Los “errores” en las encuestas
Hay que ver cuántos de ellos son intencionales...
En una universidad dominicana, y como tarea propia, un grupo de estudiantes analizó "científicamente" las encuestas llevadas a cabo en el país en los últimos quince meses.
La experiencia fue interesante, pues desde el aula, los hechos se ven de manera diferente, incluso sin cambiar nada y haciendo del cálculo de las probabilidades una aventura fascinante. Solo volvieron a contar con los mismos números, y los porcentajes resultaron diferentes, y por igual la ubicación de los candidatos, cuyas posibilidades se modificaron de manera apreciable.
Los bachilleres no hicieron nada extraordinaria, sino que en sus lecturas (segunda, tercera o cuarta) no tenían cachuchas ni camisetas de partidos.
No se dejaron ganar de los consabidos prejuicios, ni interpretaron a tontas y locas, y sencillamente dejaron que la objetividad impusiera sus normas.
Si no había sol, aceptaban el nublado, pero si era luz, acogían el radiante.
No obstante, hubo una conclusión final, y debe ser lo importante. Hay mucho afán por adelantar escenarios, y esos apremios llevan a errores, ahora quizás perversos, pero luego serán fatales.
En una universidad dominicana, y como tarea propia, un grupo de estudiantes analizó "científicamente" las encuestas llevadas a cabo en el país en los últimos quince meses.
La experiencia fue interesante, pues desde el aula, los hechos se ven de manera diferente, incluso sin cambiar nada y haciendo del cálculo de las probabilidades una aventura fascinante. Solo volvieron a contar con los mismos números, y los porcentajes resultaron diferentes, y por igual la ubicación de los candidatos, cuyas posibilidades se modificaron de manera apreciable.
Los bachilleres no hicieron nada extraordinaria, sino que en sus lecturas (segunda, tercera o cuarta) no tenían cachuchas ni camisetas de partidos.
No se dejaron ganar de los consabidos prejuicios, ni interpretaron a tontas y locas, y sencillamente dejaron que la objetividad impusiera sus normas.
Si no había sol, aceptaban el nublado, pero si era luz, acogían el radiante.
No obstante, hubo una conclusión final, y debe ser lo importante. Hay mucho afán por adelantar escenarios, y esos apremios llevan a errores, ahora quizás perversos, pero luego serán fatales.