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Narcotráfico, políticas ineficaces

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Narcotráfico, políticas ineficaces

Un grupo de líderes mundiales, encabezado por el exsecretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Kofi Annan, dio a conocer este martes 9 de septiembre, en Nueva York, un informe refrendado por la Comisión Global de Políticas sobre Drogas en el que se hace hincapié en la necesidad de un cambio radical de las políticas antidrogas que resultan ineficaces en el combate contra el flagelo.

Ex presidentes de gobierno de todo el planeta y figuras de prestigio internacional entregaron a los medios de comunicación y a instituciones públicas y privadas un informe que se adelanta a la reunión sobre drogas de la ONU, a llevarse a cabo en 2016, a los fines de que se dé un giro total a la forma en que se ha venido enfrentando el tráfico y consumo de drogas, debido a la ineficacia de los métodos empleados para combatirlo.

Más actualizado y humano parece el enfoque que hacen los líderes para que los gobiernos y la propia Naciones Unidas aborden el tema del tráfico y consumo de drogas con efectividad.

“Es necesario un régimen de control de drogas mundial nuevo, que proteja la salud y la seguridad de las personas. Las medidas basadas en ideologías represivas deben ser sustituidas por políticas más humanas y eficaces a partir de evidencias científicas, principios de salud pública y respeto a los derechos humanos”, son algunas de las recomendaciones de las figuras mundiales.

Ante el auge del tráfico y consumo, unido a la secuela que genera a nivel planetario, el informe fue respaldado por personalidades de amplio liderazgo como el propio Annan, y los ex presidentes Fernando Henrique Cardoso, de Brasil; Ernesto Zedillo, de México; César Gaviria, de Colombia; Rugh Dreifuss, de Suiza; y Jorge Sampaio, de Portugal, quienes presentaron las recomendaciones en el Museo de Arte Moderno de Nueva York.

Una de las sugerencias a la que arriba el informe tiene que ver con un tema de vieja controversia en las agendas de gobiernos, de la propia Naciones Unidas, la sociedad civil e instituciones que luchan por la erradicación de ese problema: es la despenalización del consumo y posesión de drogas, ante el fracaso de las medida prohibitivas y punitivas de los gobiernos a escala planetaria.

“Tomando el control: caminos hacia políticas sobre drogas que funcionen”, se denominó el informe que, entre otras cosas, insta a las autoridades mundiales a poner fin a la criminalización de los consumidores y a regular los mercados de la droga para impedir el brutal enriquecimiento de quienes trafican con sustancias estupefacientes.

Conscientes de lo controversial que resultan muchas de las propuestas planteadas, las personalidades insisten en la necesidad de estar alertas contra las burocracias que defienden las políticas inmovilistas, el sensacionalismo de determinados medios y las trampas que encierran conceptos que consideran superados como “tolerancia cero”, o “sociedad libre de drogas”.

Desde que las Naciones Unidas abordó el tema en 1998 delineando políticas globales para hacer frente a lo que se veía venir, jamás el tema había acaparado tanta atención de figuras públicas como en este momento. Y es que tiene una motivación principal: las políticas generales adoptadas desde esa fecha por organismos multilaterales y los gobiernos del mundo han demostrado no ser efectivas.

En el libro de mi autoría “Figueroa Agosto, El Poder del Narco”, publicado en 2010, en el capítulo X, hice referencia a las dos posiciones enfrentadas. Analizo las tendencias de ciertos círculos intelectuales, políticos y oficiales hacia la despenalización del consumo y posesión de drogas y, por otro lado, de quienes rechazan esa postura.

La inclinación a la despenalización toma más fuerza cada día por el derrotero negativo que han tomado los programas. El más reciente informe aborda como eje esencial de una nueva política eliminar la criminalización del consumo y posesión, y poner fin a los tratamientos de desintoxicación obligatorios, al tiempo que aboga para que se busquen alternativas al encarcelamiento para aquellos que participan a menor escala en el tráfico de drogas, como productores, correos y otras personas involucradas en la producción, transporte y venta de sustancias. Otro aspecto planteado como tarea pendiente es trabajar para reducir el poder de las organizaciones criminales.

Independientemente de las políticas que puedan ser adoptadas a nivel mundial, lo cierto es que el imperativo de estas sociedades es cómo encarar con voluntad, inteligencia y creatividad ese flagelo, de manera que sean efectivos los programas que protejan a nuestros jóvenes en los barrios y ciudades. En el continente, República Dominicana no es la excepción, el fracaso de la lucha contra el tráfico y consumo de drogas se refleja con una contundencia espantosa. El negocio ilícito abarca cada día más territorios, involucrando a mayor cantidad de personas con un resultado de muertes, enfermedades y encarcelamientos.

El tema de las organizaciones criminales y la violencia que éstas generan, se refleja en los resultados de la encuesta Gallup-Hoy, publicada el pasado lunes 8 de septiembre en la que el 64.4 por ciento de la población identifica la delincuencia (asaltos, robos y sicariato) como el principal problema que enfrenta la sociedad. En su gran mayoría, esos delitos están vinculados a las actividades de tráfico y consumo de sustancias prohibidas, como establecen otras exploraciones. La lucha contra este mal no es exclusiva de una entidad ni de un hombre, sino de toda la sociedad.

Al anunciar las conclusiones del informe en Nueva York, el expresidente de la ONU, Kofi Annan, dijo: “necesitamos políticas que funcionen basadas en datos científicos en lugar de medidas criminalizadoras que nos han llevado a cárceles superpobladas y a graves problemas de salud pública”.

Hay que adoptar reformas globales para problemas globales y locales, que regulen el suministro con criterios médicos rigurosos.