, 2009, 2011 y 2012, sino muy por debajo. Y esto es cónsono con las dudas que surgieron en esos años sobre las cifras de las cuentas nacionales. Ahora es el propio organismo monetario que reconoce que esos no eran los números, que la economía no creció tanto como se había dicho. Recuérdese que eran años de recesión internacional, a pesar de lo cual se afirmaba que la economía dominicana estaba blindada a los acontecimientos externos. Bienvenida esa rectificación.

Alguien podría argumentar, ¿Y, ahora para que sirve, puesto que el efecto político se logró, si es que hubiera habido alguna motivación para hacerlo así? La respuesta es que si, existió ese efecto aunque fuera no voluntario. Es obvio que la corrección solo es válida si se hace el propósito de que incluya no solo el pasado, sino también el presente.

De la revisión de las nuevas cuentas nacionales surge el resultado de que en enero-junio de 2014 la economía se expandió en un 7.2%, que es un crecimiento extraordinario, en vez de 5.2% como lo habría sido sin los cambios introducidos.

Esa es una diferencia muy grande en favor del período actual de gobierno, que sería conveniente justificar con el mayor detalle para evitar restar credibilidad al monumental trabajo realizado, pues algunos podrían pensar que se rectificó el pasado pero el presente no, sobre todo ante las circunstancias de que no se ha producido un boom en la economía mundial ni se perciben factores internos con el suficiente dinamismo para sustentar esa nueva cifra.

Lo otro que llama la atención es la modificación sustancial en el peso especifico de los componentes de la demanda agregada. Hasta hace poco se creía que la economía dominicana era de alto consumo y baja inversión con respecto al PIB, lo cual se refuerza con la concentración del financiamiento en el consumo en vez de la inversión, y con la esterilización de los fondos de pensiones en las bóvedas del Banco Central en vez de dedicarse a la inversión.

Con las nuevas cuentas nacionales ahora resulta que somos una economía de alta inversión relativa y nivel relativamente bajo de consumo. El peligro es que este descubrimiento nos llene de autocomplacencia.

El país no debería desviarse de la necesidad de que se hagan mayores esfuerzos para reforzar la inversión, sobre todo porque la modificación de esta variable se atribuye a cambios cualitativos en la medición del aporte de la construcción, pero no así en otros sectores. Se requiere de inversiones más gruesas en el resto de los sectores productivos, incluyendo la manufactura, agropecuaria, electricidad, turismo, y también en la infraestructura.

Lo otro digno de mención es el cambio que se ha producido en la ponderación del peso relativo de los sectores. La agropecuaria sigue perdiendo relevancia, compatible con la tendencia mundial. La mayor caída la experimenta la manufactura local y esto si que es una sorpresa por la magnitud del cambio. Las telecomunicaciones pasan a tener el peso menor que siempre se creyó que debían tener. El turismo gana ponderación, al igual que algunos servicios como educación. Y la administración pública también crece.

Este país que muestran las cuentas nacionales hay que tomarlo con visión crítica y tener mucho cuidado de no ceder a la tentación de que todo está bien, con mayor inversión agregada, menos consumo, crecimiento más alto, y una pobreza que se reduce. Ceder ante la armonía y encanto de las cifras puede llevar a olvidar que es mucho lo que hay que hacer, sobre todo resolver los tantos problemas que de verdad existen.